.6. Cosas extrañas.

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[ Sonic ]

La frazada estaba calientita y la cama era bastante suave.
Lo cual me permitió el haber tenido un agradable noche. Debo decir. Es otro día que duermo con ella en la misma cama, y la verdad no puedo pensar en que me molesta. Porque eh notado que ella está más tiesa que un palo en toda la noche. Ni se mueve.

Está de espaldas a mí. Causa gracia la posición en la que duerme. Porque estando en mi cuerpo, ella duerme de lado y no boca arriba y en cualquier posición como yo.

Giro mi cabeza buscando una ventana por la cual ver. Recordé que si la hay. Y está justo al lado mí.
Hay luz.
Un poco de luz.

Me levanté tras ver que por el rabillo de la ventana se alcanza a distinguir una mínima pizca de luz.

Recorrí la cortina y abrí la ventana.

Parecía que..
Estaba amaneciendo.
Como si fuesen las 6:00 a.m. ¡Era la primera vez que ví luz!

—¡Amy! —le llamé, volteando a verla— ¡Amy, despierta!

Ella se movió hacia mí. Con expresión cansada, claro se acaba de levantar.

Se talla sus ojos y se sienta.

—¿Qué pasó?

—¡Parece que va a amanecer! —aclamé— ¡Mira por la ventana!

Volví a ver por la ventana. No había ningún faro de luz encendido. Aunque ya no era necesario. Podía ver lo que había ahí afuera.

Miré a Amy entusiasmado, mientras ella solo observaba a través de la ventana. Al final pareció feliz igual que yo.

—¡Sonic, va a amanecer!

(...)

Nos abrigamos con un suéter holgado de color verde cada uno. Parecía que la casa en la que nos habíamos quedado, pertenecía a un matrimonio. Porque tenían mucha ropa del mismo color y diseño.

Y volviendo ahora. Aquí afuera hace frío y ahora que puedo ver el cielo. Hay nubes grises, creo que va a llover.

—No creo que llueva —Dijo Amy caminando un paso más hacia la calle, cuando un sonó en lo alto un rayo— Olvídalo.

—Será mejor que busquemos un refugio —rodé los ojos— pero al menos tenemos esperanza. Creo que en un rato más sale el sol.

—Pues volvamos a misma casa —Amy señaló con el pulgar por encima del hombro.

Bueno, no podía negar que la cama era muy suave y la casa no estaba mal.

Otro rayo sonó en lo alto.

—Bueno, hay que entrar de regreso —aseguré.

(...)

Empezaron a caer gotas de lluvia, cayendo en las tejas. Sonaban, aunque las ventanas cerradas disminuyeron el ruido de las gotas estrellarse.

Amy cocinaba huevos revueltos y recalentaba un pan que parecía estar fresco. No hay nada como una recalentada en el microondas y suave de nuevo.

Me sorprendía el recurso y su habilidad de aprovecharlos.

Aunque aún no me sentía cómodo, claro. Por estar en otra casa que no era la mía.

—Aquí tienes —dejó el plato con dos huevos revueltos en la mesa.

—Gracias. Oye, Amy..

—Dime.

—¿Desde cuándo supiste que se te daba bien la cocina? Bueno, es que a veces hasta pareces una ama de casa profesional. O una madre.

Amy río ante mi comentario y se encogió de hombros como respuesta. Se sentó en la silla y colocó su plato en la mesa.

—En realidad Vanilla me ayudó con este aspecto. Desde los once o menos, creo. Y la verdad que no se me complica —tomó un trozo de pan blanco— así que ya es costumbre desde años.

No pregunté nada más y empezamos a comer en silencio. Bueno, creo que la lluvia hizo menos tenso el ambiente.

(.....)

[ Amy ]

Sonic se quedó en la cocina, viendo recetas y chismoseando los cajones del almacén.

Yo me regresé a la habitación, emparejé la puerta y me quité el suéter cuando sentí que ya no hacía falta. Aún seguía lloviendo y también aunque había muy muy poca luz antes. Las nubes, la habían oscurecido de nuevo.

Abrí el almario viendo la ropa. Me llamaba la atención el como había conjuntos de ropa igual.

Al estar recorriendo los ganchos con ropa tendida. No me había dado cuenta de que en la parte de abajo había una caja de zapatos.

Era negra y bastante grande. Pensé; «Ojalá sean algunas botas de mi talla»

Pero al sacarlo y levantar la tapa de la caja. Me di cuenta de que no eran zapatillas, lo que había ahí dentro no era absolutamente nada con similitud a lo que prometía su contenido.

Me quedé en shock cuando mis ojos recorrieron con detalle cada cosa.

Eran cajas de condones, ropa interior de mujer con forrado de encaje. Osea que estaba totalmente al descubierto.

Había más cosas de las cuales no quiero ni mencionar. Pues cerré la caja y la metí corriendo de  vuelta a su lugar.

No quiero ni imaginarme lo que hacen entonces en esta cama, la misma en la que pasé la noche.

Cierro el armario y me veo al espejo.

Me veo a mí misma.
Veo mi yo real.
Mi rostro.
Mi cuerpo.
Mi ropa.

Y no veo a Sonic. Que se supone estoy en su cuerpo.
Todo esto no me acabo de asimilar.

Me quito del espejo. Porque sé que al mirar las manos y girar el cuerpo estoy en el de Sonic.

Me siento en la cama, aunque ahora me incomoda.

(...)

[ Sonic ]

—Amy, aquí estás —ingresé al cuarto y cerré la puerta — ¿Todo bien?

—Sí —respondió acostada boca arriba.

—Creo que no va a parar de llover hasta más tarde —tomé asiento en el borde de la cama— ¿Qué hacemos?

—No lo sé. No se me ocurre nada. Y la hora sigue en doce.

Me levanté de vuelta de la cama y abrí el armario.

—Casi toda la ropa es compartida. Me sorprende.

Parecía que Amy había recorrido la ropa. Mis ojos bajaron cuando ví que había una caja de zapatos.

—Ah, una caja de zapatos. ¿Qué hay dentro? ¿Tú qué crees Amy?

—¡NOO, NO SE TE OCURRA ABRIR ESA COSA!!

Demasiado tarde.

×—×
.6. end 🖇️❗

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coautora de esta historia <3

Juntos A Medianoche. Where stories live. Discover now