Cap. 4

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Pov Larissa

Estaba cansada, el papeleo era abrumador, me mantenía concentrada, dieron las siete, no podía más, dos días encerrada en la oficina sin tregua. Necesitaba un respiro, una pausa en la Cafetería La Veleta, algo ligero, sabiendo que la cena era en unas pocas horas.

Al rato ya estaba allí sentada, la campanilla tintineó y al alzar la mirada, ahí estaba ella, deslumbrante como siempre.

-Larissa, ¿Qué tal?- preguntó con una sonrisa que iluminaba su rostro, tras ordenar su café.

-Decidí tomar un breve descanso. ¿Y tú?-

-Terminé mis clases, quería pasear un poco por el pueblo, necesitaba despejarme- respondió, luciendo algo desalentada.

-¿Te gustaría acompañarme?- le ofrecí con una sonrisa.

-¡Claro! Sería maravilloso. Además, quería preguntarte sobre la feria.

Nos instalamos en la terraza, dialogando sobre distintos temas. Le compartí detalles sobre la feria, notando cierta desilusión en su expresión.

-Parece que te estás adaptando muy bien a tu nuevo trabajo, Elena. Los alumnos deben apreciar tener una profesora como tú.

-Sí, disfruto mucho de mi labor. Aunque debo confesar que algunos de ellos son un tanto desafiantes-

-¿Cómo tú?- me miró sorprendida, nos encontramos a reír.

La tarde se desvaneció mientras compartíamos y disfrutábamos del ambiente sosegado del pueblo. Elena anhelaba un respiro y quería conocer algunos lugares interesantes. La guié hacia un parque cercano y una pequeña librería, sabía de su afición por la lectura.

-este lugar tiene una selección maravillosa de libros. Si algún día deseas pasar un rato tranquilo, te recomiendo que vengas aquí.

-Definitivamente lo tendré en cuenta. Me encanta descubrir nuevos libros que me inspiren. Gracias por la recomendación.

Pov Elena

Los días que siguieron transcurrieron sin sobresaltos. Me dediqué a mis quehaceres, preparé mis clases y me esforcé por ofrecer lo mejor de mí como maestra. A pesar de los desafíos, me sentía satisfecha con mi labor y disfrutaba cada día en la academia.

Una tarde, mientras organizaba materiales en el aula trece, Larissa ingresó con una sonrisa luminosa.

-Elena, tengo una propuesta para ti. ¿Te gustaría acompañarme este fin de semana a supervisar a los alumnos en la feria del pueblo?

-Claro, me encantaría ayudarte- le dije con una sonrisa, disfrutaria mucho ese tiempo con Larissa, pero no tenía muchas ganas de ir a la feria.

Pov Larissa

Esperaba el fin de semana con entusiasmo, ansiosa por compartir este evento especial con Elena. Había decidido llevarla como acompañante, sabiendo que su relación con los alumnos sería más efectiva que la mía, y para que voy a mentir, para pasar más tiempo con ella.

Cuando llegamos al lugar, Elena se vio la animada atmósfera que envolvía la feria. Había puestos de comida, artesanías y actividades para todas las edades. La música y las risas llenaban el aire, creando una energía vibrante y acogedora. La veía melancólica.

-Eso es muy diferente de lo que estoy acostumbrada, pero esta muy bien- expresó con una sonrisa, aunque sabia en que estaba pensando.

Exploramos los diferentes puestos, probamos platos locales y disfrutamos de las presentaciones en el escenario principal. Me alegraba poder compartir ese momento con ella.

A medida que avanzaba el día, sentí que nuestra amistad se fortalecía. Elena era una compañera maravillosa, auténtica y genuina. Me encantaba compartir este evento especial con ella, ver su entusiasmo y sentirme parte de su mundo.

Los alumnos se comportaron admirablemente durante la feria, siguiendo las instrucciones y disfrutando del evento. Todo transcurrió con una tranquilidad que me sorprendió gratamente.

El festival llegó a su fin con un espectáculo de fuegos artificiales, iluminando el cielo nocturno con colores brillantes y emocionantes. Nos quedamos allí, maravilladas por la belleza del momento.

Más tarde, en mi habitación, me encontraba sumida en pensamientos. No podía negar que mi corazón latía con fuerza cada vez que Elena estaba cerca. Su presencia, su sonrisa, su forma de ser encantadora habían capturado mi atención desde que la conocí. Sin embargo, era consciente de las barreras y dudas que se interponían en mis sentimientos hacia ella.

No podía permitirme enamorarme de Elena. Era inapropiado, además de ser mi profesora, tenía diez años más que ella y temía que mis emociones arruinaran nuestra relación profesional.

Cada vez que recordaba los momentos compartidos, sentía una calidez en mi pecho y una sensación de felicidad que no podía ignorar. Había algo especial en la forma en que Elena me miraba, en cómo nuestras conversaciones fluían con facilidad y en la conexión única que compartíamos.

Pero, al mismo tiempo, me invadía el temor. Temía arruinar nuestra amistad o decepcionarla si mis sentimientos no eran correspondidos. No quería perder la conexión especial que habíamos construido.

Decidí mantener mis emociones ocultas y enfocarme en mi trabajo. Lo más prudente sería disfrutar de nuestra amistad sin comprometer nuestra relación profesional.

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Uff, que ganas de feria

𝙽𝚘 𝚖𝚎 𝚒𝚖𝚙𝚘𝚛𝚝𝚊 | 𝙻𝚊𝚛𝚒𝚜𝚜𝚊 𝚆𝚎𝚎𝚖𝚜 𝚇 𝙵𝚎𝚖 𝙾𝙲Where stories live. Discover now