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Arabella Montserrat

El frío se cala por mis huesos y me encuentro en un estado masoquista al no hacer nada para solucionar la situación.

Sociedad.

Esa palabra ha permanecido en mi consiente este día.

Palabra simple, significado profundo.

O eso, al menos, desde el criterio de cada persona.

Vivimos en una sociedad, donde pertenecen millones de personas de personalidades diferentes, y de diferentes "razas".

En la sociedad existen reglas que permiten que entre todos vivamos en paz, es ahí donde se diferencia lo bueno de lo malo en otras palabras "Lo bien visto" de "Lo mal visto".

Tras cada generación que pasa la sociedad evoluciona, no sé decir si para bien o para mal, pero los tiempos cambian al fin y al cabo.

A pesar de eso hay Tabús que aún se mantienen... Cómo el ser juzgada por un vídeo íntimo que se publique sin tu consentimiento.

No me siento emocionalmente estable para recibir todas esas flechas contra mí sí esos vídeos llegan a salir en las redes.

No podría con el señalamiento, ni con las palabras hirientes en mi contra... Simplemente no podría.

La sociedad lo vería mal, y me caerían encima.

Y podría decir que no me importa lo que diga el resto, pero he crecido con la enseñanza de que sí, debe de importar, porque después de todo, vivimos en una sociedad.

Que cada desición que tomes quedará marcada y recordada para el futuro, y de eso podrá depender si te contrataran en algún empleo, o si serás lo suficientemente valiosa o importante como para ser la esposa de alguien.

Así es la sociedad.

Matas una vez, serás un asesino por siempre.

Así sea por error, que es lo que más duele.

El brazo de Nathaniel me sostiene la cintura en un intento, con falso cariño, de darme calor. Sus amigos rien de quién sabe que estupidez al igual que él, y cerca de este grupo, quizás seis pasos frente a mí, se encuentra una de las chicas con las que se beso la vez que los ví. Ella actúa como si nada, simplemente charla con sus amigos, sin importarle mi presencia aquí.

Nathaniel simplemente me amenazó con lo del vídeo, porque se enteró del gol que me dedico Wyatt aquel día del partido en el instituto.

Le asegure que no era nada, que solo era un amigo... A pesar de que a este punto ya no sienta dentro de mi que sea del todo cierto eso último, si no que hay algo más.

Sé que soy una mentirosa intentando salvarse de su calvario, pero no cuento con más opciones.

Me siento nuevamente en la cárcel, encerrada nuevamente, está vez en una cárcel subterránea, porque esto es así. Subes, subes, sigues subiendo, y cuando mejor estas, vuelven a hacerte caer más bajo y profundo de lo que anteriormente habías caído... Sin mencionar que más doloroso también, porque empiezas a creer que porfin todo está bien, que llegó el momento de ser feliz y te demuestran que solo estuviste equivocada.

-Aqui es donde pertenes, conmigo. -dice a mi oído para luego depositar un beso en mi sien.

Aún así mi mente se mantiene lejos de la realidad.

Sus amigos beben, se drogan, bailan, se besan algunos, y yo simplemente parezco un maniquí, al que Nathaniel mueve a su antojo.

Ni siquiera una sonrisa por política me sale. Tampoco mis piernas parecen funcionar para huir de aquí. Es como, si simplemente ya me adaptará a qué la situación es esta, mi realidad es está, y eso nunca va a cambiar. Me condené a vivir así.

Por toda la eternidad.Where stories live. Discover now