Tres. | Primera parte

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Temothée, ¿Estás bien?

Temothée Hammer

Luego de pasar unos minutos parado en la entrada del hotel, esperando escurrirme un poco e intentar asimilar lo que había sucedido, entendí que era una locura y pérdida de tiempo entrar así mojado al restaurante, y mi cara también era otro desastre. Omitiendo la aparición de Julián, le expliqué a Isaac y mi madre lo empapado que quedé con la lluvia, prometiendo que subiría a la suite para cambiarme y regresar enseguida. Pero en lugar de eso, decidí meterme en el jacuzzi para quitarme del cuerpo el frío que me había dejado la noche. El agua tibia tardó en calentar mi cuerpo al menos unos minutos, aligerando las fuertes punzadas que me empezaban a atormentar la cabeza de tanto sobre pensar las cosas.

Lo mejor que puedo hacer es ignorar lo que ha sucedido esta noche. Después de todo, me he convertido en un experto en el tema de ignorar y reprimir mis sentimientos estos últimos años, aunque eso no hizo que mi tristeza y dolor fueran más leves al verlo de nuevo.

Verlo luego de tanto tiempo, escuchar su voz, fue como un golpe directo a la boca del estómago.

No me di tiempo de quitarme la ropa antes de meterme al agua, lo único que quería era sumergirme en la calidez del jacuzzi, como si hundir mi cuerpo en el mismo iba a borrar de mi cabeza lo recién sucedido.

Reposé mi cabeza en uno de los bordes de la tina, inclinando mi rostro hacia el techo con los ojos cerrados, el silencio y la tranquilidad de la habitación envolviéndome.

Si de algo estaba seguro, era de que necesitaba un descanso. Pero eterno.

—¿Temothée, amor? —la voz de Isaac resonó en el apartamento, seguido del chocar de un manojo de llaves.

La puerta del cuarto con jacuzzi estaba abierta, así que podía escucharlo perfectamente.

—Estoy en el jacuzzi —avisé sin mucho ánimo.

No pasaron más de cinco segundos e Isaac entró al cuarto, su rostro era tan impecable como su traje cuidadosamente planchado.

—¿Estás bien, cariño? —inquirió evaluando mi rostro.

Mi rostro, claro.

Aún se debe notar mi tristeza y lo mucho que he llorado, este aspecto no me lo quita ni el agua tibia.

—Tengo una jaqueca que quiere acabar con mi existencia —froté mi sien con mis dedos, masajeando—. Y por si no bastara, me entró un poco de agua en los ojos cuando me sumergí aquí dentro, y mira cómo quedaron. Soy muy torpe.

Dios, una vez más te pido perdón por las mentiras que estoy diciendo y por las que vienen también.

—Debió ser mucha agua, tus ojos están muy rojos —se acercó hasta mí.

"El agua" —, pensé.

Fruncí mi ceño en confusión cuando vi una botella adornar su mano derecha.

—¿Qué es eso?

—Vino —alzó su mano para que pudiera observarla mejor—, para celebrar por esta noche, pero creo que no es el momento, seguro la jaqueca te...

—Perfecto, tal vez eso me alivie un poco —aseguré, haciendo un ademán para que se acercara con la botella.

—¿Te metiste con ropa al jacuzzi? —se percató al acercarse.

Temothée © (Boys 02) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora