019 | Domingo

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Catalina

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Catalina

El sabado pasó sin ninguna novedad.

Llamaba a Luca para comer, venía a la mesa con los auriculares, comía sin mirarnos y con cara de culo, se levantaba y volvía a encerrarse en alguna habitación de la casa. El ciclo se repitió desde el desayuno hasta la cena.

Por suerte no tuvimos que pelear para que coma, creo que no nos queria ni escuchar, por eso se comio todo lo que le poníamos delante sin decir absolutamente nada.

La mañana del Domingo fue un poco distinta, Paulo se fue desde temprano al club para concentrar con sus compañeros para el partido de esa tarde.

Le vi los ojitos más tristes que ayer, y antes de irse me dijo "Es el primer partido al que no me va a ver" refiriéndose a nuestro hijo y me hizo mierda.

Solo pude abrazarlo y darle un beso.

Después me quedé sola con mi hijo, que vagaba como alma en pena por la casa.

Cuando lo llamé a almorzar bajó sin los auriculares y aproveché el momento para hablarle.

-¿Lu?- me miró con la peor cara del mundo y yo suspiré.- Te quiero pedir perdón, mi amor. Te juro que no queríamos que te enteres de esta forma, tratábamos de protegerte... Perdonanos, hijito.

-No quiero hablar.- me respondió y yo ahogué un sollozo.

-Y te lo respeto, solo quería decirte eso.- el asintió y terminamos de comer en silencio.

A diferencia de ayer, en vez de irse a encerrar a su cuarto se quedo en el sillón mientras yo lavaba los platos, y no se fue cuando me senté a su lado para poner el partido de la Roma.

Vio el televisor prácticamente embobado hasta que enfocaron al padre, en ese momento se hizo el desinteresado y se puso a boludear con el celular.

-¿Querés?- le pregunté mientras le pasaba un paquete de papas. No me contestó pero metió la mano adentro.

Algo es algo.

Empezó el partido y yo lo miraba atenta, él cada tanto.

-Y va Dybala, la toca para Shaarawy.- Luca dejó el celular y presto atención.- Shaarawy para Dybala, Dybala al arcooo, Dybalaaaaaa goooooollllll.

-¡GOOOOL!- grité en mi lugar y Luca levantó los brazos pero los bajo casi al toque.

Enfocaron el festejo de mi marido quien esta vez festejó haciendo una L con los dedos. Miré a mí hijo y me di cuenta que estaba llorando.

Three at Turín ; Paulo Dybala Onde histórias criam vida. Descubra agora