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buenos aires 1996

los ojos curiosos del rio cuartense divagan por toda la habitación del predio, mientras oye al otro lado de la línea esa histriónica voz que lo hace sonreír con inconsciencia y pensar muchas cosas. de fondo se oyen las risotadas de algunos jóvenes con los que comparte asilo en el club y hasta hace media hora atrás jugaba una intensa partida de truco, de la cual se retiro con la excusa de irse a dormir. pero solo se había dedicado a charlar con “su novia” por teléfono desde hace ya hora y pico, le parecía tan maravilloso y extraño estar en esa situación.

desde que había logrado atravesar el umbral de su incertidumbre con respecto a lo que sentía por malena, luego de ese beso en el patio de su casa, luego de confesarle todo y ser correspondido, la relación entre ambos iba en escala y muy rápido.

estaba detrás de ella todo el tiempo, buscando cualquier oportunidad para poder compartir momentos, no importase que fuera en la cercanía o como ahora, a distancia. por otra parte, male se dejaba llevar encantada ante todo esto nuevo que sentía y que no quería que se acabe nunca. disfrutaba de que cuando estaban juntos la tomara de la mano, besara su cabello, le dijera lo bonita que se veía o simplemente, cuando no era consciente, que la observará hacer sus cosas de la cotidianidad.

ambos se sentían completos ante el otro sin siquiera ser del todo conscientes.

- es en la costa.- murmura el río cuartense, con cierto anhelo.

la pretemporada estaba por iniciar y para las últimas categorías juveniles del club millonario, en forma de premio por el excelente desempeño en el último torneo nacional, se los haría entrenar con la mayor en la misma villa olímpica durante todo el verano. los máximos exponentes del club a la par que ellos, jóvenes que soñaban algún día estar en ese lugar y seguir dándolo todo por el equipo, desde el mayor puesto dentro de la cancha.

pablo no lo podía creer aún cuando lo repetía.

la rio cuartense sonríe al oírlo y gestar un escenario imaginario en su mente, viéndolo feliz, haciendo lo que más lo apasionaba y por lo que había persistido tanto. quizás con el sol chocando en su piel bronceada, en pantalones de fútbol, persiguiendo una pelota sobre la arena y una sonrisa de oreja a oreja, que de solo imaginársela, la hacia ruborizarse.

- que bueno, van a poder ir a la playa.-

habla, tratando de evitar vislumbrar lo vergonzosa que se sentía por solo dejar su mente volar inocentemente y pasando por alto las intenciones del futbolista.

aimar suspira divertido, desde la habitación en la pensión de nuñez, rueda los ojos y hace más explícito su deseo.

- quiero que vengas.- dice casi en una suplica, por lo bajo.

malena inmediatamente refuta.

- sabes que mi papá no quiere.-

- pero que le cuesta… yo me hago cargo del pasaje, de todo… ya te dije.- habla con despreocupación, totalmente convencido.

- no es por eso.-

- si, ya sé… no quiere que andemos tanto juntos.- dice mordisqueándose el labio.

aimar no era boludo, sabía que el papá de su “novia” lo tenía entre ceja y ceja.

no le había hecho nada a nadie como para tener un motivo, pero palpaba la hostilidad con la que lo trataba. no lo entendía, no entendía nada. pero desde el punto de vista del progenitor de la rio cuartense era como si se estuviera robando a su princesita, frente a sus ojos, el hijo carilindo del “richard”, ese mismo que tenía un montón de chicas como “malenita” siguiéndolo como moscas. y él mientras pudiera no permitiría que ese mocoso con aires de “no rompo un vaso” la corrompiera con sus ahora modos de joven porteño.

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⏰ Última atualização: Jun 12 ⏰

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