V

114 7 0
                                    

(⁠*⁠'⁠ω⁠`⁠*⁠)

***
[[[𝙴𝚜 𝙹𝚘𝚍𝚊, ¿𝙽𝚘?]]]

°|^••°•|•^|'


 

   Un ave a quien no le importa en nada la vida de los que no entiende.
   Un día esa ave terminó despojada del sentido al perder una de sus plumas más largas.
   Ese hecho marcó una toma de comciencia inmediata.
   Quizo venganza...
   
   Así como terminó de rescribir tumbó la pluma, derramando gruesas gotas de tinta negra en el papel claro.
    —No entiendo —se dijo—. Esto me deja seco.
   Fue tan así. El cristal con whisky cerca de su mano hacía remplazado el vasito de mate hace ya casi una semana entera.
   Arrugó la cara al vaciarse el whisky.
   —Me estoy pudriendo...
   Pesas y ropa. Buscó la cama entre tanto. La oficina le parecía el peor lugar del mundo cuando tenía sueño en plena madrugada. Las siestas apenas le calmaban las ojeras.
    Recordar en sueños, de vez en cuando, era reconfortante.
    Dejar de pensar en esa ave desorientada en recelo.
    El único problema era el insomnio y las ganas de salir a gritar ese nombre.
   El nombre de la persona que quiere.
   —Ojalá no esté dormido... Su horario de mierda de viejo pajero debe servir de algo hoy —murmuró—.
   El sonido le marcaba los nervios. Hasta que respondieron.
   —¿Bueno?
   Apretó los ojos, feliz.
   —¿Aún no te dormís, che?
   Una risa tocó en la bocina.
   —Hola, Arge. No, no tengo sueño... Ya sabes. ¿Tú tampoco puedes?
    —Sí. Eh... Perdón, boludo... Es que normalmente vos no contestas mis llamadas.
   —Hoy tuve la suerte de poder escucharte.
   Las mejillas de Argentina picaron.
   —Je... ¿Por qué lo decís así? —dijo aún con esa sensación recorriendo su sonrisa—. Creí que no te gustaba que te llamara tan de repente.
   —... —sonó su respiración, calma y pesada—. No es que no me guste... Ni yo sé porque me siento tan vacío.
   —Falta de propósito —dijo presuroso—. No es de mi incumbencia y tampoco debo esperar ser tú más grande motivación... Pero... ¿Te acordas de ese poema incompleto que escribí, sobre el ave al que le arrancan una pluma?
   —¿El que busca venganza?
   —¡Ajá!
   —Sí —aún sonaba monótona esa voz por la llamada. Arge no podía ver, pero Mex sonrió al rememorar esa mañana de domingo—. Recuerdo que tenías esa cara de enojado y te dije que te cocinaría algo rico para desayunar. Me dijiste que no lo hiciera, que tú sólo desayunas café amargo. ¡Já, já! Sonabas tan serio que no supe si reír o simplemente traerte una taza de café para alegrarte esa mañana. Al final tú te levantaste de esa pose de pensador. ¿Tú escritorio sigue tan minimalista como siempre? Je... Perdón... ¿Qué decías sobre tu poema del pajaro vengativo?
   Había olvidado esas mañanas donde rechazaba los mega desayunos de Mex.
   Había olvidado su compañía.
   —¿Arge...?
   —¡Ah! Que... Ese poema. Me vino s la mente y lo rescribí antes de dormír... Pero ahora me está quitando el sueño. Tú sabes... Sé que la venganza, a pesar de ser un buen motor, no es lo mejor.
   —Sí... Mmm... Oye, yo tengo una idea para el final. ¿Quiéres oírla?
   Argenina se quedó duvitativo.
   —No sé, che. La idea de un abandonador como vos puede alterar la química de mis poemas.
   —¿Abandonador...?
   —Sí —del enfado, Argentina sintió su cuerpo encajarse más en la cama—. ¡Vos me estás diciendo cosas que ni siquiera recordaba, que ya ni siquiera vivo porque no estás acá conmigo!
     —... —la respiración pesada en la llamada tomó velocidad—. Sí...
    —¡Dejá de ser condescendiente, che!
    —¡Lo estoy aceptando!
    —¿Y qué hacés aceptandolo? ¿No pensás en hacer nada?
    De noche. Frente a la ventana, con unas botellas vacías cerca. Al otro lado del continente.
    Mex se vió acorralado.
    —¿Qué puedo hacer...?
    —Lo que sea... —dijo seco— Lo que tú quieras.
    —... —otra respiración pesada y de un breve movimiento el tintinar de vidrios cilíndricos—. El ave sin pluma se siente herida ¿No?
    —¡¿Estabas bebiendo?!
    —Siente que le quitaron una parte importante de su ser ¿No? —continuó—. Pues... Puede que la venganza no sea buena idea. Pues es sólo una pluma... Sí, es una parte muy importante de él. Pero no es lo único en su vida...
   —¡Mex!
   —Le puede salir otra —continuó—. Puede estár tranquilo y un día ver que apareció otra. Quiza no igual, quiza no le sirva de la misma manera, quiza no sea lo que quiere... Porque todo lo que una vez fue, ahora simboliza las ganas, el querer venganza.
   —¡Dale! ¡Si ese es el final del poema no sirve! ¡E' mu'largo, pelotudo!
   —Quiza, aprender a vivir con los cambios sea bueno. Para que cuando muera y reencarne pueda tener las más bellas y mejores plumas en su nueva vida...
   —¡Ahora me salís con tus cosas místicas! ¡Yo no creo en esas cosas! ¡Soy eseptico! ¡Y ateo! ¡Mex!
   —...
   —¿Mex?
   —...
   —¡Mex!
   Un golpe se escuchó.
   —¡Che! ¿Qué fue eso?
   Y un ronquido lejano.
   —... —Argentina se apretó el puente de la naríz—. No puede ser que te volviste a quedar dormido... Justo en el momento en que volvíamos a hablar... ¿Por qué me hacés esto siempre...?
   Con la cara larga colgó la llamada.

ONE SHOTS ---MEXTINA---Where stories live. Discover now