Old Angel Midnight

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"Chico, dijo el ángel, en este increíble delirio sin sentido tuyo; me hace suponer que pensarías que vivirías un momento más sencillo" – Jack Kerouac

"Chico, dijo el ángel, en este increíble delirio sin sentido tuyo; me hace suponer que pensarías que vivirías un momento más sencillo" – Jack Kerouac

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Doppelgänger.

Era un término alemán que Ash había conocido bastante joven, oculto entre las líneas de una de las vetustas novelas que a Blanca tanto le gustaba recomendarle; y que no dejaría de empujar frente a él; hasta que Ash le diera una oportunidad.

La traducción más burda y simplista del mismo era "aquel que camina a tu lado", y la manera que la gente había encontrado de adaptarla al mundo de la ficción, había sido a través de la existencia de personas, como, los gemelos malvados.

Sin embargo, Ash estaba mucho más familiarizado con las leyendas nórdicas, gracias nuevamente- a los gustos de su maestro.

En estas, eran mucho más parecidos a un mal augurio. Cuando los veía alguien que te conocía, normalmente significaría que una gran ola de mala suerte estaba a punto de acontecer.

Y, cuando uno mismo se los topaba; quería decir que tu muerte estaba cerca.

.

Ash observó su reloj de pulsera, mientras suspiraba. Apenas había pasado una hora y un poco más dentro de su autoimpuesto paseo lejos de casa.

Una ráfaga de viento golpeó su rostro, haciéndolo maldecir; mientras acomodaba su chaqueta sin cuidado. Hacía frío.

Sus pies lo habían llevado sin dirección exacta, tras abandonar su nuevo hogar. Al parecer, su cerebro mucho más interesado en intentar no pensar en la imagen de Sing, con su mejilla herida, y en la manera tan rauda en la que Eiji se había apresurado a cuidarlo, como si aquella fuera una ocurrencia de lo más normal.

Es su amigo, Ash.

Había intentado razonar su mente, con un tono de sabelotodo que usualmente estaba destinado para la gente más densa de pandillas rivales, y no para él mismo.

Justo como tú lo eras.

Y Eiji haría exactamente lo mismo por él.

O, por cualquiera, que gozase del lujo de llevar ese título.

Esa era, después de todo; una de las cosas que simplemente lo hacían excepcional. Su capacidad de siempre querer cuidar de todos.

Ash lo sabía.

Era una de las cosas que más amaba de él, después de todo.

—Ha...—Se rio entonces, mientras detenía su andar y dejaba que su mirada se enfocara en el cielo nocturno de la ciudad. No había estrellas—Quién es el mocoso ahora...

Se preguntó, antes de suspirar.

Sus manos acariciaron su rostro, sintiéndolo helado. Quizá ya era hora de regresar.

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