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-Jihyo, deja de mirar hacia allá.-Musitó una de sus mejores amigas, Jeongyeon.- Debes superarla, ya pasaron seis años...

-Sí, Jeong. Ya pasaron seis años y ella no me da ni la hora, lo sé...- Bufó Jihyo, dejando de mirar hacia donde se encontraba la japonesa para observar su almuerzo con desgana. Lo repites todo el tiempo.

-Pero tiene razón.- Agregó Dahyun, quien
miraba a su amiga con algo de tristeza.- Todas somos conscientes de lo mucho que la querías y nos gustaría volver a verte así pero-...

-Pero nunca lo hará.- Interrumpió Jihyo, dejando su sándwich de lado.- Ya entendí chicas. Necesito refrescarme.- Se levantó de ahí, dejando a sus amigas con las palabras en la boca y se dirigió fuera de la cafeteria.

Caminó a paso rápido hasta el baño de chicas, se miró al espejo y observó su cabello recientemente teñido de rubio. No le quedaba nada mal, pero el hecho de habérselo teñido sólo porque Sana también se lo había dejado de ese color la hacía sentir mal. Como si estuviese buscando la aprobación de aquella chica. Supuso que sería mejor comenzar a soltar de una vez por todas.

Sacó unas tijeras de su mochila y suspiró, mirando su reflejo en el espejo. Esbozó una sonrisa y comenzó a cortar su largo cabello. Los mechones rubios caían al suelo y las tijeras no paraban de cortar. Cortó y cortó hasta que su cabello quedó un poco más abajo de los hombros.

Satisfecha, se miró en el espejo y sonrió.- Ahora voy a dejar de ser alguien que no soy... Se acomodó el cabello y comenzó a juntar los mechones que quedaron en el suelo para echarlos a la basura.- Se acabó eso de mendigar atención de alguien que claramente no quiere dármela.

Luego de eso, se dirigió al salón. Fue la primera en llegar, por lo que cuando sus amigas llegaron, la miraron sorprendidas.

-Dios mío, Jihyo...- Dahyun se cubrió la boca y la miró con una expresión de
sorpresa.- Te ves tan...-¿Magnifica? ¿Espléndida?- Quiso completar Jeongyeon, haciendo que la rubia suelte una risita al recibir tales halagos.- Si no fueras mi hermana de otra madre, sin duda te comería la boca.- Bromeó la mayor.

-¡Jeongyeon! -Exclamaron sus amigas al unísono.

-¿Qué? Le queda genial.- Se cruzó de brazos.

-Gracias chicas.- Rió levemente Jihyo, acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja. Decidí cerrar ciclos y, tal vez, dejar de pensar en... ya saben..

-¡Eso! Finalmente te diste cuenta.- Jeongyeon le dió palmadas en el hombro a su amiga más baja. -Hay que celebrar.

-¿Esta noche en mi casa? Mi mamá compró un equipo de karaoke que podemos estrenar.- Sugirió la más baja, moviendo las cejas.

-¡Vaya! Ya le dices "mamá".-Comentó Jihyo, con una dulce sonrisa. Dahyun se ruborizó algo apenada.- Es algo bueno, Dubu, no te preocupes.

Así pasaron las clases. Hicieron un grupo para un proyecto, charlaron, recibieron un llamado de atención por hablar en clases y, por último pero no menos importante, Jihyo se sintió poderosa al sentir que Sana la miraba a cada rato en el autobús.

Jihyo llegó a su casa y saludó a su mamá, quien la halagó por su nuevo y repentino corte de cabello. Le alegraba ver a su hija comenzar a dejar ir las cosas que le hicieron mal.

La jovencita tomó un baño, se arregló un poco-bastante para ir a la casa de Dahyun. Sabía que Tzuyu siempre invitaba muchos amigos porque ella, a diferencia de su hermanastra, era muy social y extrovertida. Tal vez Jihyo podría conocer a alguien que pudiera ayudarla a dejar de pensar enla linda japonesa que la traía loca desde los siete. Ya saben, sacar un clavo con otro clavo.

𝗧𝗿𝗲𝗲𝗵𝗼𝘂𝘀𝗲 𖦹 SAHYOWhere stories live. Discover now