Capítulo 11

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Nunew parpadeó un par de veces mientras miraba hacia abajo en su mano. Ausentemente se dio cuenta de que llevaba un frasco de pastillas de color naranja. Su cabeza se levantó lentamente cuando se dio cuenta de que estaba de pie en su dormitorio. Nunew no estaba muy seguro de cómo había llegado hasta allí.

¿Por qué no estaba en el hospital?

Miró hacia abajo en su mano una vez más, preguntándose por qué estaba sujetando el envase. Sus dedos estaban enroscados apretadamente alrededor del plástico contenedor. Nunew estiró sus dedos y vio que se trataba de las pastillas que le habían sido prescritas meses atrás cuando sus padres habían muerto y los doctores le habían dado unas píldoras para dormir cuando él estaba sufriendo de insomnio. Recordó el fuerte efecto que tenían sobre él. Por eso había dejado de tomarlas. Nunew no podía entender por qué las tenía en su mano ahora mismo, dejó caer la botella al suelo mientras descendía hasta su trasero. Envolvió sus brazos alrededor de su cintura mientras recordaba todo lo que estaba pasando, recordando lo que le había sucedido a su Janis.

¿Había ella muerto y Nunew lo borró? JANIS.

—¡JANIS! — Nunew gritó su nombre mientras recogía la botella y arrojaba el recipiente contra la pared. Se rompió por la fuerza que Nunew había utilizado, enviando las pequeñas píldoras por toda la habitación. Nunew se balanceó hacia atrás y hacia adelante durante un tiempo, rezando para que ese no fuera el caso. Él cayó de bruces en sus manos y luego se puso de pie.

Mi DULCE JANIS.

Miró a todas las píldoras esparcidas por la habitación y luego golpeó los paneles de yeso en su habitación hasta que sus nudillos estuvieron ensangrentados y los pedazos de la pared se derrumbaron en una blanca pila de polvo y partículas sobre la alfombra. Aun así él la golpeó otra vez... y otra vez gritando el nombre de ella una y otra vez hasta que su voz se quebró y luego se volvió ronca. Se arrancó el cabello y gimió sin control. Nunew quería morirse. Él no podía manejar la vida sin su pequeña Janis. Perder a sus padres había sido tan traumático. No podía perder a su pequeña hermana, también. Nunew comenzó a destrozar su cuarto, deslizando su brazo en la parte superior de la cómoda, enviando el contenido volando aleatoriamente por el aire. Volteó la cómoda y le dio puñetazos al espejo que colgaba por encima de ella. Mandó los cuadros colgados en la pared a volar por la habitación como discos voladores siendo lanzados rompiéndose estos al hacer contacto con algo, enviando fragmentos de vidrio que se mezclaron con las pastillas que ya estaban allí tiradas.

Nunew  volteó hacia la cama y tiró la mesita de noche. La rabia lo consumía mientras su vida se convirtió en un viviente y respirante infierno. Sus emociones estaban en carne viva y le arañaban el alma. Estaba fuera de control y él lo sabía. No podía detener el choque de trenes mientras destrozaba la misma habitación que le había traído tanto consuelo, tanta alegría. Nunew se puso de rodillas, golpeándose con los puños las piernas mientras sollozaba. Él quería a su Janis. La quería en su casa. Él la quería a salvo y feliz una vez más.

Nunew se acostó de lado, extendiendo la mano y agarrando un puñado de las pastillas tiradas. Sus emociones se habían ido una vez más desapareciendo en el adormecimiento. Al menos cuando estaba adormecido, no dolía tan condenadamente.

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— Nunew.

Nunew lentamente despegó los ojos abriéndolos. Su visión era borrosa trataba de concentrarse en la voz llamándole por su nombre. Sentía la cabeza como si estuviera a punto de explotar. Por duro que lo intentaba, no lograba concentrarse.

— Nunew. Despierta, amor.

Nunew volvió a parpadear, pero él todavía no podía conseguir que sus ojos se enfocaran. Había una sombra de pie junto a él, un ángel de la guarda. ¿Estaba un ángel hablando con él? Nunew se preguntó si se había unido a sus padres y hermana.

El Vicepresidente de NuNew - ZeeNuNewWo Geschichten leben. Entdecke jetzt