diecinueve

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Yeonjun no tenía planeado buscar a Beomgyu. Luego de su conversación con Chan y haber pensado mucho en sus palabras, entendió que ya no había nada que pudiera hacer.

Había caído por Beomgyu.

Para Yeonjun era muy confuso el amor y todas esas cosas, las muestras de afecto y el cariño nunca había sido lo suyo, él siempre fue distante y aunque no lo pareciera reservado.

La palabra AMOR seguía siendo un misterio, o eso quería seguir creyendo, ya que cuando estaba con Beomgyu una ola de sentimientos desconocidos terminaban llenándolo.

¿Será amor?

Frustrado pateó sus zapatos arrojándolos lejos, se levantó del sofá y caminó hasta el balcón. La noche estaba hermosa, sintió un hormigueo en el estómago que lo hizo sonreír.

No supo cuantos minutos estaba parado allí, ni como paso de estar mirando el cielo estrellado a mirar las plantas que la señora Lee había plantado hace dos semanas en su jardín.

—¿¡Qué piensas hacer!? —Chilló Yiren espantándolo. Corrió hasta él y lo alejó del balcón— ¡Por Dios Yeonjun! No tienes por qué hacerlo, hay otras soluciones bebé.

Yeonjun frunció el ceño sin entender.

—¿Tan desesperado estás como para hacer e-eso? —Su hermana miró hacia el balcón haciendo un gesto que Yeonjun entendió a la perfección.

—Joder Yiren, solo veía las tontas flores. —Bufó Yeonjun girando sobre sus talones para sentarse en el sofá.

Yiren suspiró y se acercó a su hermano.

—¿Por qué no has ido con él? ¿Cuántas personas te lo tienen que decir para que al fin te des cuenta de que lo amas?

San tiró su cabeza hacia atrás soltando un gran grito de frustración.

—No quiero lastimarlo, él merece a alguien mejor.

Yiren frunció el ceño y golpeó la cabeza de su hermano sacándole un quejido.

—Tú eres ese alguien mejor. —Dijo tomando su rostro en sus manos— No puedes quedarte estancado, eres mejor que eso. No eres una basura, eso es solo lo que tú piensas, pero ¿sabes que pienso yo? —Yeonjun negó escuchando atentamente las palabras de su hermanita— Que eres una persona increíble, pero tienes miedo, miedo de lo desconocido, de salir herido. Yeonjun, en la vida hay que correr riesgos, caer y levantarse las veces que sea, y lo más importante aprender de nuestros errores.

Yiren sonrió y limpió una lágrima que escapó de los ojos de Yeonjun.

—Tú te equivocaste una vez y está bien, todos lo hacemos. Ahora lo que tienes que hacer es arreglarlo. Ve con Beomgyu, sé que el también tiene miedo, pero él te adora, y tú a él, ¿qué tienes que perder? Además, no dejaré que destruyas el Yeongyu.

El pelinegro rió y dejó un beso en la mejilla de la chica.

—Gracias.

Puso sus zapatos y salió corriendo de su apartamento.

—Buena suerte. —Musitó sonriente.

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La mano de Beomgyu se sentía tan bien bajo la de Yeonjun, encajaban perfectamente bien, al igual que nosotros.

El mayor mordió su labio inferior nervioso mientras caminaban hasta su departamento. El silencio que había entre ellos era incómodo y la tensión podía cortarse con unas tijeras.

𝙚𝙥𝙞𝙩𝙝𝙮𝙢𝙞𝙖 |YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora