Cap. 3

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Pov Elena

Al día siguiente, viernes, las cosas pasaron con normalidad, la única diferencia fue no encontrarme a Thormhill por los pasillos.

Al terminar clases, decidí salir de la academia y pasar la tarde en el pueblo. Necesitaba un respiro.

Mientras paseaba, vi a Larissa, sentada en la terraza de la cafeteria, tomando una taza de café. Me acerqué para saludarla.

-¡Hola, señorita Weems! ¿Cómo está?- pregunté, esbozando una sonrisa.

-Hola, estoy bien. Acabo de terminar una reunión con el alcalde, nada importante. Y por favor, tuteáme, hemos hablado lo suficiente para seguir con formalidades- respondió ella.

-Entiendo. ¿Quieres compañía?- pregunté, tomando asiento frente a ella.

-Por supuesto, bienvenida- contestó, devolviéndome la sonrisa.

Pasamos un rato agradable, dialogando sobre nuestras vidas y experiencias como profesoras. Noté cómo nuestra relación se estrechaba, me alegraba tener a alguien con quien hablar y sentirme cómoda.

El resto de la tarde lo pasé paseando por el pueblo, disfrutando del paisaje y la calma que ofrecía. Al regresar a la academia, me encontré con Marylin, quien, emocionada, planeaba una salida al cine para estar juntas.

Aunque su insistencia me abrumaba un poco, acepté. Después de todo, estaba siendo amable.

Tras cenar, me retiré a mi habitación para corregir trabajos y exámenes. Aunque no tardé demasiado, unas dos horas, estaba exhausta. Solo deseaba sumergirme en un sueño profundo. Sin embargo, algo había cambiado dentro de mí, una sensación nueva que mezclaba comodidad, felicidad y un leve nerviosismo.

Comprendí que estaba desarrollando sentimientos por la señorita Weems. Aunque sabía que era inapropiado, no podía evitar sentirme atraída hacia ella. Pero también temía las consecuencias si alguien descubría esos sentimientos. Por ahora, debía ocultarlos y enfocarme en mi labor.

El día siguiente resultó menos intenso de lo esperado. Esperaba soportar las preguntas de Marylin, pero no fue así. Estuve tranquila; no hizo preguntas, se dio cuenta de que si me presionaba, no colaboraría. Vimos "Spider-Man: Across the Spider-Verse", ¡qué rabia que la dejaran a medias!

Después del cine, Marylin y yo conversamos mientras caminábamos hacia la academia. A pesar de mi decepción por no ver la película completa, disfruté del tiempo compartido.

Al llegar, nos despedimos y cada una se retiró a su habitación. Mientras me preparaba para dormir, mis pensamientos seguían en Larissa. Recordaba los momentos de aquella tarde y cómo me había sentido en su compañía.

Me senté en la cama y reflexioné. Sabía que era inapropiado sentir algo por una compañera, especialmente siendo ella mi superior. Además, había barreras como nuestra diferencia de edad y su vida establecida en el pueblo.

A pesar de todo, no podía negar los sentimientos que brotaban. Era una sensación agridulce, me hacía sentir viva y emocionada, pero también me llenaba de miedo y dudas sobre las consecuencias.

Decidí ocultar mis sentimientos y enfocarme en mi labor. No quería que mis emociones interfirieran en mis responsabilidades. Larissa era una persona importante, una amiga y mentora, y no quería poner en riesgo esa relación por un capricho del corazón.

Los días pasaron y nuestra amistad se fortaleció. Pasábamos más tiempo juntas, compartiendo risas y confidencias. Larissa se convirtió en alguien en quien podía confiar plenamente, lo que me llenaba de gratitud.

Sin embargo, a medida que nuestra relación se estrechaba, también crecían mis sentimientos por ella. Me encontraba en una encrucijada emocional, debatiéndome entre ocultar mis emociones o revelar la verdad y enfrentar las consecuencias.

El paso de los días en la academia seguía su curso habitual. A medida que me familiarizaba más con el entorno, también iba conociendo a las personas que formaban parte de ese pequeño universo. Entre ellas, Larissa destacaba por su responsabilidad y por esa aura imponrnte que la rodeaba.

Nuestros encuentros casuales se convirtieron en un ritual. A menudo, después de las clases, nos encontrábamos en su despacho o en alguna de las cafeterías cercanas. Hablábamos sobre las cosas simples: gustos en común, lugares preferidos, historias que cada uno llevaba consigo.

Larissa tenía una manera particular de apreciar las pequeñas cosas. Mientras caminábamos, observaba los detalles de los edificios antiguos o se detenía a contemplar las flores en el jardín de la plaza. Su manera tranquila de ver el mundo me agradaba.

En uno de esos días soleados Larissa me dijo recordaba la reputación que yo tenía entre los profesores, y que se percató de probablemente no acababa a la autoridad porque no me trataban de adulta. No estaba lejos de la verdad, pero se simplifica en que no me gusta que me digan que hacer, pero crecer y ser adulto es acatar estas normas.

A medida que nuestras conversaciones se volvían más íntimas, me sorprendía lo fácil que era hablar con ella. La confianza que parecía emerger en cada charla me hacía sentir cómoda y en confianza. Algo que no hubiese esperado en lo apsoluto pues Larissa tenía ese don de intimidar a cualquiera con su mirada.

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𝙽𝚘 𝚖𝚎 𝚒𝚖𝚙𝚘𝚛𝚝𝚊 | 𝙻𝚊𝚛𝚒𝚜𝚜𝚊 𝚆𝚎𝚎𝚖𝚜 𝚇 𝙵𝚎𝚖 𝙾𝙲Where stories live. Discover now