Dos

13.3K 1K 366
                                    

Daría mi vida con tal de cuidar la suya.

Julián Hicks

Ya estaba decidido.

—El viaje para buscar la pintura de mi madre será en dos días, Chris —indiqué, viendo su reacción en la pantalla de mi teléfono—. Ida y vuelta, no tengo más nada que hacer en esa casa.

Unos segundos de silencio en la video llamada, nos observamos directo a los ojos y pude adivinar lo que Chris quería preguntar.

—¿Le dijiste a Temothée?

—No.

—¿Por qué?

—Aún no sé si quiero que vaya con nosotros. —Admití, moviéndome de un lado a otro en la cocina de mi apartamento—, es arriesgado.

—Te entiendo, pero sigo creyendo que no es buena idea ocultarle eso, recuerda cómo terminó todo la última vez...

Mi vista no estaba enfocada en Chris ahora, solo estaba perdida en el infinito. Christopher tenía razón, ocultarle las cosas a Temothée no hará más fácil todo esto. Me acerqué al microondas, y antes de responder saqué la bolsa de palomitas de maíz con mantequilla.

—Le diré —acepté —, pero sigue siendo arriesgado.

Vacíe la bolsa de palomitas en un tazón.

—Bueno, queda poco tiempo —dice —. Duerme y consúltalo con la almohada. Feliz noche, amigo

Colgó la video llamada.

—¿Julián? —, casi se me cae el tazón de palomitas por el susto—. Ya encontramos una película interesante.

Terisse me tomó por sorpresa, se supone que estaría con Timmy en mi cuarto de visitas eligiendo una película en Netflix, mientras yo hacía palomitas de maíz.

—Espero que no sea de terror —reí tontamente, aún nervioso.

—¿Te encuentras bien?, te veo algo tenso —señaló.

—Todo bien —, aseguré.

Ella sonrió cálidamente, comiendo unas cuantas palomitas antes de volver a hablar.

—Quiero aprovechar que estamos solos para agradecerte, Julián.

Mi ceño se frunce en confusión y la observo atentamente.

—Mi hijo siempre ha sido un chico alegre, desde pequeño —empezó a decir, sosteniendo mi mirada —, pero ahora... es evidente su felicidad, el brillo en su mirada cuando está contigo.

Se me subieron los colores al rostro, mi cara ardiendo. No sabía qué decir, aunque debo admitir que estos últimos días había descubierto que Terisse era muy directa; no es algo que desagrade, más bien es una característica muy valiosa. Aún así opté por mentir, no sabía exactamente qué quería decirme con todo esto.

—Bueno, somos muy buenos amigos.

Ella sonríe incrédula, —No hace falta fingir, cariño, se nota lo mucho que él te quiere —admitió con sencillez —, y tú...

—Lo amo.

No dudé en decir esta vez.

—Y si mi hijo feliz contigo, yo también soy feliz.

Mi corazón latía rápido, eso se llamaba felicidad.

Dejé el tazón de palomitas en la encimera de la cocina y me acerqué a Terisse para abrazarla, sintiendo su calidez. Me recordó a lo mucho que me hacía falta mi madre.

Temothée © (Boys 02) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora