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Las palabras de la castaña fueron como un balde de agua fría para Maya, quien realmente no estaba entendiendo lo que sucedía, así que con la mirada llena de curiosidad e incredulidad volteó a ver a su jefa.

—¿Quiénes? –Preguntó.

—Tú y yo –Respondió ella soltando una risa nerviosa –¡Tú y yo nos vamos a casar! Sí.

—Oh, nosotras –Dijo atontada.

Sandra y Cate las miraron con curiosidad.

—¿No es tu secretaria? –Preguntó Cate.

—Asistente –Se apresuró a responder la morena.

—Asistente ejecutiva –Corrigió Jenna con una sonrisa –No sería la primera vez que alguien se enamora de su secretaría, ¿verdad, Cate? –La mencionada se removió incomoda al ver como su socia la volteaba a ver –Maya y yo solo somos dos personas que no debían enamorarse, pero nos enamoramos –La morena negó –Las noches largas en la oficina, los viajes a las ferias de libros.

—Algo pasó –Dijo Maya.

—Algo.

—Sí –La castaña sonrió falsamente mostrando sus dientes.

—Tratamos de resistir, pero este amor fue irresistible –Abrazó ligeramente a la morena –Entonces ¿Están de acuerdo con esto? –Se separó se señaló a sí misma y después señaló a la pelinegra –¿Están contentos? Porque nosotras estamos contentas, muy contentas

—Es fantástico –Dijo Sandra –Solo vuélvelo legal –Levanto la mano izquierda mostrándole su anillo de casado.

La morena sonrió y señaló su propio dedo mientras asentía.

—Bueno, eso significa —Miró a la morena de reojo –Que necesitamos ir a la oficina de inmigración para arreglar está situación.

Ambos jefes asintieron en aprobación.

—Sí, muchas gracias, señoritas. Eso haremos –Dijo la castaña sin dejar de sonreír.

—Señoritas –Se despidió la pelinegra, aún sin entender del todo lo que estaba sucediendo, entonces poco a poco se dio la vuelta y acompañó a su jefa a la salida.

Al salir de la oficina de los directivos, Maya pudo sentir como todas las miradas estaban sobre ella y sobre Jenna. La morena no era tonta, sabía perfectamente que el rumor de su supuesta boda con la castaña estaba actualmente siendo divulgado por los mails de todos los trabajadores de Bullock Blanchett.

Con incomodidad evidente, Maya se desabrocho uno de los botones de su camisa; el que todas las miradas estuvieran sobre ellas la estaba asfixiando y no podía creer como es que su jefa podía estar tan tranquila al respecto. Al pasar por los lugares de sus compañeros, muchos de los varones la miraban y hacían el ademan de aplaudirle por ganarse a la jefa, y, por otro lado, las mujeres negaban con la cabeza ¡Era una boda falsa!

—¿De verdad? ¿Con ella? –Preguntó la chica con la que cambió su camisa horas antes.

La morena la miro sin saber que decirle y continuó con su camino. Se adentró la oficina de su jefa y cerró la puerta para que nadie pudiese oírlas, entonces se acercó para quedar frente a ella.

Sin inmutarse de la presencia de su asistente, la castaña comenzó a quitarle las ligas a uno de los manuscritos que tenía sobre el escritorio, tomó una pluma y antes de comenzar a trabajar levantó la vista y se encontró con una morena visiblemente confundida.

—¿Qué ocurre? –Preguntó.

—No entiendo lo que está pasando –Confesó la morena.

—Tranquila. Te va a beneficiar.

𝙇𝘼 𝙋𝙍𝙊𝙋𝙐𝙀𝙎𝙏𝘼 [JENNA ORTEGA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora