○¿𝑼𝒏 𝒓𝒆𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒐?○

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La luna estaba en su punto más alto, está noche estaba llena, el protector se había despertado debido a un extraño sueño y una sensación muy rara, era como si le pidieran revisar si su protegida estaba bien.

Rápidamente se levantó, colocó su ropa, sus botas, y sus armas, esos símbolos de valentía que lo hacían distinguir ante los demás guardias.
Salió de su cuarto y rápidamente se dirigió hasta los aposentos de aquella mujer.
Tocó tres veces.

- Mi señora...

Nadie contestó. Por un momento supuso que estaba profundamente dormida, pensó que sus sueños le habían dado una mala jugada, pero esa preocupación aún persistía, así que volvió a tocar.

- Mi señora, Hylia....

Nadie contestó, fue así que por primera vez, se atrevió a abrir la puerta de aquellos aposentos que nadie había sido digno de ver, sin embargo, está era una emergencia.
Y tal como lo suponía, no había nadie dentro.
Rápidamente salió de aquel templo sujetando una manta blanca, no hizo tanto escándalo, pues alteraría a los demás guardias y estos harían un gran movimiento despertando a medio pueblo.

El frío golpeó su rostro, miro el reloj de su pantalón, regalo de los modelo DL-301N del desierto de Lanayru, se dió cuenta que apenas y era la una de la madrugada, pero sabía que algo andaba mal.
Rápidamente saco su caballo del establo, mientras galopaba por aquel campo completamente verde pensó dónde es que podía estar su protegida, y entonces recordó un lugar.

Unos minutos bastaron para llegar a aquella colina frente a el pueblo de Hyrule. A lo lejos vio a un hermoso pura sangre blanco recostado en el pasto, la había encontrado. El viento seguía, pero en menor cantidad, dejo a su caballo azabache al lado del blanco y se dispuso a caminar hasta la colina sujetando la manta entre sus manos.

El sonido de una hermosa Lira se escuchaba a lo lejos, esa hermosa melodía que la señora Hylia tocado desde hace mucho solo para él.
Una cabellera rubia se movía con el viento, pero parecía bailar al compás de este, esa era una de las tantas imágenes más hermosas que el protector podía tener de aquella mujer.

- Lamento haberte despertado ××××××.- dijo la mujer con una pequeña sonrisa.

- No fue su culpa, mi señora- el chico se acercó hasta donde estába la mujer para cubrirla con aquella manta de algodón.

- Gracias...

El protector seguía de pie a su lado mientras miraba a su pueblo, aquel pueblo que le había sido encomendado cuidar junto a la Señora Hylia. El sonido de los grillos era lo único que se escuchaba, no había nada que pidiera perturbar aquel momento.

- ×××××, siéntate conmigo.

El chico se sorprendió un poco, pero sabía que no lograría denegar esa petición, pues ella siempre termina ganando.
Soltando un suspiro se sentó junto a ella para mirar su hermoso pueblo.

- ¿Cómo estuvieron los entrenamientos hoy?

Horrible, fue lo que el chico deseó decir al recordar cómo aquella mujer de la trenza lo tumbaba en el suelo para después decirle que era una deshonra cómo protector, además de que con esa actitud jamás lograría salvar a la Señora Hylia del peligro.

- Bien...

- Vamos cielo... Cuéntame, yo no te juzgare... Además, se que Impa es muy dura contigo en los entrenamientos.

°•Nuestra Leyenda•°      ●𝓛𝓲𝓷𝓴 𝓨 𝓣𝓾●Where stories live. Discover now