Capítulo 19: Susurros

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Ella lo observó en silencio, sus ojos expresivos más abiertos de lo normal. Su mirada le decía todo lo que necesitaba saber; aunque sabía que ella no lo pondría en palabras. No a menos que él la incitara a hacerlo, y eso era algo que todavía no estaba seguro de querer hacer. "¿Alguna vez me ha visto matar?"

Era extraño pensar que nunca lo había hecho. Matar era parte de su vida, una gran parte. Ella había estado en su vida antes y logró incrustarse en el fondo de su ser, pero no lo había visto asesinar a nadie tan cruelmente.

En ese momento, una parte ingenua y molesta de su cerebro (esa parte que probablemente nunca entendería) lamentó la acción. Él no quería que ella le temiera; pero, por otro lado, sentía una especie de curiosidad oscura. Este era él. Ella conocía su pasado y siempre había mirado más allá. Él la había insultado y tratado indebidamente en incontables ocasiones y sin embargo ella permanecía. Tenía curiosidad de saber si tenía un límite, pero al mismo tiempo, no quería descubrirlo. Lo mataba pensar lo mucho que la necesitaba a su lado; si ella lo hubiera dejado debido a esto, Vegeta no creía que pudiese soportarlo. No otra vez. Tosió ásperamente, con una voz profunda que sonaba como si hubiera una rejilla en su garganta.

—Esto fue...

—Lo sé —interrumpió Bulma, sus ojos azules enfocándose en la ceniza en el suelo. El aire olía horrible. A piel chamuscada y carne quemada. No quedaba nada físicamente, nada más que polvo, pero todos sabían lo que acababa de suceder. El olor flotaba en el aire como un recordatorio constante. Bulma se tensó— Lo entiendo.

—¿Estás segura de eso? —preguntó Vegeta, esforzándose en sonar indiferente. La vio mirar a su alrededor con vacilación.

Si ella fuera inteligente, ya hubiese salido huyendo. Pero Bulma se mantuvo de pie en el lugar. Observó su pecho agrandarse y caer en una exhalación profunda. Vegeta le frunció el ceño; ella era demasiado frágil para esto. Pero la mujer lo sorprendió asintiendo y acercándose a él. Sus dedos trazaron sus pómulos antes de darle un delicado beso en la mejilla.

—¿Recuerdas cuando te besé por primera vez?

No pudo evitar el sonrojo en su rostro. Vegeta odiaba esos actos vulgares en público, pero el recuerdo vinculado a sus palabras le hizo ignorarlo.

—Sí.

—Pensabas que te iba a atacar.

—Claro que no.

Ella sonrió entonces y lo besó de nuevo. Vegeta sintió que su estómago se contraía, una mezcla de bilis y diferentes dolencias por la emoción. Bulma tuvo la audacia de reírse.

—Necesitas relajarte.

—Mujer, ¿te das cuenta de dónde estamos? Sé que no eres tan idiota —Vegeta la quería más cerca, pero más que nada, la quería a salvo—. Freezer está cerca. No me relajaré...

Su cuerpo chocando contra el suyo lo tomó desprevenido. Era inesperado, casi antinatural, ese tipo de contacto. Él se puso rígido, aunque sabía que ella nunca hubiera tratado de lastimarlo. Sus músculos se tensaron, su mandíbula se apretó fuertemente, Vegeta gruñó antes de relajarse en su abrazo. Tan antinatural como era, también resultaba agradable. Sentía... no sabía lo que sentía.

Bulma acercó más su cuerpo al suyo, la suave tela de su ropa creando fricción contra su armadura de batalla. Vegeta suspiró con alivio. Aunque eso todavía no justificaba su comportamiento.

—Mujer...

—Cállate, ¿vale? Solo cállate y déjame disfrutar esto —lo apretó con más fuerza, sus pequeñas manos moviéndose hasta su espalda mientras hundía la cara en su cuello. La acción hizo que Vegeta sintiera una extraordinaria calidez. Parte de ello era vergüenza. Lo que sucedía entre un Saiyajin y su compañera se dejaba entre los dos, sin espectadores involucrados. Bulma estaba haciendo ruidos extraños y eso no le gustaba—. Cuando vi que no eras tú... por un segundo pensé... pensé que...

Deseos Peligrosos (Vegebul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora