Dieciseis

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Marcelo: 

Renee era raro, pero no raro del todo bueno, raro del tipo de personas que te dan cringe, el tipo de personas que querías evitar, porque atraen mucha atención o por el simple echo de pasar de sus comentarios inapropiados y de situaciones extrañas. 

Reene me confundía, había notado su sobre interés en mi persona, y me incomodaba un poco. Su cercanía, las extrañas cosas que hacía, sus comentarios fuera de lugar, y lo extraño es que el único incomodo era yo, mis amigos parecían disfrutar de su compañía, y sí, si que era agradable cuando no me ponía los ojos encima, cuando estaba a unos 2 metros de distancia.

—¿Crees que es gay? —le llegué a preguntar una tarde a mi enamorada. 

—¿Quien? 

—Reene. 

—Es amigo tuyo, tú has de saberlo mejor, ¿no?—respondió —Aunque es raro, eso es obvio. Pero es más del tipo persona marginada que desea encajar y busca amigos, creo. 

—¿por qué lo dices?

—Se le nota, amor. Como se viste, y como habla, como trató de encajar en tu circulo de amigos. Pero se me hace lindo, que tú y los chicos le incluyan, me gusta mucho eso de ti, eres tan bueno con todos.

¿Era bueno? Estaba siendo prejuicioso.

—Eso sí —siguió hablando ella —, no somos cavernícolas, si le gustan los hombres es cosa suya, cada quien. Pero tú solo eres mío, ¿ok?

Leney no solo me gustaba físicamente, ¿me traía loco su cuerpo? Sí, era para mí la chica más bonita del London, pero me atraía mucho más su de forma de pensar, lo abierta de mente que era, lo comprensiva y amable que siempre se mostraba. El perfume de su pelo me era lo más familiar en ese lugar, y su voz era todo lo que estaba bien. Me hacía bien hablar con ella y aclaraba mi mente de alguna manera, y dialogar esto con los chicos no era lo ideal, no quería que la forma en que lo veían fuera a cambiar por comentarios míos.

—Sabes que soy hetero —le respondí mientras acomoda un mechón de su pelo.

—Y bueno, ¿por qué tanto interés en el asunto? ¿Qué tiene Reene? Es un amigo y ya. Y al final si no te sientes cómodo, aléjate de él, corazón. 

Alejarme de él es lo primero que hice en cuanto lo conocí, pero de una u otra forma nos veíamos envueltos en uno que otro encuentro. Era un mal chiste y una desgracia. 

—Solo era curiosidad, no es que tenga algo contra él, o me incomodé —mentí. 

Y trate, trate por un largo rato ser amable con él, de verlo como lo que era: un compañero más, pero eran tantas cosas...

Le había visto espiarme un par de veces en las practicas de futbol. No estaba mal ir a la cancha, ¿pero cubrirse el rostro cada que hacíamos contacto visual? Eso era raro, o me iba a espiar o era la persona más penosa que existía, y él de penoso no tenía ni un pelo. 

Le había pillado viendo de soslayo cuando me desvestía, y ponerse rojo cuando nuestras manos chocaban en cualquier situación. 

Le había visto inclinarse hacia mi banco para olerme el pelo. Eso si es de psicópata, ni mi novia lo hacia. 

Le había encontrado espiando en mi habitación y acariciando una fotografía mía, a lo que dijo:

—Perdón, estaba buscando el baño. 

No puedo describir la cara que hacia cada que él me tenía en esas situaciones, pero hay un meme que lo simplifica: 

No puedo describir la cara que hacia cada que él me tenía en esas situaciones, pero hay un meme que lo simplifica: 

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Era muy extraño en general...

Se mordía los labios, y era un tanto chismoso y chistoso, más chismoso que otra cosa y por ende mis amigos se estaban volviendo unos chismosos.  

Se comía las uñas, se sentaba cruzando los piernas y dibujaba corazones en cualquier hoja blanca que tenía en frente, eso incluía libros míos. Se la paraba soñando despierto, ¿Cómo no iba a tener malas notas si lo único que hacia en clase era mirar a través de la ventana? 

Y si no era la ventana era a yo quien tenía su absoluta atención.

Sus facciones era muy finas, sus labios delgados, sus pestañas largas, sus manos delicadas, su voz tenue y sus gestos muy femeninos. Era pequeño y escuálido. No tenía mucha fuerza, y lo digo en serio, llego a necesitar que lo ayudara en más de una ocasión a abrir un frasco de mermelada, o como olvidar cuando casi se fractura el hombro al tratar de abrir una puerta a la fuerza. 

Un par de veces distinguí brillo labial en su boca, y los suntuosos parches para el acné que usaba. ¿Quién coño usa parches rositas? 

Traía un perfume era muy dulce, y su estuchera era rosa pastel... 

Él era todo un caso, un caso que me estaba volviendo loco, estaba más atento de las acciones extrañas que tenía conmigo, o lo que decía, que en mis propias clase, pero su ultima declaración lo que me dejo perplejo en cierto modo.  

Como actúo y lo que expreso, estaba medio ido, dormido, supongo, pero eso era lo más gay que había escuchado, y si bien Reene me agradaba yo no me sentía atraído por él, ni por otro hombre, y si bien actuaba como si no importase me sentía raro al tenerlo cerca, y lo había decidido; me iba a distanciar de él.

Irónicamente él que se alejo fue él.  

Que tipo tan raro... 

Sí, soy un chico Where stories live. Discover now