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valencia 2001

absoluta oscuridad en todo el cuarto de hotel, solo se pueden ver de a ratos destellos de lo caótica que es la ciudad española a través de las ventanas vidriadas y que por consecuente chocan con los dos cuerpos desnudos, vueltos uno, sobre esa cama de sábanas blancas.

resoplidos, jadeos y gemidos inundan el lugar, manos hambrientas de tacto pasean sobre los lugares más erógenos, un vaivén clásico entre ambos se hace cada vez más constante con cada roce, anticipando lo tan anhelado.

- pablo.- suplica malena, con ojos cerrados y boca entre abierta.

sus piernas están alrededor de las caderas del rio cuartense, se ajustan con fuerza y comienzan a temblar. la boca, del ahora jugador de valencia, deja besos suaves y húmedos sobre el cuello de la rio cuartense debajo de él. de vez en cuando, cuando el interior cálido y ceñido de esa mujer pulsa alrededor de su hombría, se le escapa alguna mordida tratando de descargar tensión.

el climax está a la vuelta de la esquina.

pablo sujeta entre sus manos la cintura de la dueña de todos sus pensamientos y marca con sus caderas, un vaivén más preciso, rápido y mucho menos sutil.

- un poquito más amor.- gruñe roncamente, sintiendo todo en su cuerpo de una forma más abrumadora y placentera.

malena arquea la espalda agónicamente y con las manos en el cuello del rio cuartense, comienza a tironear el cabello enrulado de su nuca. los gemidos se intensifican y no pasan más de cinco minutos en ese ritmo que pablo lo siente, el interior cálido y ahora ajustado de malena lo envuelve. larga un jadeo sonoro entre embestidas, llegando a los segundo al orgasmo y besando rudamente esa boca, que hacía unos segundos le pedía clemencia.

- la puta madre.- dice el rio cuartense sintiendo las últimas olas de calor abandonar su cuerpo, dejándolo totalmente frágil y exhausto.

lentamente sale del cuerpo de su cómplice, haciéndola largar un jadeo y se acomodan sobre el colchón en el que habían pasado anteriormente ya unas cuantas horas amándose. malena tiene su cabeza recostada sobre el pecho traspirado de pablo y este, dibuja caricias sobre su espalda.

un beso sobre la clavícula del rio cuartense es dejado junto a una confesión, ya dicha muchas veces.

- te amo.-

la joven promesa del fútbol español, ahora con su mirada fija en ese bellísimo rostro sobre su pecho, sonríe y responde con el mismo sentimiento en su voz.

- yo te amo más.- besa el cabello de malena y se queda en completo silencio con la mirada perdida en el techo.

ahora solo se oían sus respiraciones algo agitadas y el ruido escandaloso de valencia que nunca paro desde que llegaron a esa habitación hace unas horas. cuando parecían caer sutil y suavemente en un sueño placentero post sexo, el estrepitoso ringtone de un celular corta su burbuja de paz.

el rio cuartense suspira, malena se mueve hacia un lado para dejarlo levantarse y así alcanzar con su brazo el teléfono sobre la mesa de luz. expectante la mujer espera una respuesta de quien era el desgraciado que se atrevía a cortar tan agradable momento, pablo frunce el ceño mirando la pantalla y antes de atender, habla.

- es ana.-

malena traga saliva duramente, intentando no ponerse molesta pero le era imposible. incluso en su clandestinidad, esa mujer se colaba y se interponía entre ambos.

- hola amor.- dice pablo monótonamente, mirando hacia la ventana de cristal frente a él, evitando la mirada crucificante de cierta persona a su lado.

amor, así le decía a ella también.

malena tenía una acidez en la boca de su estómago que hacía que todo el amor que hace unos minutos le declaró a aimar desaparezca momentáneamente y la hiciera hervir de rabia.

- si, si, yo lo llevo.-

la joven se levanta de la cama y toma la remera de entrenamiento con la que había llegado a ese hotel el hombre que ahora hablaba por teléfono, se la pone para cubrir su desnudez y camina lentamente hasta la otra punta de la habitación.

- ah bueno.- le dice pablo a su esposa en el teléfono y mirando a su vez, a la otra mujer entrando al baño.

malena sin voltearse a verlo, cierra la puerta delicadamente y se queda unos segundos en silencio, pegando su espalda a la puerta e intentando oír un poco más de la conversación.

- ahora cuando salgo de entrenar paso por algún lugar abierto y compro.- dice tranquilamente aimar.

que flor de cara rota pero por más que quisiera no podía odiarlo.

era su pablo, el que conoció de chiquito, su amigo, el que estaba para cuando necesitaba algo, el que la contenía cuando nadie más podía, era él, el único en su vida y aunque le doliera también debía aceptar que en otros aspectos no era exclusivo para ella.

- si, todo bien por suerte.- sigue hablando con su mujer, su esposa, su ana belen.

tenía ganas de vomitar.

malena rueda los ojos y se acerca al lavamanos, se sostiene con ambas manos de la pieza de ceramica y levanta el rostro hacia el espejo delante de ella. se mira una y otra vez, una lágrima cae sobre su rostro, rápidamente la limpia de forma ruda con el dorso de su mano, intentando borrar cualquier rastro de una posible angustia. fingiendo en que esa situación no la afectaba de sobremanera, aunque le dura muy poco e insulta a su reflejo frente al trozo de cristal.

- que pelotuda sos.-

honesta, cruel y pura bronca.

bronca por dejarse, por ser tan ilusa, por ser tan dependiente de ese tipo que solo le regalaba algunos momentos y encima clandestinos. porque si, ellos eran algo prohibido, de eso que no se puede contar y que siempre traía problemas, amantes.

high infidelity - pablo aimarМесто, где живут истории. Откройте их для себя