✿El día de la promesa✿ 2/2

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"-¿Qué es lo que más odias en este mundo?- preguntó un Pico de 12 años.

-La tarea de mate, odio las matemáticas.

Ambos soltaron una risa.

-Yo detesto la literatura, soy bueno, pero no es que me agrade leer.

El silencio reinó en la casa. Los adolescentes estaban tirados sobre la alfombra mirando el techo hasta que la comida se termine de calentar.

-¿Sabes lo que más detesto en este cochino mundo?- le dijo el más pequeño para romper el silencio -detesto el silencio y la soledad. Me recuerda que no tengo a nadie a quien acudir cuando pasa algo, cuando hay eventos, cuando necesito algo."

Un ruido había interrumpido de golpe el trance en el que se había metido y dando un pequeño saltito por el susto continuó con sus cosas.

[...]

Acostado en el suelo en el que ahora ya no había una alfombra porque la que había antes la quemaron por accidente exhausto miraba el techo, con una pequeña sonrisa recordó que desde que ese incidente pasó el papá de Pico prometió jamás comprar una alfombra.

La casa estaba más o menos limpia, lo único que quedaba por hacer era limpiar los cristales, lavar las cortinas y limpiar las habitaciones, lo último no lo iba a hacer porque evidentemente no tenía el derecho de entrar al espacio privado del dueño de la casa y Pico era algo complicado a la hora de limpiar su habitación así que se iba a ahorrar la charla de diez horas explicando por qué el calcetín iba en tal lugar, aunque igual eso no lo iba a detener de entrar a la habitación de su mejor amigo.

Hace unos cinco minutos se había puesto a hacer una Maruchan, tenía pereza de cocinar algo más elaborado por lo que con la sopa instantánea servida en un plato caminó a la habitación de su amigo. Cuando entró no pudo evitar sonreír nostálgico, estaba exactamente como recordaba, las figuritas sobre el escritorio, el PC lleno de stickers, la cama desatendida, los peluches, los detalles que le había regalado, la tv polvorienta, la silla gamer que rechinaba, los zapatos por el suelo y la ropa hecha bolita en los cajones.

Antes de acomodarse en el sitio cerró la puerta de entrada y las ventanas que había abierto para que el polvo saliera, y ya pudo por fin sentarse en la cama, cuando se acostó sintió un portaretrato entre las cobijas y sin levantarlo sabía que había en él.

Hace tantos años se habían tomado esa foto, definitivamente la odiaba, eran de esas fotos tontas dónde se pone en evidencia que no sabías vestirte y parecías lelo, pero a Pico le encantaba y a Keith le encantaba la sonrisa que siempre ponía el de cabello naranja cuando la veía.

Dejando el plato en el escritorio se acostó en esa cama polvorienta y cerró los ojos. La nostalgia del día se hizo presente ahora que había dejado de hacer cosas, siempre era igual, la nostalgia y la ansiedad se lo comían vivo cuando estaba estático y en silencio.

Con mala gana recordó que era un 22 de abril cualquiera, eso no iba a olvidarlo jamás, el idiota de Pico hizo esperar su comentario, nunca supo si es porque estuvo pensando bien en que iba a decir o como iba a decirlo pero como respuesta obtuvo el comentario más dulce que jamás había recibido en su vida.

"-Te entiendo- le dijo -¿sabes? También detesto ese sentimiento y a parte de odiarlo le tengo miedo. Sé que las cosas no son eternas y puede que de la nada cambiemos de opinión, pero realmente me encanta tenerte a mi lado, somos amigos desde hace mucho y no me imagino un día sin tí, lo único que te puedo prometer que desde ahora en adelante no vas a sentirte solo nunca más. Te prometo estar siempre que necesites, te prometo cuidarte.

Keith lo miró extrañado, realmente no se esperaba una babosada así.

-Idiota- rió -Sé tan bien que también detestas esa soledad que devora la luz y como dices, tal vez mañana nos podamos pelear y todo eso, pero aún así prometo también cuidar de ti porque eres un tarado que no puede cuidarse solito, prometo estar en tus malos días y secar tus lágrimas. Prometo estar siempre que necesites, Pico."

Y desde ese día, de manera oficial, ambos cuidaron del otro y cada 22 de abril recordaban entre risas el día de la promesa.

Estoy aquí en tu habitación como cada 22 de abril y hoy con 17  te reafirmo la promesa que hicimos hace cinco años.
18:30

Estoy acostado en tu cama después de arreglar tu casa, por obra de caridad, y no sé que más decirte. Probablemente si hubieses estado aquí fuéramos por helado y nos sentaríamos en el patio a mirar el atardecer.
18:33

Me encantaría verte pronto y no voy a negarlo, me preocupa tanto cuanto pudiste haber cambiado, pero realmente es normal por todo eso que pasó.
18:34

Hoy me tocará comerme tu parte del helado.
18:34

En serio te quiero un montón, gracias por todo lo que hiciste por mí durante todos estos años que te conozco.
Esperaré por ti.  Adiós, imbécil.
18:36


Cerrando la habitación después de arreglar la cama y dejar el portaretratos en el escritorio, con el plato en mano fue a la cocina, lo lavó y de la nevera sacó el helado que compró cuando fue a la tienda por la sopa instantánea. Sentado en medio del patio comió  mientras miraba el atardecer.

Cada cucharada fue como tragarse un recuerdo y con pequeñas lágrimas acumuladas en sus ojos apreció la noche estrellada que tímidamente empezaba a extenderse a lo largo de la bóveda que cubría los mares.

Tranquilo regresaba a su casa sin percatarse de que por fin, después de seis largos meses, sus mensajes habían llegado a su destino.

Mensajes Sin Responder ✿Pico x Keith (bf)✿Where stories live. Discover now