En la nueva casa donde Hoseok llega a vivir luego de que su padre falleciera, comienzan a ocurrir sucesos escalofriantes que lo llenan de pánico, haciéndolo pensar que lo mejor es marcharse de ahí para siempre. Hasta que un habitante de otro plano t...
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En la sala de estar, Namjoon permanecía sentado frente a él, esperando impaciente a que el chico hablara.
Pero Hoseok se había quedado bloqueado por completo, teniendo miedo de él.
—Entonces, Hoseok, ¿de qué querías hablar con él? —Cuestionó una vez más sin quitar el gesto intimidante de su cara.
Los pensamientos de Hoseok hablaban demasiado fuerte, haciéndole tomar el control, ¿no se suponía que él era el amo? Namjoon no era su padre y no tenía porqué dominar su vida.
No tenía nada que agradecerle si solo se trataba de un empleado más de su padre, era precisamente a su padre a quién debía agradecerle por dejarle todos sus bienes. Además, no era ningún niño para dejarse dominar, tenía veintitrés años y, aunque no tenía mucha experiencia en la vida, tenía que comportarse cómo un hombre.
Alejó los miedos de su cuerpo y tomó la misma postura que Namjoon, relajó los músculos de su cuerpo acomodándose placenteramente en el sofá. —Ese no es su asunto, señor Kim. No recuerdo que mi obligación sea contarle hasta mi vida personal, no olvide su posición aquí...
Sintiéndose demasiado furioso y ofendido, el más alto apretó los dientes, dejando ver su molestia. —Mi deber es cuidarte, no te estoy pidiendo tu opinión.
Hoseok se levantó inmediatamente, molestándose también. —¡Pues siga cuidándome sin meterse en lo que no le importa!
Namjoon se levantó también y lo apuntó con su dedo índice, oscureciendo su mirada en furia. —¡No voy a permitir qué...!
Rápidamente Seokjin y Jimin aparecieron en la entrada. —¡Namjoon! —gritaron al mismo tiempo, interrumpiendo.
Hoseok resopló enojado y salió corriendo hacía su habitación, sin importarle la presencia de los empleados.
El amo de llaves talló su rostro con las manos y suspiró irritado.
—¡Debes dominar tus malditos impulsos, Namjoon! ¡¿Te das cuenta de lo qué estabas por hacer?! —Gritó el cocinero, acercándose.
—¡No voy a tolerar su imprudencia!
—Por favor guarden la calma... —Musitó Jimin, cruzando los brazos.
—No podemos permitir que haga amistad con nadie o va a saberlo todo... —Comentó Namjoon, volviendo a sentarse.
—Pero tampoco podemos negarselo... Es un adulto, solo tienes qué tener paciencia.
Namjoon chasqueó la lengua y salió de ahí.
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