A la Cuarta División le falta un Teniente, un Vice-Capitán que sea digno de llevar tal título, pero Kazutora ni siquiera se molesta en buscar uno y nadie objeta nada. Sin embargo, un día Mikey se harta y le reclama que busque uno, teniendo a sus dos...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"One taste of heaven, then back to hell"
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Simplemente le pareció extraño. Él era un extraño. Y es que Chifuyu no se tragaba el cuento de Nakamura. ¿Que se haya tirado de un puente al agua y saliendo ileso de ella? Pff, era una idiotez, nadie podía hacerlo. Además, ¿que Baji-san le haya permitido dormir en su cama, y que de paso le diera ropa siendo un completo desconocido? JAJA.
Sin embargo, Chifuyu se estaba saltando un detallito importante; Baji en ningún momento negó el cuento de Kairi cuando podría haberlo hecho. Estaba tan segado en la ira que Nakamura le provocaba con tan solo mirarlo, que no razonaba bien. Incluso ocultando lo que sentía -celos y tal vez envidia- con una excusa muy barata: Nakamura Kairi es de otra pandilla, y de una pandilla enemiga de ToMan; y aunque aún no podía descifrar cuál es, no veía error alguno en su suposición. Y con ver a aquel oficial en la entrada del callejón pronunciando su nombre, aumentaban más sus sospechas hacia Nakamura.
«Es un pandillero, un criminal que se mete con la ley por cosas estúpidas y para nada honorables» Chifuyu pensó con seguridad, aún si no sabía nada de lo que allí ocurría.
—Agh —se quejó Kairi, sonriendo y mirando hacia abajo, atrayendo la atención de Chifuyu—, ¿por qué tenía que ser él? Incluso trajo el disfraz de policía, con el arma y todo...
—Sabía que no eras de fiar —le contestó Chifuyu, apretando más su agarre.
—Oye, rubio —llamó el uniformado, acercándose al dúo de adolescentes—, suéltalo.
—Golpeame —le pidió Kairi al levantar la mirada.
—¿Qué? —Chifuyu le miró confundido.
—Que me golpees —le repitió Kairi, mirando de reojo que el oficial se acercaba—. De preferencia, noquéame, déjame inconsciente; prefiero estar en el hospital que irme con ese idiota.
—...No jodas —Chifuyu rió levemente y le murmuró:—. Sí que estás loco, Nakamura.
—Oye niño —el oficial se colocó a su lado, imponiendo respeto cuando su voz se volvió más fuerte y seria que la primera vez que le habló—, he dicho que lo sueltes. No busques problemas.
