♡ Papá, papá y yo ♡ [Zeenunew]

♡ Capítulo 12 ♡

Nhu se despertó con el sol, enroscado alrededor de Zee, con la cabeza apoyada en su hombro.

Al pensar en lo que había sucedido la noche anterior, se estremeció y se presionó contra Zee. Tras el incidente, había mantenido la calma, cuidando a Robin, lo ayudó a dormirse de nuevo. Incluso se había ocupado de los dos episodios de pesadillas que había tenido, pobrecito.

Sin embargo, ahora, con la luz de la mañana brillando alrededor y sintiéndose cálido y seguro en los brazos de Zee, no podía dejar de pensar en lo que podía haber pasado. ¿Y si algo le hubiese pasado a Robin? ¿Qué hubiese pasado si ese ladrillo lo hubiese golpeado? ¿Y si hubiera sido algo aún más peligroso que un ladrillo?

Trató de quitarse eso de encima, centrándose en la sensación de estar aquí, en la cama de Zee. Sin embargo, este no era el tipo de cosas a las que estaba acostumbrado, y sería tan fácil perder los papeles.

Miró por encima del hombro de Zee, sonriendo al ver a Robin y Kimberley con ellos, el niño acurrucado al otro lado de Zee, el bebé sobre el pecho de su padre. Zee los tenía a todos.

Nunew tenía el mundo entero, aquí mismo. Zee, los niños. ¿Qué más podía pedir?

La mano de Zee le acarició la espalda. Cerró los ojos y respiró, el toque lo relajó. Dios. Amaba a este hombre y a sus hijos. No importaba que no hubiese pasado mucho tiempo, era así y punto.

Los pequeños labios de Kimberley se movían como si estuviera succionando, su ceño fruncido. Contuvo su sonrisa. No iba a pasar mucho tiempo antes de que se despertara llorando por comida. Pronto tendrían que incluir cereales en su dieta, pero mientras tanto, podría prepararle su biberón. Empezó a bajar de la cama.

―Mmm. Quédate, amor. Estás calentito. ―Dios, se sentía bien escuchar a Zee llamándolo amor.

―Kimberley está a punto de estallar.

―No creo que estalle. Eso sería un poco desagradable. ―Zee besó la cabeza de Kimmie.

Se rió en voz baja. ―No has visto una explosión de pañales todavía, pero tienes razón, es desagradable.

Los ojos del bebé se abrieron, mirándolo fijamente. Él le sonrió. Dios, era linda. Le devolvió la sonrisa, parpadeando hacia él. Deslizó un dedo en su palma, los pequeños dedos se cerraron en torno a él.

―Hola, preciosa.

Acercó el dedo hacia su boca y la cabeza de Robin apareció desde el otro lado de Zee. ―Tiene hambre.

Sonrió y asintió. ―La tiene. Sabes cómo cuidar bien de ella, ¿no?

―Soy su hermano.

―Lo eres. Eres su hermano mayor. Ese es un trabajo muy importante. ―Robin asintió, muy serio.

―Soy un hermano mayor también. ―Y también un hermano menor.

―No, yo soy el hermano mayor.

Nunew se rió y asintió. ―Aquí lo eres. Quiero decir con mi mamá, papá y hermana, soy un hermano mayor, también.

―No. ―Robin frunció el ceño―. ¡Yo!

Zee se rió entre dientes. ―No lo entiende todavía.

―Sí, ya lo veo. Bueno, Robin. Tú eres el hermano mayor y yo soy el niñero.

―Eres Nunew. ―Robin gateó por encima de Kimberley hacia sus brazos―. Mi Nunew.

―¿Qué pasa si yo quiero que sea mi Nunew? ―bromeó Zee.

―No. Mío. Tienes al bebé.

Nunew reía a carcajadas, con los brazos en torno a Robin manteniendo al niño apretado. Robin se acurrucó en él y lo abrazó de nuevo.