Еclipse ||| Chuuya x Oc |||

Capítulo 10:

《La belleza de las cosas existe en el espíritu de quien las contempla》

Narrador omnisciente:

Digamosle que la situación era de lo más incómoda. Akira estaba tan nerviosa que preferiría que la ataquen enemigos de todos lados o que la tierra la tragara.

Ella sentía que era el centro de atención y detestaba eso. Pero sobre todo sentía preocupación por lo que pudiera pensar él. Osamu Dazai; su hermano mayor el cual al entrar exclamó saludos animados y al verla mostró un rostro curioso y coqueto, pero a sus adentros sentía como si tuviera el corazón sujetado por una mano invisible que lo apretaba a medida que se acercaba a ella.

Dazai ya esperaba su llegada por el aviso de Nakahara Chuuya, a pesar de estar esperando su llegada, era una gran sorpresa verla después de tantos años. Ver como ha cambiado y la ligera preocupación sobre cómo ella reaccionaría al conocerlo. Él temía tener que relacionarse con ella, prefería verla de lejos. En su interior había una lucha de sentimientos encontrados que se oponían en una batalla, pero decidió ocultar su vergüenza y nerviosismo con la máscara del bufón.

Se tranquilizó pensando que ella no sabía que él conocía su existencia pero que simplemente no quería ser parte de su vida. Así que el cierto temor a su odio por haberla abandonado se fue tranquilizando. En su mente él no sabía que iba a suceder, a pesar de estar pensando antes en los múltiples escenarios que podrían ocurrir cuando se conozcan, él no podía imaginarse tener a alguien en su día a día, no podía imaginar tener a alguien de verdad en su vida.

No sabía qué hacer, pero según él era mejor no empezar algo que luego lo podría romper, prefirió actuar de tal manera que decepcionará a su hermana pequeña, de tal forma para que decida por ella misma a dejarlo. Él se convencía que lo mejor era eso, a qué como todo en su vida, se terminé perdiendo cuando apenas toque sus manos indignas.

Ella podría ser útil, hasta demasiado si como dijo Chuuya ella enfrentó al Boss de la Port Mafia y ahora camina tranquilamente. Sin decir que ella es su hermana, seguramente tiene su potencial, pero por alguna razón él prefería no incluirla.

Él intentó hacer que su mirada no lo delatará, simplemente expresó su curiosidad que en cierto sentido era verdadera.

—¿Quién es esta bella joven dama?— preguntó el castaño con una sonrisa coqueta que casi flaquea al ver como ella temblorosamente intentaba secar sus manos sudorosas contra su pantalón negro. Solo el ver como sus ojos brillaban al verlo, como si se tratará de lo más maravilloso en su vida.

Él sabía, nunca nadie en su vida lo ha visto con ese tipo de mirada. Muchos lo miraban con temor, odio, respeto, agradecimiento, hasta con seducción, hubo hasta alguien que sinceramente lo miraba con preocupación y cariño, pero nunca de tal forma como lo miraban esos ojos tan similares a los suyos pero al mismo tiempo no; decir que sus ojos eran un igual a los suyos sería menospreciarlos, sus ojos eran más claros, más puros y con ese brillo parecían verdaderas estrellitas atrapadas en la dulzura de la miel. Por un momento él sentía que su vida valía algo si había alguien que lo mirara como ella lo mira a él.

Toda mirada del pasado ha sido opacada y su sonrisa coqueta inconscientemente fue cambiada por una sincera y cálida que enseguida intentó arreglar.

Ella en su mente tenía una lucha interna sobre cómo debería de actuar o qué decir, pero su cuerpo no era capaz de avanzar siquiera, ella veía su sonrisa coqueta y recordó que tal vez él no la conoce, tal vez ni siquiera sabe que tiene una hermana menor; entonces no debería de actuar precipitadamente y decir de golpe que es su hermana menor que lo ha estado buscando desde hace años.