𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈 ~¿𝐀𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐘𝐨𝐝𝐚?~

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La casa estaba, en pocas palabras, hecha un asco.

Entre las explosiones, el fuego, los disparos y los saqueadores todo indicio a una bonita casa había sido destruida. Apenas habían pasado unas horas desde el ataque, pero una gruesa capa de polvo ya cubría la mayoría de los muebles.

— Macho, debería traer aquí a Jacobi. — dijo Dariush, mirando alrededor. — Eh, tío, vamos a ver qué hay de comer.

Los tres se fueron a lo que debió de haber sido una cocina, dejándonos a Gabriel y a mi solos en aquel salón.

Al principio, cuando entramos en la casa la primera vez su agarre en mi mano se intensificó, hasta el punto en el que creía que me iba a romper algo, pero poco a poco se fue tranquilizando, soltando su agarre.

Aún así no dejo de darme la mano mientras repasaba cada pared.

[...]

Conseguimos despejar el suelo de la cocina, donde nos sentamos todos formando un círculo, pasando el tiempo como si nada por primera vez desde que todo esto había empezado.

— No debí haberte pegado. — Se estaba disculpando en ese momento Gabriel. — Fue culpa mía.

— No te preocupes, tío. Duele más ver toda esta mugre en mis Jordan.

— Pues yo discrepo completamente, te merecías ese golpe por casi matarme. — Dije, dándole un golpe suave en el hombro.

— Sabéis, tenéis suerte. — Volvió a decir Dariush, después de haberse reído conmigo. — No tenéis amigos.

Guau, de todas las cosas esa era la última que me esperaba oír. Incluso viniendo de Dariush.

— Esto es difícil para mí, ¿sabéis? Estar al loro de lo último de zapas nuevas, un cochazo, las pivas. — Continuó diciendo, ignorando las miradas ofendidas de todos. — Todos mis amigos son como osos. A la mínima que huelen debilidad, se lanzan directos al cuello. Por eso llevo esto — señaló el collar que le colgaba del cuello, escondido tras la tela de la camiseta. — Diamantes.

— ¿Dariush quiere decir capullo en farsi? — Le digo, manteniendo mi expresión lo mas seria posible.

— ¿Qué es el farsi?

— El idioma que tu madre gritaba cuando le saliste del culo. — Zhen Zhen se rió mientras terminaba de comer un cacho de pan.

— Eh, no hables del culo de mi madre. Ya os gustaría verlo.

Quien me hubiese dicho a mi esta mañana que iba a terminar bromeando y pasándomelo bien con el mismísimo Dariush.

— Oye, tío, sin ofender. Pero eso no parecen amigos de verdad. — Intervino esta vez Gabriel, dejando a un lado el tema del culo de la madre de Dariush.

— Ya.

Una luz iluminó la habitación entera, obligándonos a callarnos. Afuera se escuchaban los ruidos de una nave y alguna de esas criaturas raras. Se había vuelto costumbre que Gabriel me diera la mano cuando pasaban estas cosas, y esta vez no fue la excepción.

Despacio, alza su brazo, que antes lo ayudaba a apoyarse en el suelo y la junta con la mía, dejándola apoyada en mi regazo en una postura que probablemente sea muy incómoda para él. Pero aun así no la mueve.

Y lo cierto es que yo tampoco.

Apenas unos segundos después la nave se va, y todos volvemos a lo como estábamos. Suelto la mano de Gabriel, no queriendo estar en esa postura más tiempo del necesario.

𝑭𝒍𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒖𝒆𝒍𝒈𝒂𝒏 𝒃𝒐𝒄𝒂 𝒂𝒃𝒂𝒋𝒐 [𝑮𝒂𝒃𝒓𝒊𝒆𝒍 𝒙 𝑶𝑪]Where stories live. Discover now