42. Sign of the times

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— Carlos... ¿Que ocurre? — Arthur lo miró preocupado, estaban por iniciar la carrera y su compañero parecía ausente.

— Charles llamó, estoy preocupado, dijo que se iría. — lo miró, observando con Arthur suspiraba. — Se que dijo cosas horribles para ustedes, pero debes entender que tiene razón, el vivió un horrible infierno y nadie lo ayudó.

— ¡No nos lo dijo! — gritó frustrado. — ¿Cómo podíamos adivinarlo? El no nos dijo todo lo que había pasado, no puede culparnos por ser felices, no a mi, ni a mis hermanos.

— Tienes razón, pero puede culpar a su padre, él lo dejó. — se puso a la defensiva. — Charles estuvo solo con esos monstruos por muchos años sin que nadie lo ayudara.

— Lo se y entiendo que nos odie por ello. — suspiró derrotado. — Es mi hermano y me odia, me odia por cosas que no hice, ¿Sabes lo que es eso?

— No, pero él, él no te odia, solo está dolido, lo se. — colocó la mano en su hombro. — Charles no es capaz de odiar a nadie Arthur, ni siquiera a esos desgraciados.

— ¿Cómo lo sabes? — preguntó dudoso.

— Lo conozco, conozco quien es. — sonrió con tristeza. — Lo amo por ello.

Su conversación fue interrumpida cuando uno de los ingenieros se acercó a informarles que la carrera estaba por comenzar y ambos asintieron.

Arthur se adelantó, dejando a Carlos solo nuevamente, quien aun ansioso por la situación llamó a George, pidiéndole que fuera a casa del monegasco, algo no se sentía bien, lo intuía.

Escribió un mensaje para Charles después de colgar con el británico, dejando su teléfono a un lado y yendo finalmente a su monoplaza.

Era la última carrera del año, estaba inquieto por ello, apenas les llevaba algunos puntos de ventaja a Max y Sergio, esta carrera definiría al campeón y no podía estar mas nervioso por eso.

•~•~

Charles sonrió, se había dado una ducha rápida, hacía calor, el sol brillaba intensamente y eso lo hacía sonreír, no había frío ese día, raro para la estación en la que estaban, pero no se quejaba, prefería que fuese así, gozar de un día cálido.

Estaba divagando, secando su cabello con la toalla cuando una llamada entró, sacándolo de sus pensamientos.

— ¿Que quieres William? — soltó despreocupado.

— ¿Donde estás? — escuchó su furiosa voz al otro lado de la línea.

— No es tu asunto. — respondió tajante, sirviéndose otra copa de vino. — Digamos que me tomé unas vacaciones de ti y de tu fastidiosa presencia.

— Charlie, cariño, ¿De que mierda hablas? — murmuró fastidiado. — Estoy rumbo a tu casa, te quitaré lo insolente a punta de latigazos, golpes o como sea.

— Adiós William. — colgó, apagando el celular, lanzandolo por la ventana.

Suspiró, dejando a un lado su copa de vino, centrándose en el cachorro, quien lo miraba curioso.

— ¿Que pasa copito? No te preocupes, ¿si? Carlos va a cuidarte bien, te ama tanto como yo. — acarició su cabeza, sonriendo al sentir como el cachorro lamía su mano. — Y te compré algo, ya sabes, para que me recuerdes, ¿lo harás cierto? No puedo llevarte conmigo porque ni siquiera yo se a donde voy, pero te amo, aunque seas ruidoso y molesto.

Los ojos del perro estaban enfocados en el, como si pudiera comprender de lo que hablaba, haciendo sonreír a Charles.

— Se me antoja comer pasta. — murmuró al aire. — Comeremos en el jardín, es un lindo día hoy.

Ágape ||• Charlos •|| Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ