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río cuarto 1995

- fue una locura...-

dice al teléfono aimar, aún shockeado por el reciente suceso en el que fue testigo y protagonista principal esa tarde, desde la cuestionable habitación en la pensión del club donde vivía. al otro lado del teléfono a más de seiscientos kilómetros y también en su habitación pero una mucho más agradable, lo oía atentamente una joven completamente risueña.

- no era un partido fácil.-

hacia alrededor de dos horas que malena había llamado al rio cuartense para saber cómo comenzó su semana de entrenamiento, como hacia casi todo los miércoles y era de costumbre, habían extendido su charla más tiempo del que habían estimado. el motivo, pablo había jugado por primera vez en la cancha del club un partido como titular de las inferiores de river. metió un gol, lo felicitaron por su progreso y encima ganaron.

pablo no podía estar más feliz y malena, trataba de contener la alegría y orgullo que desbordaba de su pecho.

- pero lo lograste.- dice viendo el panel de corcho arriba de su escritorio, donde se encuentran fotos, postales y anotaciones sujetas con tachitas de colores.

- si...-

parte de ese gran panel rectangular recolectaba más cosas sobre pablo que de ella, no había pasado mucho tiempo de que el rio cuartense se había ido y ya la había copado de cartas, postales y recuerditos de buenos aires. pero ella no se quejaba, era una forma de mantenerlo cerca, aminorando la gran cantidad de kilómetros que los separaba.

un silencio para nada incómodo se genera en el medio de la llamada, en nuñez, sentado en el borde de su cama, aimar observa las puertas del triste ropero dónde hay pegada una foto de ambos, con la floralis genérica de fondo mientras sonríen y en banda norte, recostada boca arriba en su cama, malena mira el techo y retuerce el cable extensible del teléfono de línea entre sus dedos.

- ¿cuándo vas a venir?- pregunta el joven, con un dejo de timidez.

- estuve hace dos semanas.-

se excusa la joven. lo que le había costado horrores despedirse por segunda vez en ese año de su amigo, no tenía explicación. inconscientemente se estaban afianzando por completo en el corazón del otro haciendo de una tortura el no poder estar juntos.

- pero se paso muy rápido.- se queja el rio cuartense, haciéndola morir de ternura.

- bueno ahora no sé, tengo que juntar plata y ver cuándo hay…- titubea pensativa.

no iba negar ni afirmar que la insistencia del rio cuartense porque ella volviera la ponía un tanto nerviosa. no habían confesado ni un apice de lo que ambos sentían y la existente tensión entre ambos, a veces pasaba desapercibida y otras, como está era muy palpable. viendo el cielo raso de su pieza y sin poder explayarse más, pablo la interrumpe.

- yo te pago el pasaje.-

- no, ni en pedo.- le dice enseguida, aclarándole los tantos.

ya bastante plata había despilfarrado cuando ella estuvo en buenos aires, llevándola a comer, ir al cine y comprándole boludeces para que se llevará de recuerdo.

la había pasado hermoso, viajo con los papás y hermanos de pablo, conoció un montón de lugares nuevos y se impacto con lo voraz que era la ciudad. por momentos la situación junto a los aimar le recordó a esos viajes de campamento a las sierras que hacían cuando eran más chicos. explorando, divirtiéndose y sacándole fotos a todo a su paso.

- si no me cuesta nada.- dice con sinceridad y rapidez.

- ya te dije que no... aparte tengo escuela, no soy tan suertuda como vos qué podes cursar cuando querés.-

high infidelity - pablo aimarحيث تعيش القصص. اكتشف الآن