Capítulo 7:

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《Aunque quisiera ser un feliz ignorante, no puedo ignorar mis metas》

Quisiera decir que ya he encontrado a mi hermano, tengo una idea pero como una ilusa intentaba dejarlo para después solo para disfrutar mi estadía junto con mis amigos; mis primeros amigos que pudieron ayudarme cuanto podían. Pero mi corazón sabía que tenía que irme, podía ver los planes de Mori a kilómetros y no me gustaban, veía su mirada astuta, aunque me guste leer libros con Hirotsu, entrenar con Tachihara e ir de compras y chismorrear con Gin, no puedo quedarme en este lugar. Tampoco por Chuuya, aunque luego de aquel suceso el comenzará a cuidarme más, a tal punto que nos volvimos verdaderamente casi inseparables, en cada misión yo me comportaba como una niña chica sin querer hacer nada que le corresponde a una mafiosa, simplemente actuaba de acompañante para Chuuya y me divertía burlándome de él, solo cuando él necesitaba ayuda le daba una mano, pasaba; bastante seguido, que nos enfrentamos a escorias, a traficantes de personas, a pedófilos, corruptos, etc, siempre había alguien con quien la mafia hacía tratos o a quienes querían liquidar, pero esos a veces decían o actuaban con demasiada libertad, mis principios no me permitían dejarlos sin castigo, era Chuuya el que resolvía mis problemas luego.

A pesar de estar ya casi dos años en la Port Mafia, y a pesar de querer tanto a los integrantes, sabía que tenía que irme. Porqué cuando me quedaba a dormir en la oficina, siempre me acostaba en el sofá que daba vista a una ventana enorme; dejándome ver la luminosa ciudad, miles de preguntas rondaban por mi cabeza impidiendo dormir. A veces quería gritar pero no podía, había tanto que guardaba y no podía sacar, había tantos recuerdos que apagar. Sentía que me faltaba algo, y deseaba encontrar a mi hermano.

Tal vez, ahí pueda cambiar mi modo de vivir. Encontrandolo, tal vez encontrara al fin ese sentido en mi vida. Y por fin, podría cerrar los ojos sin pensar en lo maravilloso que sería desaparecer.

Yo no soy ingenua ni ilusa, solo cerraba los ojos a lo evidente para prolongar mi estadía, Mori Ogai lo sabía. Chuuya estoy segura que lo sospecha pero no quiere decir nada por temor. Y yo ya no puedo más.

Hoy cumplo 18 años, casi la misma edad que tenía Chuuya cuando lo conocí. Cuando nos conocimos, él tenía 19 y yo 16, ahora tengo 18 y él 21. Él es tan grande ya, quisiera ser más grande, pero ahora por lo menos puedo tomar vino con él; ese hecho me sacó una gran sonrisa.

Mi mente se llenó de un debate que me dejaba dubitativa, lo que me volvió a los sentidos fue Chuuya entrando a mi oficina.

- Blake tenemos el día libre. Se ve que el Boss hoy está de buenas.

- ¿Ah sí? ¿Qué planes?- pregunté a medida que me levantaba de mi asiento.

Seguro ese bastardo se enteró que hoy era mi cumpleaños. El año pasado no lo festeje y no le conté a nadie.

-Ninguno. Tal vez vaya a mi casa a descansar, tengo una buena botella de vino esperándome, es nueva; la obtuve en nuestra última misión.

-¿Cuando fuimos a la mansión de aquel político? ¿Cuando tuviste tiempo para llevarte una botella sin que se diera cuenta?

-Se-cre-to- respondió con aires de misterio y una sonrisa.

- ¿Qué tal compartir la botella conmigo? yo podría cocinar algo.

-¿Vos cocinar?, la vez pasada intentaste pero casi quemas la sopa, lo único que te sale sin duda delicioso es lo dulce, pero en la comida mejor me encargo yo.

-Ay ay, tampoco tan mal estuvo, solo me

distraje un poco. Pero si vos decides cocinar, no me negaré.

- ¿Entonces por la tarde? A las 18:00 creo que está bien.

-Bueno, tendré que ver con qué me entretengo hasta esa hora. Supongo que iré a visitar a los lagartos.

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