Cap. 2

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Pov Larissa

Ya había transcurrido un mes desde el inicio del curso y no vi a Elena ni una sola vez por la tarde. Cuando las seis de la tarde se aproximaban, esa mujer se esfumaba hasta la hora de la cena, día tras día, incluso durante los fines de semana.

Era su tiempo libre y tenía todo el derecho, pero su destino me inquietaba. Comenzaba a sentir un interés por ella; en nuestras escasas conversaciones, advertí lo parecidas que éramos, y no me disgustaría convertirme en su amiga.

Por lo general, no me relaciono con otros profesores; me llevo bien con Thormhill, pero la conexión con la señorita Cabreiro es diferente, tengo curiosidad.

Terminé de ordenar los papeles para la reunión con Noble esa tarde y fui a almorzar con Thormhill.

Al llegar a la cafetería, la vi sentada junto a Elena. Se habían vuelto cercanas en este tiempo, supongo que debido a la proximidad de sus aulas.

-¿Puedo unirme?- dije con mi bandeja en mano.

-Sí, por supuesto, siéntese, directora- dijo Marylin con su distintiva sonrisa.

-¿Cómo fue su día- la pregunta de Elena me tomó desprevenida, no es algo que suelan preguntarme. Sí, parece triste, pero ya estoy acostumbrada.

-Pues, si debo decir la verdad, bastante aburrido hasta ahora.

Después de un rato comiendo, escuché la pregunta que tanto deseaba hacerle a Elena, pero no sabía cómo.

-Oye Elena, ¿hacia dónde te diriges después de clase? Nunca te veo- gracias a Thormhill.

-¿Por qué lo preguntas?

-No sé, simple curiosidad.

-Me voy a dar una vuelta por el pueblo- dijo con la cara más neutral que he visto en mi vida. Estoy segura de que si la sigue molestando, no tardará en cambiar de idioma.

-¿Por dos horas todos los días?

-Sí, ¿hay algún problema?-  su tono era molesto. Tengo que resolver esto de alguna manera.

-No te creo.

-Señorita Thormhill, ¿por qué no la deja? No tiene por qué contar su vida si no quiere.

Me sonrió en agradecimiento, recogió sus cosas marchándose molesta, pero espero que al menos conmigo no lo esté.

Yo tampoco le creía; tampoco iba a preguntarle. No era asunto mío, pero me moría de ganas por saberlo.

La hora de mi reunión con Noble llegó. No fue nada del otro mundo, más aburrida de lo habitual, si soy sincera. Me dirigí a La Veleta a tomar un café y pasar el rato; no tenía nada que hacer y tampoco ganas de adelantar papeleo.

Estaba tranquila hasta que la vi. Vi lo que me tenía tan intrigada: dos calles más abajo, Elena entraba en un local altísimo. No quise saber más; sentía que estaba invadiendo su privacidad, pero al menos ya sabía a dónde se dirigía todos los días de la semana.

Pov Elena

Recién salía del rocódromo cuando la vi. Se dirigía a su coche, tan bella y elegante como siempre; su cabello plateado parecía oro bajo la luz de los faroles.

-Señorita Weems, ¿qué tal está?- pregunté con un tono dulce, aunque mi agotamiento por el entrenamiento era evidente.

-Tenía una reunión con el alcalde y luego estuve aquí en la cafetería. ¿Y usted? Si no le molesta que se lo pregunte, claro- no sé por qué, pero eso me puso muy nerviosa. Me puse más roja de lo que ya estaba.

-Sí, claro, yo estaba..- me faltaba el aire -Estaba entrenando

-¿Cómo llegaste? Tu coche sigue en la escuela.

-Caminé, solo se tarda media hora.

-¿Te gustaría que te llevara en coche hoy?- claro que sí, pero estaba sudada del entrenamiento y prefería mantener una buena impresión antes que pasar un buen rato con ella.

-Muchas gracias, pero no. Prefiero caminar; no quiero molestarla.

-Si no es molestia-  Su cara, su figura, me tenían hipnotizada; no podía negarme.

-¿De verdad?

-Sí.

-Está bien- intenté sonar desinteresada, pero no lo conseguí.

No sabía por qué me ponía tan nerviosa. Hasta donde yo sabía, solo sentía admiración por ella, pero al estar a solas  sin singuna otra persona me ponía muy nerviosa, aunque no tanto como para que se notara. Yo lo sentía.

Al llegar a la academia, fui a mi habitación para ducharme antes de cenar. Me quité la ropa deportiva y dejé preparada ropa normal para bajar a cenar. Poco después de salir de la ducha, recibí una llamada de mi amiga Bora, quien quería ponerse al día. No hablaba con ella desde poco antes de llegar aquí.

-¿Tía, qué tal?

-Muy bien, me acaban de dar un puesto en un colegio cerca de donde estás tú- se le notaba muy emocionada y yo estaba emocionada por poder verla después de cinco meses.

-Estoy muy orgullosa de ti Bora, ¿hablamos luego? Tengo que bajar a cenar.

-No puedo, ¿mañana?

-Vale, adiós, te quiero.

-Yo también.

Ella era como mi hermana; nos conocimos en la secundaria y desde entonces hemos sido inseparables. Me hacía muy feliz poder verla más a menudo ahora que va a trabajar en un pueblo vecino.

Cuando bajé al comedor, Marylin estaba detrás de mí preguntándome dónde había ido. Ya estaba cansada de sus preguntas. Me cae bien, pero si fuera menos intensa, seríamos buenas amigas. El problema es que somos las únicas profesoras que viven en la escuela, los demás se van a sus casas luego de las clases.

Su insistencia era tal que ya no la soportaba más. Si hubiera dejado de insistir a la primera, se lo habría contado, pero ahora había llegado al punto en el que ya no quería hablar con ella. Me estaba agobiando demasiado.

-Venga, dímelo. ¿Qué te cuesta? - dijo con un tono agudo insoportable.

-No- estaba a nada de empezar a hablarle en español para que me dejase en paz.

- ¿Y por qué has venido hoy con la directora Weems? - ya está, hasta aquí e llagado.

- Buenas noches Thormhill.

- Pero no me ignores, dime algo.

Regresé a mi cuarto bastante cansada, tal y como me tumbé en mi cama me quedé dormida .

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𝙽𝚘 𝚖𝚎 𝚒𝚖𝚙𝚘𝚛𝚝𝚊 | 𝙻𝚊𝚛𝚒𝚜𝚜𝚊 𝚆𝚎𝚎𝚖𝚜 𝚇 𝙵𝚎𝚖 𝙾𝙲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora