PT11: Visita

1.7K 221 42
                                    

«  «  «

–"Hola, ¿quién es?"
Escribió Seungmin, recibiendo de respuesta un mensaje de voz.

–¿Qué tal amaneciste? Soy Jeongin.

El chico soltó un suspiro antes de fijar la mirada en la pantalla y nuevamente comenzar a escribir.

–"Tú... ¿Cómo tienes mi número?"

–"Digamos que tomé prestado tu
teléfono para anotar tu número"

–"Ya decía yo... Hasta me tomaste una foto dormido, ¿qué es lo que te pasa?"

–"Nada 😂
A qué te ves lindo."

–"¿Me vas a explicar qué
pasó anoche?"

–"Por chat no, que pereza. Más bien paso por tu casa, que creo que dejé algo allá"

–"Ah, ¿es tuyo?
Planeaba dejarlo en la basura o algo así."

–"Muy gracioso, paso en la tarde 🍻"

Soltó su teléfono, para luego dirigirse a la cocina para servirse un vaso de agua.

Sólo le quedó asumirlo, yendo a su habitación para recostarse un rato.

-

Por la tarde, Seungmin se encontraba tirado en su cama, chateando en un grupo de amigos de su WhatsApp.
Cómo era de esperar, que realmente lo estaba haciendo, sonó el timbre de la casa unas tres veces.

–Ya voy...- ¡Ya voy!– Gritó al ver que dicho chico seguía insistiendo con presionarlo una y otra vez.

Corrió a la sala lo más rápido posible, abriendo la puerta con un expresión obvia de estrés.

–Seungmin: Joder, no esperas un segundo.

–Lo siento, realmente amo esa chaqueta.

Yang Jeongin tenía el pelo ligeramente mojado, llevaba una camisa blanca con los primeros botones desabrochados, al parecer acababa de darse una ducha.
–¿La tienes ahí?

–Oh... La olvidé en la cocina, espérame aquí– Habló dándole un pequeño golpe al marco de la puerta antes de intentar retroceder, devolviéndose al ver al pelinegro dar índices de querer caminar– Hey, hey, ¿Para dónde vas?– Colocó una mano en su pecho descubierto, empujándolo hacia atrás.

–Jeongin: Voy por mi ropa, ¿ahora no me dejarás pasar?

–Seungmin: En mi vida quiero verte de nuevo dentro de mi casa. Sólo causas desastres.

–Jeongin: ¿Desastres de qué? Sí hasta te arropé... Hacía frío.
A que tu amiguito no hace eso.

Seungmin le dió una mirada desconfiada antes de girarse hacía el interior de su casa y comenzar a caminar, sabiendo que de seguro, el menor iría trás él.

–¿No tienes resaca?– Habló caminando junto a él con confianza.

–Sí, claro que sí... Y por culpa tuya– Respondió girando levemente su cabeza hacía él.

–Realmente es tu culpa, no te obligué a nada.

Ambos caminaron hasta llegar a la cocina, dónde se encontraba dicha prenda.

—Seungmin la alzó, acercándosela un poco a la nariz para olerla, para luego voltear a mirar al chico frente a él—Toma.

–¿Te gusta mi perfume? Sí quieres, puedo regalarte uno– Dijo con una sonrisa juguetona, tomando su chaqueta.

–Seungmin: No, tranquilo– Le devolvió una sonrisa forzada– Ya puedes irte.

–Jeongin: Mmh, pensé que me habías extrañado...– Dió un par de pasos para acercarse a él– ¿O ya lo olvidaste?

–¿Olvidar qué?– Habló en un tono suave, empujándolo con sus manos para quedar a una distancia considerable– Sabes que odio cuando hablas así, comienzas a estresarme.

–Con que era verdad...

—Seungmin lo miró con una expresión confundida, alzando una ceja— ¿Puedes ser más claro? No es la primera vez que dices algo así.

–¿Sabes...? Eso es tierno– Habló el pelinegro, acercándose demasiado al espacio personal de Seungmin– Yo sí me acuerdo.

–Seungmin: ¿Qué mierda?-- ¿Por qué actúas así?– Tomó las manos del menor, las cuales tenían intenciones de acercarlo y tomarlo de la cadera, pero que este evitó– ¿Qué--?

–Jeongin: Ya deja de fingir que me odias, Seungmin--!

–Seungmin: ¡Yo no estoy fingiendo nada!
Es más, ¿qué es lo que tienes?

El castaño lo veía con molestia, cada vez estaba más cerca y no soportaba el hecho de no poder hacer nada.
–Suéltame...

Habían pasado sólo un par de segundos desde que habló, inmediatamente comenzó a sentir unos suaves labios comenzando a marcarle el cuello, ya que con el sólo hecho de verlo un momento, vió como al contrario se le iba regando el labial a un lado.

Su cuello era sensible, las cosquillas y lo nervios no lo dejaban retroceder, sólo pudo ver al chico frente a él subir a su rostro.

Ambos se apartaron al escuchar un par de toques a la puerta, a lo que Seungmin se giró.

–¡¿Quién es?!– Gritó aún en la cocina.

–¡Soy yo, ábreme!– Habló Minho.

Al oír a su amigo, se giró a ver un momento a Jeongin, quién lo miraba con una pequeña sonrisa.

«  «  «

DRUNK | SEUNGINWhere stories live. Discover now