Mi mano temblorosa se agarra con fuerza a la palanca mientras tiro de ella con un nudo en el estómago. El coche comienza a perder el control y mi otra mano se aferra intentando mantener el dominio de la situación.
-¡Daniel! -mis gritos se achican como lo está en este instante mi corazón.
Agarra con entereza el volante para ayudarme a estabilizarlo, y en esa milésima de segundos algo nos impulsa a mirarnos como si fuera la última vez que lo haríamos.
-¡Perdóname, Claudia! Pero tengo que hacerlo... -dice con voz temblorosa.
-¡¿De qué estas hablando, Daniel? -pregunto confundida.
Me aparta rápidamente la mano mientras reduce en gran velocidad el auto, abriendo finalmente mi puerta.
-¡¿Que estás haciendo?! -el aire entra con ímpetu desestabilizandome de mi asiento.
-¡Salta!
Lo miro desconcertada.
-¡¿Cómo que salte?! ¡¿Estás loco?! -mi pelo me impide verlo con claridad.-¡Hazlo de una maldita vez, Claudia!
Vuelvo a poner mis ojos en la carretera cerrándolos por unos segundos, deseando despertar de esta mala pesadilla. Ver delante de tí tu inminente muerte es algo aterrador, es como si todo lo que has vivido hasta ahora se desvaneciera por completo y nunca hubiera existido.
Noto como me desabrocha el cinturón y abro rápidamente mis ojos.-¡¿Que haces, Daniel?! ¡No pienso saltar y dejarte aquí!
De repente escuchamos como una de las ruedas revienta haciendo que comenzemos a perder totalmente el rumbo, observando cómo irremediablemente impactaremos con algún vehículo.
-¡Tengo mucho miedo! ¡No quiero morir! -sollozo a gritos.
Me agarra de la mejilla mientras nos miramos fijamente, aterrados.
-¡Mírame... Tú no vas a morir, Claudia! -sus ojos se tornan brillosos y su voz se quiebra profundamente. Hecha el coche hacia un lado lejos de los demás.
-Lo siento... -me observa afligido, mientras me da un empujón haciendo que salga de coche rodando por la autopista.Empiezo andar vueltas mientras siento como mi cuerpo arde en calor, pongo como escudo mis manos en mi rostro para protegerme. Hasta que finalmente dejo de rodar. Intento abrir mis ojos pesados, pero la nubosidad no me deja ver con claridad y lo único que consigo ver es un coche en llamas antes de cerrarlos finalmente.
Escucho como ecos a la lejanía el pitido de una maquina. Abro mis ojos lentamente con dificultad enturbiando mi visión, cuando de repente escucho unos gritos que me resulta familiar.
-¡Claudia, soy yo, Lucía! ¡Oh dios, gracias a dios que estás bien! -siento su cálida mano que me aprieta con fuerza.
-¿Donde estoy? -murmuro dolorida.
Me acaricia con ternura el cabello.
-Tienes que tranquilizarte, amiga. No te viene nada bien que te alteres.Oigo unos chillidos a lo lejos que cojen más fuerza según va acercándose.
-¡Hija mía! ¿Te encuentras bien? -el asiento de Lucía a sido ocupado rápidamente por mi querida madre.
-Mamá... Estoy bien. Solo me duele un poco todo el cuerpo -protesto.
Sus besos sanadores comienzan a sanar cada herida de mi piel que cicatriza con mucho esmero.
-¡Para, porfavor! No puedo respirar.
-¡La que le faltaba al aire era a mí, hija mía! ¡Ay dios santo, no sabes lo asustada que estába!
La miro compasiva.
-Tienes razón mamá... Te quiero, ¿Lo sabes? -sonrio.
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EL PLACER ES MÍO
RomanceUn matrimonio millonario tiene en común una empresa muy reconocida en Barcelona. Todo es perfecto hasta que la infidelidad entra sin aviso y te destruye por completa. Claudia, que así se llama nuestra protagonista se adentra en un mundo sexual que d...