.8. Nuestros cuerpos.

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[ Sonic ]

Pasamos otra noche...Siendo de noche. Si, como sea, que redundancia... Pero esta madrugada-mañana que me desperté. Sentía que había dormido lo suficiente, estaba muy oscuro y por la ventana golpeaba una rama de un árbol, escuchaba el estridente ruido del aire enfurecido. Y claro; a raíz de que no había pizca de sol. Aquí estaba cada vez más helado.

Mi cuerpo estaba calientito, seguramente porque que Amy me había abrazado toda la noche como de costumbre. Ella seguía sumida en su sueño profundo.

Me levanté de la cama, y de tan pronto, sentí como si el ponerme de pie, fuese más alto. Me abracé a mi mismo.

Sentí... Sentí que estaba de vuelta en mi cuerpo. Y parpadeando, limpiando mis ojos con mis puños. La vista se me aclaraba. Cuando logré ver la puerta. Corrí al baño, encendí la luz. En lo que me acostumbraba a la luz. Busqué mi reflejo en el cuadrado espejo del lavabo.

Ahí estaba yo, realmente estaba en mi cuerpo. Sonreí, medio soñoliento.

—¡AMY!

Grité, mi tono de voz estaba ahí. Yo estaba completo.

Corrí de nuevo a la habitación, y encendí la lamparita de a lado de la cama. Le dije su nombre varias veces. Porque ahora podía ver a Amy, ella también estaba en su cuerpo. Abrió sus ojos con pesadez, tenía sus puas alborotadas y medias ojeras.

— ¿Qué ocurre?

— ¡Estás en tu cuerpo, mírame bien, yo estoy en el mio!

Amy me miró entonces, sorprendida, dijo;

— ¡Sonic, pero si estás en tu cuerpo de verdad!

Ella se enderezó y se arrojó a mis abrazos.

No duró ni dos segundos cuando se separó. Encendió la luz de la habitación y fue a verse en el espejo, para decir en voz alta, mientras miraba con atención su cuerpo.

—¡Eh vuelto a mi cuerpo, tengo a mis chicas! ¡Ohh, cómo las extrañé! —con sus manos, abrazó su pecho.

Bueno, yo mejor ni coreo en voz alta lo que me hacía falta.

(...)

—¿Qué hora es? —preguntó Amy.

—Sigue sin moverse la manecilla. Aunque hace mucho viento. Deberíamos salir a caminar.

—Me da un poco de miedo aún, tener que salir a la calle —respondió Amy.

—Un poco, pero al menos tenemos nuestro cuerpo de nuevo —alcé mis manos y estiré mi cuerpo— Como me hacía falta mi super velocidad.

(...)

Cargué a Amy en mi espalda y anduvimos caminando al comienzo. En lo que me acostumbraba de nuevo a tener mi cuerpo.

Aquí afuera hacia neblina y mucho viento. Intenté entonces usar mi supervelocidad, advertí a Amy que ocultara su cabeza en mi hombro. Apenas heché la pierna hacia atrás para tomar impulso;

Una cortina de humo parecía estar a lo lejos.

—¿Qué es eso? —cuestioné horrorizado.

Corrí con Amy en mi espalda, hasta llegar al frente.

Y si, era verdad. Amy se bajó de mi espalda, ambos nos miramos confusos, luego con desconfianza, fue ella la que alargó la mano para tocar, quitó la mano rápidamente.

—Es..Es un muro. No se puede atravesar —dijo Amy con voz entrecortada.

— ¿Eh? No, no creo.

Toqué yo, y solo sentí lizo. Cómo si hubiera una pared, mi mano no podía atravesar la oscuridad.

—Qué demon...

—Nos están encerrando...

—No, no creo. Debe ser parte del proceso de la luna. Amy, ya estamos en nuestros cuerpos, no hay que tener miedo. Todo tiene que volver a la normalidad.

Observé a la derecha e izquierda. La pared negra se extendía a lo largo. 

Estábamos acorralados.

×—×
.8. end ❗🖇️

Juntos A Medianoche. Where stories live. Discover now