53. Dejame curar tu corazón.

987 161 30
                                    

Carlos detuvo el auto frente a una pequeña y bonita casa blanca cerca del centro de la ciudad, bajando junto a Charles, quien solo observaba el edificio frente a el.

— En el último piso vivían el señor Lee y croissant. — una bonita sonrisa nostalgica se plasmó en su rostro al decirlo, devolviendo su mirada al español. — Y aquí, vivía yo...

Tomó el valor que necesitaba y abrió la puerta, recibiendo por completo un golpe de nostalgia al entrar.

Olía a polvo, pero aun podía distinguir el aroma a canela y si cerraba los ojos, podía aun escuchar esa canción en la radio, aquella que Suzette solía poner todas las mañanas.

Sonrió ante el recuerdo, abriendo los ojos de nuevo, centrándose en la pequeña sala frente a el, era extraño como en ese momento, ahora que Suzette no estaba, podía recordar algunos momentos en los que había sido feliz con ella.

— Solía sentarme ahí por horas, sin hablar, solo mirando a mi madre cantar mientras cocinaba. — miró a Carlos. — Ella tenía una voz muy dulce, amaba la música, tal vez eso lo heredé de ella.

Carlos no sabía que decir, para el esa casa representaba todo lo que Charles había tenido que sufrir, definitivamente no era agradable estar ahí, pero el monegasco lo necesitaba y aunque en ese momento estuviese enojado con él, no iba a dejarlo solo.

— Viví 14 años aquí Carlos, la mitad de mi vida está escrita en estas paredes. — sus ojos se llenaron de agua por segunda vez, mientras tomaba su mano, guiandolo por la casa, hasta llegar al atico, donde aun permanecía esa horrible manta delgada y su almohada. — Dormí aquí cada noche, al menos aquellas en las que no estaba castigado.

Tomó la manta, dejándose consumir por los recuerdos, hasta que un pequeño tren de madera llamó su atención y corrió a tomarlo.

— Fue el único juguete que me compró mamá. — una lágrima bajó por su mejilla, mientras se abrazaba al juguete. — ¿Por qué me hizo tanto daño? ¿Por qué si me amaba me lastimó tanto?

Carlos solo atinó a abrazarlo, intentando darle consuelo, mientras daba pequeñas caricias en su espalda, no quería decir nada, no queria invadir en sus recuerdos.

Charles se apartó y siguió recorriendo la casa, deteniéndose en la puerta de la habitación de Suzette, aquella en la que William lo había lastimado, pero no se atrevió a entrar, solo siguió de largo.

Recorrió cada parte de la casa, dando paso a su memoria, llenándose de recuerdos, hasta que tuvo suficiente, hasta que su corazón se desahogó, hasta que al fin pudo apartar todo el dolor y salió, cerrando con llave tras ellos.

— ¿Por qué volviste aquí? — preguntó Carlos al fin.

— Necesitaba hacerlo, necesitaba convencerme a mi mismo que todo había terminado, que ya había dejado todo atrás. — lo miró. — Todo está donde debe estar ahora, todo está en el pasado y ahí va a quedarse...







•~•~







— ¿Por qué estas aquí? — preguntó Carlos, sin querer esperar mas.

— Necesitaba irme Carlos, yo estaba ahogándome aquí, había mucho dolor y recuerdos, necesitaba descansar de todo. — lo miró a los ojos. — No quería hundirme de nuevo, no quería tener que regresar al hospital con la posibilidad de morir al fin, estaba cansado de eso...

— Pudiste decirme... — lo miró a los ojos. — Me abandonaste sin mas, un día solo dejaste de llamar y de responderme, te fuiste, me dejaste a un lado.

— Lo se, te lastimé y estoy arrepentido por ello, yo en realidad no espero que me perdones, pero era lo mejor para ambos. — Carlos negó, mirándolo con rencor.

— ¿Lo mejor para ambos? Te amaba mas que a mi propia vida, te adoraba, yo estaba dispuesto a dar mi vida por ti, ¿crees que fue lo mejor para mi que me  hicieras a un lado? — soltó con dolor. — Quería estar junto a ti, quería ayudarte...

— Te estaba intoxicando Carlos, yo te estaba haciendo daño lentamente, tu no podías dormir ya, tenías tanto miedo de que un día yo no despertara, dejaste a un lado tu vida por mi. — lo miró a los ojos. — Querías dejar tu carrera, querías dejar algo que amabas por mi, no podía permitirlo, yo ya no podía permitir que tu siguieras sacrificando cosas por amarme, no era justo para ti.

— ¿Y decidiste sacrificarme a mi? Decidiste que era lo mejor sacrificar nuestro amor... — una lágrima rebelde bajó por su mejilla. — No lo merecía, yo no merecía tu abandono, yo comprendí que quisieras alejarte de todo, me dolió pero lo entendí, no tenías que dejar de llamar, no tenías que dejar de responder, no tenías que dejar que la angustia me llenara por no saber nada de ti... Yo te habría esperado pacientemente por el resto de mi vida si me lo hubieses pedido.

— No era justo para ti, no era justo que esperaras por alguien que no sabía si realmente podría sanar, yo no sabía si podría volver. — acarició su mejilla. — Se que fui egoísta, pero lo hice por amor, me fui porque que te estaba haciendo daño y no podía seguirlo permitiendo.

— ¿Todavía me amas? — preguntó el español en un hilo de voz.

— Mas que a mi vida. — respondió en apenas un murmullo, acercandose lentamente a él. — ¿Tu aun me amas?

Carlos no pudo tolerar mas la distancia y tomó su rostro, besándolo con pasión, con delicadeza, pero sobretodo con amor, dejándole ver cuanto lo había extrañado.

— Te amo tanto que duele. — murmuró, juntando sus frentes.

— Dejame aliviar el dolor, dejame curar tu corazón...



¡Gracias por leer!❤

Los amo, besos 🫶🏻✨

Ágape ||• Charlos •|| Where stories live. Discover now