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Al llegar a la casa Park, las niñas fueron a la casita del árbol lo más rápido que sus heridos cuerpecitos les permitieron. Sacaron algunas hojas de papel de sus cuadernos de la escuela y comenzaron a dibujar su boda soñada.

-¡El pastel tiene que tener fresas! Y... y un unicornio  y un Hamster.-  Jihyo explicaba mostrando su dibujo con mucho orgullo. -También decoraremos con flores celestes.-

-¿Por qué soy un Hamster?- Preguntó Sana confundida, sonriendo al ver el dibujo de su mejor amiga.

-Porque eres bonita como los Hamsters y te pareces a uno. -Dijo la menor, entre risas.

-¡N-No parezco un Hamster!-Exclamó la japonesa riendo. Sabía que era verdad lo que decía la pequeña pero intentó defenderse.-Tú eres adorable como un Búho bebé...- Pero no sonó como ella pensó.

-Sana cree que soy adorable. -Su carita cambió de una neutral a una sorprendida y algo sonrojada ¿Significará que a Sana también le gusta Jihyo?- Sana... ¿Te gusto?

La japonesa se ruborizó como nunca y comenzó a ponerse nerviosa. La verdad, ella no lo había pensado, pero, si no le gustaba Jihyo ¿Por que planeaban una boda?... Claro, ¡como un juego! Aún así algo le hacía eco en su interior y le hacía sentir que esa no sería la respuesta adecuada para la pequeña.

-Y-yo... No lo sé.-Comenzó a jugar con su cabello, enrollándolo en su dedo indice.- Aún somos algo chiquitas para pensar en que nos guste alguien ¿No crees?- Al escuchar eso, la tierna carita de Jihyo comenzó a denotar algo de tristeza ¿Le había rechazado de alguna manera? No lo sabía, pero igualmente iba a esperar el tiempo que fuese necesario para que Sana sepa lo que siente.

-Está bien, Sana. Es una pregunta dificil de responder.- Dijo sonriendo levemente. para que no se sienta mal por lo que dijo.

-Eres bonita, agradable, valiente, siempre quiero abrazarte y tomar tu mano, pero debo pensarlo.-Se acercó a su amiga y la abrazó con cuidado para no lastimar su brazo herido.

Siguieron platicando sobre la boda de mentiritas por un rato más hasta que la señora Park las llamó a cenar. Cuando las niñas se sentaron en la mesa para comer, estuvieron todo el tiempo tomadas de las manos. La señora Park las miraba con ternura mientras comían y platicaban.

-Y dime, Sana  ¿Cómo son tus padres?- Preguntó la mamá de Jihyo con algo  de curiosidad.

-Pues...- La niña puso un dedo en su mentón, pensando qué les podía decir.-Mi mamá se queda en casa siempre a cuidar de la abuela. Ella no puede ir al baño sola ni caminar. Tampoco recuerda bien las cosas... Después está mi papá que trabaja todo el tiempo, casi nunca está en casa, pero cuando vuelve, es malo.

-¿Malo?- Preguntó Jihyo con inocencia. No tiene recuerdos de su papá, por lo que siempre pensó que un papá sería tan bueno como su mami.

-S-si... Siempre bebe y a veces los oigo pelear. Mi mami tiene golpes pero nunca me quiere decir nada al respecto.- Sana bajó la mirada y Jihyo le tomó la mano con un poco más de fuerza.

-Lo siento, Sana... No sabía.- Se disculpó la señora Park, quien comenzaba a juntar los platos ya vacíos.

-No hay problema, señora. Al menos ustedes son dulces conmigo.- Dijo eso mirando a Jihyo, quien le sonrió con ternura. Saber por lo que pasaba Sana la hizo pensar un poco y ponerse en su lugar.

Luego de ayudar un poco a recoger la mesa, las niñas fueron a la habitación de Jihyo, donde la señora Park ya había puesto un colchón extra para que haya suficiente espacio para ambas niñas.

-Sana, tú dormirás en mi cama y yo en el colchón del suelo ¿si? -Eso no le pareció justo a la mayor, quien quería dormir con Jihyo, así que se le ocurrió una idea. Sana quitó el colchón de la cama de Jihyo y lo puso en el suelo junto al otro. La coreana sonrió de oreja a oreja al entender lo que hacía la japonesa.

-Listo, ahora podemos estar juntas.- Sana se sacudió las manos y se fue a poner su pijama. Luego Jihyo hizo lo mismo y se acostaron cada una en un colchón, algo distanciadas.

-Sana ¿tienes frio?- La mencionada asintió y se frotó las manos para calentarlas un poco mientras la más pequeña se levantaba en busca de una manta. Encontró una y se la dio.

-Gracias pero... ¿Tú no tienes frio?- Preguntó preocupada la mayor, recibiendo una risita como respuesta.

-No, tranquila. Yo no...-Su diálogo fue interrumpido por un bostezo, indicando que ya casi se dormia.-No tengo frío... Gracias Sana...- Y eso fue lo último que logró decir antes de caer dormida. Aunque hubiese dicho eso, Sana notó que la pequeña mentia. Esta se encontraba hecha bolita y temblando, por lo que la japonesa se acercó más, y la abrazó, tapándola también con la manta. Al instante dejó de temblar y Sana pudo dormir tranquila sabiendo que Jihyo lo estaba también.

𝗧𝗿𝗲𝗲𝗵𝗼𝘂𝘀𝗲 𖦹 SAHYOWhere stories live. Discover now