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No podía dormir.

Sophia aun no había nacido y ya me estaba provocando desvelos. Nunca deambulé en las noches, tanto como en este embarazo. No se quedaba quieta un bendito momento. Me provocaba náuseas, me hacía ir al baño múltiples veces por hora y ni hablar de lo mucho que me cansaba al caminar. Por momentos me arrepentía de no haber tomado las hojas doradas, pero por otros me sentía orgullosa de mí misma.

El embarazo de Gemma, comparado con este, había sido la gloria. Lo que con ella había sentido, ahora estaba maximizado. No se comparaba. No podía decir que no lo estaba disfrutando, pues a pesar de que Sophia era más bruta, más entusiasta, seguían siendo caricias internas. Mientras las de Gemma habían sido suaves y apenas perceptibles, estas eran imposibles de perder. Eso me encantaba.

Yo solo... ya quería que naciera, y todavía me quedaba un mes.

Evan había decidido mover el televisor hacia el frente de la cama, pues últimamente en las noches yo no hacía más que ver alguna que otra cosa hasta caer rendida. Al principio lo hacía en la antesala, pero él dijo que no quería que me quedara dormida si no era con él, además de que «no podía dormir bien si no era conmigo». No le creí. Es más, me reí en su cara, pero me dejé mimar de todas maneras.

Me acomodé contra el respaldo de la cama, acumulando almohadas en mi espalda, y prendí el televisor.

Evan suspiró en sus sueños y tanteó con su mano hacia mí. Al darse cuenta de que no estaba acostada, abrió los ojos un poco y se arrastró hacia mis piernas. Abrazó mis rodillas, besó mi muslo desnudo y apoyó la cabeza en mi regazo. Hacía rato venía haciéndolo, y en cada ocasión se me escapaba una risa. Era cómica y linda la manera en la que ya podía moverse y encontrarme con los ojos cerrados.

Pasó media hora de lo que estaba viendo, cuando escuché quejidos en la radio.

Evan estaba tan dormido que ni siquiera se quejó cuando quité mis piernas de entre sus brazos. Cuando entré al cuarto de Gemma, la encontré parada en la cuna agarrándose de la baranda. No estaba llorando, pero sí a punto de hacerlo.

—Aw, Gem. ¿Qué pasa?

Estiró sus bracitos hacia mí cuando estuve lo suficientemente cerca. Bajé la barrera y la tomé por las axilas, acomodándola en mi cadera. Abrazó mi cuello y apoyó su cabeza en mi hombro al instante. La arrullé un momento, pero decidí que era mejor si volvía a mi habitación con ella. A pesar de que Gemma no era una niña grande ni pesada, no se suponía que yo hiciera tanta fuerza.

Revisé su pañal y emprendí camino hacia mi cuarto.

Evan había cambiado de posición y ahora estaba acostado boca arriba. La luz del televisor reflejaba en su rostro en diferentes colores. Me daban ganas de besarlo. Sonreí y me volví a acomodar sobre el respaldo, colocando a Gemma para que quedara apoyada sobre mi costado, entre su papá y yo. Ella ubicó su manito sobre mi barriga y me sonrió.

—Ella despierta —expresó con emoción.

Reí.

—Sí, ella está despierta. Y tú tienes que dormir, ¿no te parece?

Negó con la cabeza y se despegó de mí. Comenzó a acercarse a Evan. Iba a detenerla, pero decidí que era mejor que hiciera lo que quisiera. Después de todo, mañana él no trabajaría, ya que sería sábado. Gemma se subió el pecho de su padre y comenzó a dejar besos torpes en su rostro. Al principio, él parecía no reaccionar, pero a la larga tuvo que abrir los ojos.

A penas lo hizo, Gemma se largó a reír y una hermosa sonrisa se dibujó en los labios de Evan.

—¿Qué estás haciendo despierta? —preguntó con voz ronca por la falta de uso.

Ella sacudió su cabeza, llevando sus resortes al compás del movimiento. No dejaba de sonreír. Él la tomó por el torso y la movió hacia atrás, para luego ahuecar su cabeza y bajarla hasta su hombro. Con su gran mano ocupando toda la espalda de Gemma y la otra haciendo caricias en su cabeza, comenzó a cantarle.

Agarré una de las almohadas y la puse a un costado de mi cuerpo, para poder girar un poco y tener algo de apoyo. Me quedé dormida observándolos, deleitada, y sintiendo que bebé Sophia se calmaba también con la voz de su padre, incluso con el televisor de fondo.


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Para @ElizabethOrtizArt

No dedico capítulos con la función de Wattpad porque se me descuajeringa todo el texto. Wattpad y su ciclo menstrual... not my fault. Si tienen alguna escena que quieran recomendarme, soy toda oídos (u ojos xD).

Entre tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora