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Souya tenía periodos de tristeza muy prolongados, momentos en los que no importaba cuánto intentara hacer de todo en un día, simplemente, no podía deslindarse de ese sentimiento cruel y crítico.

Tampoco es que pudiera odiar y castigar a la tristeza por hacerle una visita. En la vida, tocaba sufrir un poco.

Pero, cuando el pesimismo se hacía un espacio a la fuerza dentro de la lluvia emocional, las cosas se teñían más de gris. Afortunadamente, había una persona que lograba equilibrar y hasta brindar la sensación de que su malestar se esfumaría en cualquier segundo.

Hakkai no era indiferente ni siquiera un caso alejado de la situación de Souya. Solía contagiarse de lo mismo, sentir que como persona no valía nada.

Tanto él como el chico de rizos alborotados, tenían corazones frágiles. Para no romperse y sangrar, intentaban mantener fuerte su coraza por medio de un abrazo nocturno o diurno, la verdad es que eso era lo de menos.

La clave era compartir un rato juntos, incluso haciendo nada, perdiendo el tiempo con el ruido del televisor de fondo.
Souya aprendía en cada ocasión, a conservar el pequeño fulgor de felicidad, mientras que Hakkai convertía sus miedos en vigor, para no desmoronarse. Sin querer, estaban creando amor.

Tal vez no uno romántico, pero en cada abrazo que compartían tumbados en el sofá, sentían amarse. Individualmente, entre ellos; amar la vida por darles un espacio de comodidad.

La soledad los obligó a buscar refugio en el mismo hogar, y a compartir los días, para no caer tanto en la monotonía, para que la tristeza fuese compartida y doliera menos.

—Hakkai, ¿Estás dormido?—murmuró Souya, echado en el cuerpo de su amigo.—Hakkai...—volvió a llamarlo.

Las luces del departamento estaban apagadas. Llevaban casi media hora abrazados, cómodos en el silencio y los suspiros, aparentando que dormían hasta que Hakkai hizo real su actuación.

Se quedó dormido sin dejar de abrazar a Souya.

El joven que todo el tiempo parecía odiar su destino, tenía una expresión más tranquila, somnolienta. Evitaba moverse mucho, pues no quería interrumpir los sueños de su amigo. Disfrutaba de la posición que tenían, completamente acurrucados, con una frazada a medio cuerpo.

Souya volvió a acomodar la oreja en el pecho de Hakkai, escuchaba el ritmo cardíaco ir lento, en golpes suaves, con pausas breves y relajantes. Todo ello se combinaba con la fuerte respiración del más alto, que ya estaba un poco congestionado.

—Dijiste que no te dormirías...—recordó el ojiazul, descansando la cabeza y frotándose despacio en la camisa ajena.—Eres un mentiroso...—como tal, amaba dormir abrazado a algo, en este caso, a alguien.

Hakkai solía ser empalagoso y siempre aceptaba todo tipo de abrazos.

Souya decidió invadir el sueño y tomar reposo, dormir junto a él. En la televisión siguió el programa que habían escogido para tener una tarde de ocio, delante estaba la mesa del centro con un envase de palomitas ya vacío.

El departamento necesitaba urgentemente una limpieza a profundidad, que por supuesto, no iban a hacer ese día.

Souya olvidó por instantes el mal que lo infectaba, se sintió otra vez puro, en calma. Hakkai absorbía sus malas energías y mantenía encerrada a una parte de la que él mismo tenía miedo.

El ogro azul fue condenado a través de una caricia y palabras de consuelo, transmitidas por gestos de amistad que rayaban con el amor.
Angry prefería no tomar la alternativa de llorar, porque lo hacía sentir débil cuando irónicamente se convertía en otra persona explosiva al no saber mediar sus emociones, así que se iba por caminos menos complicados.

Era curioso saber que Hakkai solía llorar por él. Accedía a la metamorfosis y ser todo un río de aguas intoxicadas cuando los dos se desnudaban el alma con sinceridad. A Angry le gustaba que Hakkai tuviera ese lado noble de querer ser de ayuda, y buscar métodos tontos para disminuir tristezas.

Souya quería a Hakkai, fue inevitable no quererlo aunque sea un poco durante todos los meses que llevaban compartiendo el mismo techo. Lo quería como un gran amigo que estaba en las buenas y en las malas.

Lo quería por ser igual de inmaduro que él, lo quería por ser divertido a veces, por hacerlo reír, lo quería por aceptar sus errores y tratar de mejorar, incluso lo quería cuando decía mentiras con tal de endulzar los conflictos.

Para Souya, era reconfortante saber que Hakkai era también un omega, ya que le temía a los alfas, y jamás se vería viviendo con uno a no ser que fuese su destinado o alguien de plena confianza.

Solo eran dos omegas alejados de sus familias, aprendiendo a ser adultos y cuidándose en el proceso.

Para Hakkai, tener a Souya como su amigo, era todo un regalo del cielo.

Quería seguir viviendo con él por varios años más, y esperaba cumplir con su ilusión.


N/A

En efecto, esto será un fic Hakkai×Souya, de temática omegaverse siendo omega×omega.

¿Por qué?
Porque se me dio la chin**** gana :)

Sé que no pegan tanto, pero a mí me gustan los shipps de todo tipo. Si a ti no te gusta, pues que decir, no lo leas, evita tener un ataque de repulsión más adelante, ya que meteré mucha cursilería en estos dos.

Habrá mención de Ringry y quizá de Mitsukkai.

Gracias por leer :D

Viviendo juntos|| Hakkai × AngryWhere stories live. Discover now