Capítulo 23

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Con una sonrisa abrí los brazos y recibí a mi tambaleante hijo, el cual sonreía y gritaba, debido a los pasitos que estaba dando, con orgullo lo levanté e hice girar en mis brazos.

— ¿Mami?, dijo con su voz suavecita y aterciopelada, mientras miraba alrededor.

— ¿Vamos por mami?, dije viendo como este asentía y tomaba mi mano para que lo llevara junto a Barcode. Mientras recorría el lindo jardín de nuestra casa, pensaba en cómo había pasado el tiempo, Kimhan tenía un año y un mes, caminaba y hablaba varias palabras, era maravilloso ver como todo parecía haber pasado en un sencillo y simple suspiro.

Recuerdo cuando compramos esta casa, el moreno había quedado prendado del inmenso jardín y si bien la casa era pequeña en comparación a la de mis padres, con el cuidado y amor de Barcode, era un hogar perfecto al que amaba llegar cada día.

Abrí la puerta de vidrio que separaba el patio del gran salón y vi como Kimhan, a paso vacilante corría a donde estaba Barcode sentado, el moreno con una sonrisa lo cargó y sentó sobre sus piernas, mientras miraba unas cosas que la organizadora de eventos le mostraba, con una sonrisa la saludé y me senté al lado de mi prometido.

— Prefiero un pastel, de varios sabores distintos, dijo Barcode mirando las fotos que la mujer le mostraba.

— ¿Pastel?, dijo Kimhan con sus ojos brillantes. Si algo no había cambiado en este tiempo, era el hambre voraz de mi hijo, el cual ahora estaba más grande, pero seguía teniendo esas mejillas regordetas y los mismos ojos negros brillantes igual a Barcode.

— ¿Quieres pastel?, dijo el moreno moviendo su pierna y haciéndolo saltar con suavidad, con amor besó su frente y el pequeño se pegó a su pecho, a veces Barcode dejaba que Kimhan mamara aunque ya no tenía leche, pero entendía que a nuestro hijo le gustaba el contacto que se generaba cuando estaba pegado a su pecho.

— Estamos en la fase final, así que los dejaré descansar para que conversen y decidan los últimos detalles, dijo la mujer con una sonrisa mientras guardaba sus cosas y se despedía, con un movimiento de cabeza nos dejó solos.

— Mami patano, dijo Kimhan sacando la cabeza del pecho del moreno y mirándolo con esos ojitos de cachorro abandonado que había perfeccionado tan bien, esa misma mirada que hacía que nadie le negará nada, el moreno con una sonrisa lo colocó en el costado de su cadera y fue a la cocina, con placer vi como tomaba un plátano y lo molía en un pote, cuando estaba como una pasta, le exprimió una naranja y lo revolvió.

Cuando volvió a mi lado, sentó a Kimhan en el suelo y colocó el pote en la mesita frente a él, mi pequeño con maestría tomó su cucharita de plástico y empezó a comer.

— Debes dejar que coma solo, dijo cuando vio mis intenciones de sentarme a su lado y darle de comer — ¿Prefieres un pastel de chocolate o de manjar?

— Ambas me gustan, dije sin perder de vista al pequeño, que ajeno a todo comía feliz de la vida. Sin poder evitarlo, me senté al lado de Kimhan y acaricié su espalda, viendo que no se fuera a echar mucho a la boca, ya que, algunos sustos nos había hecho pasar en el pasado, debido a que se había atragantado por tener mucha comida en la boca — ¿Qué prefieres tú?

— Creo que también me gustan ambas, dijo el moreno imitándome y sentándose al otro lado del pequeño — Lía insiste en que debemos tener una torta de bodas clásica, pero no quiero una boda común, es decir no me gustan las cosas tradicionales.

— Me gusta tu idea de boda, dije acariciando su mejilla — Sigamos con los planes iniciales.

— Es que me da miedo, ¿Qué pasa si a tus padres o a los míos no les gusta?, dijo llevando sus rodillas al pecho — Ellos esperan esta boda con ansias, no quiero decepcionarlos.

Un año para enamorarte | JeffBarcodeWhere stories live. Discover now