24. Look how they shine for you.

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— ¿Y bien? — Carlos preguntó, viéndolo salir del consultorio.

— Está bien, me gusta aquí. — sonrió hacia él. — Volveré mañana.

— ¿Enserio? — lo miró sonriendo, mientras el otro asentía.

— Si, yo quiero ser mejor, por mi, por mi familia y por ti. — se ruborizó por completo al decir lo último. — ¿Quieres ir conmigo a la playa?

— Vamos a donde tu quieras. — asintió, ofreciéndole su mano y Charles la tomó, Carlos era su zona segura, tomar su mano lo hacia sentir libre y Kimi se lo había dicho, era momento de ser libre.

Ambos se dirigieron a la playa mas alejada de la ciudad, aquella donde no había nadie mas, solo ellos y disfrutaron de la compañía, Charles no solo sonrió como nunca, sino que rio a grandes carcajadas por las acciones de Carlos.

Y Carlos, el simplemente creyó que no había ningun sonido que le gustara mas que ese, la risa de Charles, era algo que quería escuchar el resto de su vida.

— Escribí una canción para ti. — confesó Charles, sentándose a su lado, con el mar mojando sus pies y su cabeza recargada en el hombro del mayor, justo cuando la puesta de sol comenzaba.

— ¿Una canción? — sonrió el mayor.

— Si, se llama Yellow. — sonrió también, sin mirarlo. — Aunque no es la única que he escrito para ti, pero las demás son tristes, esta es linda.

— ¿Puedes cantarla para mi? — preguntó en voz baja.

— Podría, pero quiero grabarla solo para ti. — sonrió.

— ¿Que tal solo una parte? Me muero de curiosidad. — Carlos pidió.

— No tengo ningun instrumento aquí. — negó el menor.

— Tu voz es lo único que necesitas para hacer que todo suene maravilloso. — se situó frente a el, acariciando su mejilla. — Canta para mi ángel.

De pronto la puesta de sol pasó a segundo plano, pues Charles solo pudo concentrarse en el hombre frente a el, aquel que le sonreía como nadie lo había hecho, que lo trataba como si fuese un tesoro, ese que lo hacía sentir seguro, el hombre al que ahora quería besar de nuevo.

Asintió, dejándose llevar por la tranquilidad que ese par de ojos marrones le transmitían, esa absoluta calma y el sentimiento de estar completo al fin.

Charles lentamente se acercó hasta el, eliminando poco a poco la distancia que los separaba, hasta rozar sus labios de forma delicada, sutil, tranquila, demostrándole todo lo que el le hacía sentir.

Lo besó con pasión, si, pero sobretodo con dulzura, sin apresurar nada, limitándose solo a disfrutar el movimiento al compás de sus labios, deteniendo el mundo por un segundo, haciendo desaparecer todo.

Porque si, lo había aceptado, Carlos lo hacia sentir único y especial, le daba seguridad y confianza, lo hacia sentir querido, cuidado, protegido y respetado, sabia que sentía mil cosas por el, pero no sabia que nombre ponerle al cumulo de emociones y sensaciones que lo hacía vivir.

Solo tenia la seguridad de una cosa y era que lo quería, lo quería como nunca quiso a nadie mas, de una forma pura y especial, tan especial como lo era el.

Look at the stars
Look how they shine for you...





•~•~







— ¿Seguro que no quieres ir conmigo? — Carlos preguntó por tercera vez, subiendo su equipaje a la cajuela del auto. — Es Brasil, un paraíso.

— Lo se, pero tengo sesiones con Kimi. — negó.

— Bien, te llamaré todas las noches, debes contestarme. — rio, para después mirarlo a los ojos. — Te voy a extrañar como un loco

— Lo dudo. — negó riendo. — No tendrás tiempo para pensar en mi, estarás muy ocupado.

— Tu vives en mi mente Charles. — le sonrió.

— Adiós Carlos. — sonrió, alejandose en dirección a la casa, con las mejillas completamente sonrojadas.

— Adiós ángel. — gritó, subiendo al auto.

— Me gusta el, es lindo. — Pierre habló, asustando a Charles. — Te hace bien.

— Pero yo no a él. — negó, soltando un gran suspiro. — Yo lo voy a lastimar tarde o temprano, lo se, porque así soy yo, lastimo y destruyo todo lo que toco...






•~•~







— ¿Como estas hoy? — preguntó Kimi.

— Bien, como todos los días, supongo. — se encogió de hombros.

— ¿Que significa “como todos los días”? — preguntó curioso.

— Siento un vacío, no se como explicarlo, solo se que despierto y hago las mismas cosas de siempre y ya, no hay nada diferente, no me siento diferente, solo muy cansado, de todo. — se encogió de hombros.

— Bien. — el rubio tomó una caja de chocolates. — ¿Quieres uno?

Charles negó de inmediato, sintiendo sus entrañas revolverse, los odiaba.

— No me gustan, los odio. — negó.

— ¿Los odias? ¿Puedo saber por qué?

— Mamá los compraba cada fin de semana, los guardaba para ocasiones especiales, así le llamaba ella a las veces en las que yo solía comportarme bien, cuando no hacia ruido, ni reía, ni lloraba, ni me quejaba de nada. — un nudo se formó en su garganta. — Me los obsequiaba como premios cuando me portaba bien.

— ¿Y por qué los odias entonces? — Kimi lo sabía, sabia el porque, pero necesitaba hacerlo hablar.

— Porque el también comenzó a darmelos como premios. — suspiró.

— ¿Quien es el? — Kimi volvió a preguntar.

— William, el esposo de mamá. — se encogió sobre su asiento.

— ¿Y el porque te daba premios? — presionó.

— Decía que porque era buen niño, porque no gritaba cuando jugaba conmigo, porque guardaba silencio, porque lo hacía sentir bien. — no pudo tolerarlo más y se levantó, otra vez estaba a punto de llorar.

— ¿Como lo hacias sentir bien Charles? — el estómago del rubio se revolvió por completo, tenia un mal presentimiento, sabia que no iba a gustarle la respuesta del monegasco.

— No quiero hablar mas sobre eso. — negó, tallando su rostro.

— Está bien, ¿de que quieres hablar entonces? — lo miró a los ojos.

— ¿Puedo no hablar mas por hoy? — pidió. — Por favor.

— Si. — asintió sonriendo. — ¿Que quieres hacer entonces?

— ¿Podemos ir al techo? — lo miró.

— Podemos hacer eso.




¡Gracias por leer!❤

Los amo, besos ✨

Ágape ||• Charlos •|| Where stories live. Discover now