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Cuando fue la presentación del libro, tanto como Cellbit como los demás autores fueron convocados a distintas librerías a presentar el libro, leían un par de fragmentos, cada autor estaba acompañando de uno de los del equipo de ilustración, quién estaba junto a Cellbit en aquella pequeña librería local era Richar, un joven muchacho que estudió ilustración en una de las mejores academias de dibujo del país.

El joven le mostró el cuaderno de dibujos que llevaba a todos lados, sus dibujos eran detallados, algunos estaban coloreados, otros eran en blanco y negro, otros con tinta, las distintas técnicas y dibujo, desde personajes, hasta escenas cotidianas y uno que otro personaje de Marvel que el castaño le gustaba mucho lo sorprendieron.

— Nunca fui muy bueno con el dibujo así que no tengo mucha idea al respecto pero tus dibujos son muy buenos, son muy lindos, me gustan — dijo Cellbit, estaban ya al final de la presentación, firmando un par de copias para aquellos que quisieran—. Tienes mucho talento.

— Gracias, mayormente dibujo esto para mí, pero me encanta mucho ilustrar para libros también, me pasa cuando leo algo me imagino algo en mi cabeza y es un lindo desafío intentar poner lo que tengo aquí — tocó su cien—, y pasarlo a la hoja, es un reto mayor cuando es poesía porque por la forma en la que está escrito... A veces no son imágenes muy claras, es muy metafórico hay que entenderlo muy bien para poder ilustrarlo.

— Oh, sí, es complicado— dijo Cellbit, ya que a veces, no entendía del todo lo que decía Roier, debido a sus rimas—. Tu talento es impresionante, vas a llegar muy lejos, Richar.

— Gracias— el menor estaba sonriendo mucho —. Espero algún día volver a trabajar con usted en algún proyecto en conjunto.

— Oh, seguro que te aviso, estoy trabajando en un proyecto ahora, también es de poesía, está en una etapa muy inicial aún... Es bastante cursi pero- — su mirada se distrajo un momento, al ver aquella cabellera castaña, ahí estaba su Roier estaba mirando unos libros, su amor había llegado y su corazón se aceleró al saberlo, Cellbit sonrió levemente, hizo una pequeña reverencia hacia el menor—. Ya vuelvo, disculpa.

Se levantó del lugar y se acercó al castaño, que estaba viendo en la sección de Poesía, con detenimiento.

Sus mejillas se inflaban un poco, concentrado en buscar algo parecía, su cabello castaño contrastaba tanto entre los libros que lo hizo sonreír, como siempre, era lindo.

— ¿Te interesó alguno? — preguntó Cellbit, Roier se volteó hacia él levemente, su rostro se puso rojo casi de inmediato.

— ¿Tú no tendrías que estar ocupado con tu firma? — dijo, con una sonrisa.

— Sí, bueno... No hay mucha gente que le interese la poesía, firmamos un par de libros ya hace un rato, pero creo que no vendrá más gente— Cellbit se encogió de hombros.

— Sí, bueno, a menos que sea una novela erótica que haga que un montón de señoras se calienten es difícil que vaya gente a las firmas de libros.

Cellbit rió un poco, asintiendo.

— Sí, creo que debería cambiar de género literario.

— Para nada, eres uno de mis autores contemporáneos favoritos, tus últimos poemas son excelentes, no caigas en el modelo capitalista para vender más— Roier pareció encontrar el libro que buscaba, ya que lo tomó con seguridad y miró la tapa con un asentimiento—. A demás... Me caen mal esas señoras, es un asco que hablen de sexo con tanta pasión, cuando deben estar tan secas como una pasa.

Cellbit rió con ganas, Roier hizo una reverencia hacia él y se marchó, el cenizo al darse cuenta que el menor no estaba lo buscó con la mirada rápidamente, lo vio a lo lejos hablando con una chica joven, la chica tenía el libro que él había encontrado momentos antes.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que algo no cuadraba: Roier no había hablado con rimas.

Con el ceño fruncido, volvió hacia la mesa donde estaba Richar, confundido, le preguntó directamente al joven con la voz algo temblorosas y baja:

— Ey, Richar, ¿Ves al chico de castaño de ahí?

— Eh... — el menor se levantó un poco del asiento hasta encontrarlo —. Sí, lo veo, es uno de los empleados de aquí, creo, tiene el chaleco verde ese y la placa con su nombre, ¿Por qué? ¿Lo conoces?

Cellbit sentía sus manos sudar.

— Algo así... — dijo, sus piernas temblaban demasiado, su corazón se acercó, le sudaban las manos —. Ya vuelvo.Salió de la librería corriendo, rumbo a su hogar, rumbo a aquel castaño que debía estar allí, pues allí lo había dejado.

Rhyming Heart |GuapoDuo|Where stories live. Discover now