ੈ🍷SIETE

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Cuando Barcode regresó a casa, ya eran pasadas las dos de la mañana.

Era obvio que Apo estaría dormido pues aún le tocaba trabajar dentro de unas horas.

Sin hacer ruido fue a su habitación y al sentarse en la cama, unos sonidos raros provenientes de la habitación de su mejor amigo lo dejaron pensando.

¿Qué demonios?

¿Esos eran chasquidos?

Espera... ¿Apo había traído a alguien?

Como en todo lugar, en su casa había reglas, y una de ellas era que estaba prohibido llevar amantes, pues era su lugar sagrado y no lo arruinarían yendo a follar con gente irrelevante.

Incluso él sólo había llevado a su novio unas dos veces, y con Apo estando

ahí. Por eso, le parecía inaudito que Apo haya roto esa regla.

Enfurecido, se puso de pie y sin tocar, entró abruptamente al cuarto del mayor y encendió la luz.

—¡Apo! —Exclamó sorprendido.

Apo yacía en su cama, sólo con un bóxer, a su lado estaba...

—¿Qué demonios están haciendo?

—Le enseñaba a Ranger nuevos trucos. —Respondió tranquilo.

Exacto, Apo estaba en la cama y junto a él, su Lobo negro que mordisqueaba un especie de juguete chillante.

Y el sonido que emitía era obscenamente parecido al de los chasquidos de los besos. Barcode estaba colorado pero por haber desconfiado de su amigo.

—Por Dios Po... Yo pensé...

—Pensabas que estaba con alguien. —Afirmó con una sonrisa comprensiva. —Tenemos un acuerdo Code. Sabes que lo respeto.

—Sí yo... —Se pasó la mano por el pelo. —Lo siento. Creo que sólo estoy aturdido.

—¿Todo bien? —Preguntó el mayor con preocupación.

—Tuve una pelea con Job... —Confesó sombrío.

El molesto sonido del juguete se detuvo.

—Oh...

Apo se puso de pie y abrazó a su amigo, sabía que a este no le gustaba el afecto, pero él siempre lo abrazaba o besaba, no podía evitarlo, amaba a su mejor amigo.

—Y esta vez no fue mi culpa. —Dijo el más bajo aferrado a la espalda del peliazul

—De acuerdo. —Acarició las hebras castañas con cariño. —Ve a descansar y si gustas, podemos hablar cuando vuelva del trabajo.

Barcode asintió pero no se movió, se sentía bien ser mimado por su amigo.

-¿Por qué entrenabas a Ranger a esta hora? —Cuestionó mirando al perro, éste sólo movía la cola mientras los miraba.

—No podía dormir. —Contestó con simpleza.

—¿Y por qué sólo estás en bóxers? Tú no duermes así. —Volvió a cuestionar.

Esta vez, Barcode observó a su amigo detalladamente, tenía el pelo alborotado, además tenía unas leves marcas rojas en el cuello, pecho y tenía una especie de mordida en el labio inferior.

Apo se puso nervioso. —Y-yo... Sólo tenía calor.

—Ahora mismo luces como un tipo que ha sido satisfactoriamente follado. —Especuló con una sonrisa burlona.

Apo se puso rojo como tomate, y se apartó del abrazo. Ranger bufó.

—¿Tuviste acción mientras no estaba? —Preguntó paciente.

—Claro que no. Simplemente tengo alergia, sabes muy bien que tengo piel sensible. Pero Barcode no le creyó absolutamente nada.

Apo de verdad lucía como un actor porno que recién terminó de filmar una escena sexual. Él sabía aceptar que su mejor amigo era un hombre sumamente caliente.

Con ese rostro angelical y luego ese cuerpo tan bien trabajado con curvas por todos los lados justos.

Apo sería el hombre ideal para él, lástima que quería mucho a su novio.

—Apo, somos mejores amigos desde pañales, te conozco y sé que me mientes. Sabes que puedes confiar en mí, hasta hoy, te he sido leal.

Apo jugó con sus dedos y miró a Ranger.

¿Sería buen momento para decirle la verdad?

—Code... ¿Tú crees en cosas sobrenaturales?

—No. —Contestó sin rodeos.

—Pero... Si tuvieras las pruebas frente a ti... ¿Aún así no creerías?

—Bueno... Con pruebas puede que si crea. Ranger y Apo volvieron a mirarse.

—Entonces...

—Entonces me voy. —Declaró girándose a la puerta. —Estoy muerto.

—¡Pero! —Intentó detenerlo.

—Hablamos después Po. Buenas noches. —Besó su mejilla como siempre. —Buenas Noches Ranger. El perro ladró. Y luego Barcode había desaparecido.

Apo se quedó estupefacto mirando la puerta cerrada. Suspiró resignado y volvió a apagar la luz.

—Creo que aún no es el momento, Po. —Dijo Mile que se ponía unos bóxers.

—Pero... No podemos alargar más la situación. —Apo regresó a la cama.

—No, pero Barcode parecía cansado, mucho más con lo de su novio. —Mile abrazó al mayor y escondió su rostro en el hueco del cuello.

—Además sospechó de nosotros. —Dijo acariciando los ondulados cabellos del Alfa.

—Es que eres muy ruidoso. —Susurró acercando su boca a la del peliazul

—¿Entonces por qué no me callas? —Ronroneó.

Y la noche siguió llena de besos sutiles hasta que el sueño los venció.


My Sweet Wolf

My Sweet Wolf- MileapoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora