31. ¿Confías en mi?

431 58 83
                                    

Vladimir Romanov

Hallo el sobre blanco esparciendo las dos líneas blancas que sorbo con lanariz. Emprendo el viaje lejos de la casa abordando una de las camionetas, se supone que Sodoma acepto trabajar para mi padre y este me mando a traerla, la pelea con Maxi me sigue sonando en la cabeza y aunque quiero evitar pensar en eso las pesadillas vuelven.

Salgo de Sodom aventurandome en las carreteras congeladas que le dan pasó a la zona industrial, atravieso North Pole buscando, acelero saliendo en dirección al punto de nuestro encuentro y analizo como demonios evitaré que me parta una botella en la cabeza con lo loca que está intentando distraer mi mente pero no funciona...

Kilómetros llenos de recuerdos dolorosos, de culpas y represiones.Dejo el vehículo a la mitad de la carretera adentrándome en el bosque lleno de nieve. Inhalo dos líneas decoca sentandome bajo un árbol. Vienen de nuevo los miedos. Esas manos inexistentes, su rostro, los truenos.

Aprisiono las rodillas contra mi pecho soltando el grito que tengo atrapado en la caja torácica. Me balanceo con aquel desespero y en medio de las alucinaciones el rostro de mi madre es reemplazado por el de ella, por la misma persona que por un momento me hizo sentir normal como si fuese un joven común y corriente.

El éxtasis de los alucinógenos es de varias horas porque la tarde le dio paso a la noche de repente. Me pongo en pie volviendo a la carretera y sorbiendo el poco alucinógeno que me quedó.La falta de alimentos me tiene débil, estoy desorientado y los ojos me arden en tanto conduzco a lo largo de la carretera vacía. 

Los recuerdos no dejan de torturarme y de la nada me veo pisando el acelerador.Mi entorno se oscurece por una fracción de segundos y freno cuando siento el estrellón del cuerpo que sin querer arrollo con la camioneta.

― Joder ― salgo de inmediato al notar quien es y la veo más adelante del auto tirada en el piso.

Estoy muy desorientado y sé que este no es territorio de la BRATVA, miro a todo lado asustado el cabello aunque está cortado le cubre el rostro y debo moverla para verificar que sigue respirando.

― Hey, hey ― la llamo y no despierta, así que lo que mejor hago es levantarla como puedo llevándola a la camioneta.

Me vale mierda si se rompió un hueso, el hecho está en que debo regresar con ella, la acomodo en el asiento del copiloto y regreso por la mochila que dejó tirada, reviso y tiene una identificación dentro junto a algo de ropa y solo dos billetes es lo que carga con ella.

Leo el nombre y la miro ― Así que ______ Morningstar, ladrona ― susurro y poso mi mano en su cuello tratando de verificar que sigue viva.

La droga sigue en mi sistema y lo que sea que me atormentaba se mete en los cajones más oscuros liberando el lado humano que siento con ella, el lado humano en aspectos de no tener unos malditos recuerdos acechando, por que ahora sí pienso cobrarme sus chistes.

______ Morgan Muller
a la noche siguiente

― Me lleva mi padre... no mames ― me quejo cuando siento que todo el cuerpo me duele.

Parece que me hubiesen metido la cabeza a hielo seco por que me va a reventar. Duele bastante, la espalda me arde e intento abrir los ojos, pero no puedo ya que la angustiante punzada me recorre toda la cabeza. Juro que voy a arrollar con un tren al que me hizo esto....

El entorno está oscuro, yazco acostada boca arriba con un lujoso techo sobre mí, todo me da vueltas, no sé cuanto tiempo pasó. Toco las sábanas de seda tratando de identificar el sitio donde estoy, pero algo me dice que no es un hospital y con mareo logro incorporarme en la cama gigante, el pecho me duele y ni que decir de las costillas, siento que se me están enterrando en los pulmones.

ENEMIGOS (T/N en Pecados Placenteros)Where stories live. Discover now