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Era un hermoso día, el mar se escuchaba a lo lejos, la tranquilidad danzaba en el aire y la luz del sol comenzó a entrar por el gran ventanal que estaba en la habitación pegando de a poco en la piel de esos 2 amantes que se entregaron en cuerpo y alma...

POV JOAQUÍN

Comencé a despertar a medida que la luz pegaba en mi rostro, me restregué un poco los ojos tratando de acostumbrarme a la luz, pude sentir un brazo rodeando mi cintura y sonreí al recordar que era mi hermoso Emi el que me abrazaba, no tardé ni medio segundo más en hacer estallar mis mejillas totalmente ruborizadas por lo atrevido que fuí la noche anterior – vaya valentía la que te brinda una copa de vino - no podía creer que me había entregado a alguien, estaba sorprendido conmigo mismo, yo había prometido que no haría nada hasta estar seguro ó hasta que me case, al parecer las cosas no salen cómo tú las planeas, pero estoy feliz de que Emilio sea la primera persona en mi vida, pero... yo no fuí la primera en la suya....

¿Para él habrá sido igual de especial cómo para mí lo fué? ó ¿sólo fué una noche más de sexo?

El omega estaba realmente asustado, no quería pensar algo que no era, pero ¿y si era cierto lo que pensaba?, si su miedo resultaba cierto se daría un buen golpe por idiota, pero por otro lado estaba el hecho de que el oji-café nunca le ha dado razones para desconfiar de él. No sabía ya que pensar.

POV EMILIO

La luz pegaba directo en mi cara quitándome por completo todo rastro de sueño, quise restregarme los ojos, pero me dí cuenta de que mis manos estaban ocupadas, dirigí mi mirada hacía mis manos y me dí cuenta de que estaba abrazando a un hermoso omega y lo mejor de todo es que era mi omega. Sonreí al verlo de lado, parecía que aún estaba dormido. De inmediato llegaron a mi cabeza imágenes de lo que había sucedido la noche anterior y uff... nunca pensé que eso sucedería, no estaba en mis planes, sólo estaba planeada la cena, de todas formas, fué especial para ambos, nunca había hecho el amor con alguien, siempre era sexo sin compromiso con omegas de los que no sabía ni el nombre, pero ayer... ayer fué único y es un recuerdo que nunca voy a borrar de mi mente.

El rizado estaba feliz, su alfa interior ronroneaba de felicidad, estaba unido a su omega. Empezó a hacer círculos en la cadera del omega, sólo esperaba no despertarlo, pero su intento por no despertarlo no funcionó ya que sintió cómo su omega se removía entre sus brazos.

- Buenos días, amor mío - espetó el alfa con una voz ronca y lenta que hizo que la piel del ojimiel se erizara

- Hola cariño - respondió el omega girando para poder plantar un beso en los labios de su dueño

El dulce omega plantó un pequeño beso en los labios del alfa y éste sonrió a mitad del beso, el rizado envolvió aún más al ojimiel para acercarlo y darle otro de los mil besos que quería darle. El omega olvidó por un momento todas las interrogantes que tenía en su cabeza y le siguió el beso a su alfa. Se separaron por falta de aire y el alfa se separó un poco más para poder verlo y enserio que antes no creía en nada de ángeles y esas cosas, pero cuándo vió a ese omega no le quedó duda de que existían, corrió con su dedo un mechón que estaba cayendo por la frente de su lindo omega.

- ¿Cómo estás? ¿te sientes bien? – el alfa lo miraba con un gran brillo en la mirada

- Soy el más feliz en el mundo Emi, gracias...- trataba de no mostrarse preocupado, ni de emanar miedo por las preguntas que invadían su mente

- Gracias a tí amor mío, tú eres todo lo que quiero, soy tan afortunado de tenerte conmigo Joaco...- dijo el rizado acunando el rostro del omega entre sus manos y dejando un corto beso en sus labios y subiendo a dejar uno en su frente – vamos a desayunar cariño ¿se te antoja algo en especial?

¿A Dónde Vá Uno Cuándo Tiene El Corazón Roto? // Adaptación Emiliaco OmegaverseWhere stories live. Discover now