Por la puerta grande no por detrás

83 16 1
                                    

El día de volver llegó y Diego no pudo irse más feliz, tenía ya una decisión tomada y las buenas noticias que le dió Memo antes de salir de su departamento le hicieron saber que todo estaría bien, la selección tiene capitán bueno, capitanes. Desea que pronto, la noticia se haga oficial.

En los días que estuvo con Guillermo pudo ser testigo del mal que lo alejó de la cancha, son unos cuantos los privilegiados de guardarle el secreto, él uno de ellos. El golpe en la parte frontal de su rostro comprometió la movilidad parcial de sus manos, poder extender los brazos en su totalidad en todas direcciones, y la reacción inmediata de sus piernas, es muy probable según los estudios que al menos ese entumecimiento, parálisis, de la parte inferior disminuya con la adecuada terapia no así el de las manos.

Tal vez algún día, el deporte mexicano pueda ser realmente consciente de la figura que ha perdido, Concacaf, la FIFA, la Ligue 1 de Francia, la Serie A, lo saben.

Pero además de ser gran arquero, Guillermo Ochoa es mejor persona por lo que cumpliendo con su palabra Factor le dió privacidad para entablar esa charla incómoda con Carlos, plática que más adelante Toño y Ángel también recibirían, puede quizá que Mala lleve ventaja en ese sentido, pues ya compartieron la titularidad en ese proceso olímpico.

—Espero y sea buena hora, a veces olvidó el tema de la diferencia de horas, cómo te encuentras Carlos —achico los ojos al sonreír, es tan natural en mí.

—Hola, Guillermo, no hay problema, sabes que siempre es un gusto poderse codear con una figura como tú, idolo donde vayas —dices, pero hay algo más, lo sé.

—Carlos bien sabes que no me gusta que me digas eso, para ti soy solo Memo, colega bajo esos tres palos y amigo.

—Tonto, lo sé, pero es que es difícil verte igual cuando en Salerno has iniciado una secta, la Ochoamanía dicen los medios.

—Es una locura, mientras México me mienta la madre solo por respirar aquí me aman también por la misma razón.

—Vamos que tus actuaciones lo valen, cómo te encuentras.

—Mal, no todos los días son buenos como en este momento, pasará, pero mientras lo hace hablemos de la Selección —esa mirada nuevamente, qué hay de ese brillo en tus ojos cuando antes hablamos de ello—. Hablé con Cocca pues como sabes, no podía cumplir con el compromiso de la Nations, después me enteré que ningún encuentro más portando esos colores iba a tener.

—Lo siento.

—Sé que lo haces, quién iba a decir que mi último recuerdo de ello sería un estadio, el estadio Azteca, mi casa, abucheándome cada que tocaba el balón.

—Memo.

—Siento si no quieres tocar el tema, pero es necesario, eres el capitán, lo fuiste en el amistoso, la Nations y lo serás en la Copa Oro.

—Tengo miedo, miedo de no ser lo verdaderamente suficiente para poder tener un lugar como tú en la memoria de México —tus ojos se cristalizan y tu voz comienza a temblar.

—Perdón por ponerte en esa situación, cuando decidí iniciar la última justa mundialista no fue pensando en tomar la titularidad, si llegaba qué bien, sería mi trabajo el que hablaría. Me la jugué yéndome a abrir camino en el extranjero una vez más, por mi, pero también por el compromiso que tengo con la nación. Qué feliz sería si el día de mañana existen más porteros mexicanos jugando en el mercado Europeo, y no es por ser malinchista, pero todos sabemos que de este lado está la verdadera competitividad, la posibilidad de poder enfrentar a grandes representantes de diferentes naciones, nombres con un peso en el fútbol, fuera de fechas FIFA.

—Lo sé Guillermo, para mí y para todos es un placer haber podido contar con tu experiencia estos años, pero dudo mucho poder estar ahí donde estás... no solo estoy fallando como seleccionado sino también como capitán de mi club.

—No hablemos de clubes porque ahí verdaderamente en cuanto a malos resultados no tengo competencia. Sé de tu mala jornada, yo también la tuve antes de ir al mundial y de venir a probar suerte en la Salernitana. Inclusive llegando, un 8-2 estuvo apunto de definir mi futuro aquí, también la presencia de mi antiguo DT, Nicola, que a bien me bancó dos jornadas dejándome en claro que más allá de los resultados iba a respetar la jerarquía del club. Un simple suplente de Luigi Sepe mientras salía de su lesión. Una burla al contrario que estipulaba una titularidad peleada.

—Supe de ello, fuiste tendencia aquellas veces, bueno siempre lo eres. Acaso eres verga que andas en boca de todos.

—Pendejo, solo te la paso porque me gusta verte sonreír, deberías hacerlo más seguido.

—Gracias.

—Carlos no permitas que los abucheos y que la opinión del resto pese más que la tuya propia, nadie más que tú y nuestros compañeros de profesión sabe de nuestra entrega día a día. Tú, Toño y Mala, son buenos arqueros, por algo están llamados a selección, tienes la oportunidad ésta en tí volverla única, la competencia no será fácil, pero es ahí donde te creces y demuestras de lo que realmente estás hecho.

—Realmente necesitaba oír eso.

—El arco de la selección está en buenas manos también el gafete de capitán, eso sí mi Carlitos, dale unos pinches sapes a tus defensas en ambas alineaciones, me cae que están pero si bien pendejos para dejar pasar el balón tan fácilmente y más los laguneros que hasta te lo desvían, mira a mis Salernos hasta parece que me los cambiaron jajajajajaja —tan buena la plática que hasta se me olvidó el Diego, no mames, qué pésimo anfitrión soy, pero bueno él se invitó solo, quién lo manda—. Te dejó mi Albertano, que Diego me va a golpear si no voy por él en este momento, para cualquier cosa acá andamos. Y antes que se me olvide, dile a Edson que ahí de él donde la ande metiendo en tu portería, esa sí que sería una fuerte traición a mi persona.

—Jajajajaja no mames, yo le digo. Suerte con tu recuperación, te mando muchos abrazos, la selección te echa mucho de menos.

—Que ni lo hagan que en cuanto me den el alta médica les caigo por allá, eso sí, me deben recibir por todo lo alto, ya me hace falta una buena comida mexicana, unos tacos, qué se yo.

—No se diga más, no estamos viendo.

Luego de cortar la llamada, Guillermo fija su mirada en el atardecer que acapara todo el ventanal y suspira para dejar atrás al menos un momento sus malos pensamientos. Así como cae la noche, a las horas, un nuevo sol se hace presente, un nuevo futuro prometedor está ahí esperando ser tomado.

—Mi Principito vuelve pronto, por favor.

Tears | Ochoa x Ter StegenWhere stories live. Discover now