Enséñame a decirte adiós

50 8 0
                                    

Estadio de Balaídos, España

El tiempo complementario estaba a nada de ser pitado, y fue justamente en ese trayecto de Marc posicionándose bajo el arco cuando su pecho se sintió desfallecer, sus suspiros, de un momento a otro, siendo terriblemente robados, no iba a mentir, tenía miedo.

Aquel joven André que se jactaba del control sobre su cuerpo no estaba más, el André del primer tiempo era ese, este André del segundo un total usurpador, quién eres tú se cuestionaba.

Daba igual, no había tiempo para respuestas, era aquí, era ahora, pero por más que quiso alejar esos pensamientos y ese pesar de su pecho no pudo. No pudo darle el título a su equipo, caer hoy era despedirse de la copa, no había otra fecha adelante.

Tanto destinar su tiempo a algo que creía suyo para nada, hoy más que nunca pesaba el haber lastimado tanto a su cielo, su paraíso. El cómo fue que sus acciones lentamente iban quebrantando su corazón, no era ciego, sabía que estaba muriendo, no, que lo estaba matando.

Sus ojitos, sus lindos y bellos soles siempre habían sido la puerta a su corazón, el fiel reflejo de éste y que un día, el brillo no estuviese más, fue lamentable. El cielo lloraba y no iba a dejar de hacerlo, la tormenta solo acrecentaba.

Y es que Marc-André Ter Stegen no era una buena persona, no, él era un ser cruel, despreciable. Aquel al que le había sido concedido probar las mieles del cielo con solo tomar entre sus manos ese frágil y puro corazón, pero del que no supo ni quiso proteger por ser un ciego total. Un imbécil.

Solo un imbécil podría darle valía a una causa tan banal por encima del sentimiento más puro, el amor.

Por él y solo por él es que su cielo nunca más brillaría.

Su lindo y bello solecito -porque de entre los dos, Guillermo era el sol, un sol, un cielo, un paraíso, un todo- siendo obligado a esconder algo tan suyo como lo es dar calor a quienes tenían morada eterna bajo sus brazos.

Por él, solo por él.

Y es que era algo que no podía ser cambiado, no.

Para qué ir tras él y recordarle lo que su sola presencia había significado. Quería creer que sin él, Guillermo inevitablemente volvería a brillar, en verdad que quería hacerlo. No se perdonaba y jamás se perdonaría que Guillermo se hubiese perdido por causa suya.

Era causa perdida no porque Guillermo no valiese la pena, claro que su perdón lo era todo, mas ya lo había aceptado, jamás fue ni sería merecedor de su amor.

Sin una copa de campeonato, sin Guillermo su copa de vida, su faro de luz, su ventana al paraíso.

-Siquiera merezco llorar, fui yo quien tomó esta maldita decisión, afrontaré esto como tú llevas haciéndolo Guille... quisiese ser fuerte como tú, no, quisiese ser más fuerte, para que por primera vez en tu vida te sientas protegido por mi, para que dentro de mis brazos, con tus oídos a la altura de mi corazón, mis sentimientos sean escuchados, mi Guille solo tú eres dueño de ellos -lágrimas dan paso a mi dolor, por primera vez, tal como me enseñaste, soy vulnerable ante todos, ésta bien serlo-. deseo ya no ser la razón de tu dolor, perdóname Guille, por favor.



Fotos amarillas llenan el cajón
Guardan el recuerdo de lo que fue

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 03, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Tears | Ochoa x Ter StegenWhere stories live. Discover now