CAPÍTULO 17

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Comencé a notar un calor externo a mi cuerpo; otra persona. Oía sus pasos al lado de mi posición, muy cerca. Debía hacerlo, estaba lista. Cogí aire y lo solté, después me abalancé sobre su figura con la mayor fuerza posible que logré al coger impulso. Su cuerpo era delgado y se parecía al de un niño pequeño.

—¡Ahh!—una voz femenina resonó en el centro comercial. De seguido soltó un improperio al toparse con el suelo y yo encima de ella.
Mantuve pegada su cara contra el frío mármol.

—¿Qué ocurre?—gritó otra más grave.

La chica se zafó de mí y trató de golpear en vano a lo que ella pensaba que era mi esqueleto, mas lo que había alcanzado con su puño eran simples gases que flotaban en el ambiente. Aprovechando su despiste volví a empujarla.

—No veo nada—añadió otra persona rápidamente.

Al tenerla inmóvil por fin, permanecí quieta. En esos pocos segundos fui capaz de oír los jadeos de Sam, me levanté y fui directa hacia lo que parecían unos dos cuerpos peleando ¿Qué cojones estábamos haciendo? ¿Por qué Sam había salido corriendo hacia ellos?

Traté de separar a Sam y a la otra persona, pero otro individuo consiguió propinarme un puñetazo imprevisto que provocó que me tambaleara hasta caer de culo. Mi cabeza dio contra la pared, de inmediato comencé a sentir pinchazos terriblemente dolorosos donde había recibido el golpe. Sin darme por vencida y decidida a ganar aquello. Dolorida y aturdida, pero erguida con decisión, volví a ponerme en pie.

—¡Oye gilipollas! ¡Aquí!—no fui capaz de ver su expresión, pero sabía que me miraba de forma incrédula. Era lo más lógico teniendo el conocimiento de que yo llevaba las de perder a menos que usara los poderes, cosa que descartaba a estas alturas del enfrentamiento. Si no se habían mostrado ya dudaba que lo hicieran a partir de hora.

La gran figura volvió a embestir contra mí, y provocó que algo impactase directamente en mi nariz. De nuevo caí de bruces contra el suelo. Toqué la zona herida y descubrí un líquido que se deslizaba orificio abajo. Deduje que era sangre, y también que si seguía así no lograría soportar mucho más. De verdad, ¿por qué Sam nos había metido en aquel lío? Hubiera sido una mejor idea escondernos o escaparnos de aquel lugar a escondidas. Pero ella dispuesta a que ya no tenía nada más que perder había decidido arriesgarlo todo. Y yo era incapaz de abandonarla.

Me volví a levantar con valentía, pero de pronto un último puñetazo impresionó sobre mi barriga.
Inconsistente y con lo que me quedaba de aliento.

—Sam...—pronuncié en un susurro.

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Los peligros de confiar #1Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin