Capítulo 5

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Once horas después, Minjeong se encontraba de regreso, tras revisar toda la información sobre las recientes actividades de Loverboy a la que pudo acceder por distintos canales. Sabía que había más, pero tardaría algún tiempo en conseguirla. Al fin entendía por qué la habían llamado de Seúl y podía comenzar el trabajo. Pero primero necesitaba solucionar un asunto personal y llamó resueltamente a la puerta del penthouse. Fue recibida inmediatamente, se detuvo nada más cruzar la puerta y miró a Jimin, que no la esperaba y estaba vestida para salir por la noche con una chaqueta de seda con dibujos sobre una blusa transparente de color marfil y pantalones negros. 

Minjeong se preguntó de pasada si iría a reunirse con alguien, pero apartó esa idea porque no se encontraba en posición de cambiarla.

–¿Qué ocurre? –preguntó Jimin con una repentina punzada de miedo producida por la expresión pétrea de los ojos de Minjeong –.¿Qué ha pasado?

–¿Por qué no me lo contaste? –Minjeong empleó un tono peligroso. Luchaba tanto para reprimir su ira que apenas podía pronunciar las palabras.

–No sé muy bien a qué te refieres.– Espetó Jimin esperando que no fuese lo que pensaba, aunque sabía que podía ser eso; no podía tratarse de otra cosa. Había confiado en que, al estar Minjeong lejos de Corea y fuera de su equipo de seguridad, la mantendría al margen. La mantendría alejada. Segura.

–Me dejaste hacer el amor contigo, me permitiste esa intimidad, pero ¿no podías contarme que él seguía detrás? –preguntó Minjeong, furiosa; su aprensión por la seguridad de Jimin y su furia al ser excluida tanto por Jimin como por el FBI la estaban volviendo loca–. En nombre de Dios, ¿Cómo pudiste hacerme eso? Creí... Estuvo a punto de decir: «Creí que significaba algo más que eso para ti. Creí que compartíamos algo».

Minjeong suspiró profundamente, cerró los ojos un segundo y recompuso sus fuerzas. No se trataba de ella. Su relación con Jimin ya no entraba en cuestión. Tenía que separar sus sentimientos personales de lo que ocurría en aquel momento. El peligro claro y presente de Loverboy era lo que importaba. No lo que ella sentía, su decepción, su sensación de haber sido traicionada. Se concentró en su deber, lo único que siempre la centraba, lo único a lo que podía recurrir para ahuyentar su furia. Se enderezó con un esfuerzo y procuró ocultar su agitación. Aflojó los puños y, cuando volvió a hablar, su voz sonó fría (su voz de mando), tranquila y firme, sin inflexiones, impersonal e infinitamente profesional.

–Debería haber informado a Daniel cuando el acosador se puso en contacto con usted hace tres meses, señorita Yu, y yo tendría que haberlo sabido ayer. A la vista de la nueva información, tenemos que adoptar un nivel más alto de alerta. A la mayor brevedad posible he de revisar los protocolos de seguridad. Si puede comprobar su agenda para confirmarlo, por favor... Me gustaría hacerlo por la mañana, lo antes posible. 

El silencio se ahondó. Mientras Minjeong hablaba, Jimin observaba la ráfaga de emociones que atravesaban su rostro. La vio pasar de la ira y la frustración a aquella implacable fachada que reconocía como la barrera que Minjeong erigía entre sus emociones y todo lo demás para hacer su trabajo. Con la parte racional de su mente, Jimin comprendió que aquella capacidad para compartimentar sus sentimientos era lo que hacía que fuese tan buena en su trabajo, pero no se correspondía con lo que deseaba que hubiese entre ellas. No quería que Minjeong se distanciase para cuidarla. No sabía exactamente lo que quería, pero estaba segura de que no era eso. Su propia frustración y el miedo la quemaban y replicó en tono cáustico:

–Ésa es tu solución para todo, ¿verdad, Minjeong? Aumentar la seguridad, apretar las restricciones a mi alrededor. Se trata de una simple respuesta, muy fácil para ti . Sin embargo, no funciona conmigo.

명예의 유대감 // 2Where stories live. Discover now