BLOODY CAMP ୨⎯ 𝗖𝗼𝗯𝗿𝗮 𝗞𝗮𝗶

las últimas supervivientes

Tory y Sam seguían corriendo por sus vidas, en mitad de la carretera esperando buscar algo, pero no había absolutamente nada, es como si estuvieran en mitad de un bosque sin salida, las piernas de ambas estaban fallando, sus pies dolían, cada vez tenían menos fuerzas, los cuatro días sin comer o beber agua hacían su efecto. No podían mirar atrás, no sabían dónde se habían escondido los otros dos asesinos, estaban aterrorizadas, pero por lo no estaban solas, ya que se tenían la una a la otra. Sam paró de correr ya que sentía que su corazón iba a fallar en cualquier momento.

Tory paró unos pasos más delante, la miró con el ceño fruncido. - No podemos parar, ya queda poco, pronto encontraremos la gasolinera.

Sam no se movió, pero algo hizo que en su mente hiciera "click". - ¿Gasolinera? quién dijo eso. - Se acercó a Tory y la agarró de los brazos con fuerza. - Tory, quién dijo lo de la gasolinera, ¿Fue Miguel?.

La morena estaba empezando a sonar como si estuviera loca, incluso Tory sintió algo de miedo por ese agarre. -¿Qué coño importa Larusso? Tenemos que encontrar la puta gasolinera, pero a este paso nos matarán, sabía que en Miyagi-Do erais flojos pero no esperaba tanto.

La rubia iba a empezar a correr de nuevo, pero Sam la detuvo.  - ¿No te das cuenta? Miguel dijo que había una gasolinera, el mismo que resultó ser un puto pirado, el quería hacernos creer que había una, quería darnos falsas esperanzas ¿Es que no te das cuenta? ¡Estamos en mitad de la nada! no hay gasolinera, ni personas, ni teléfonos, ni cobertura, ¡absolutamente nada! vamos a morir de hambre, deshidratacion o tal vez moriremos por culpa de esos dos psicópatas.

Tory negó una y otra vez, no podía ser así, eso no podía ser su final, Sam seguía desvariando y diciendo que iban a morir, la rubia no podía más. - Sam para, por favor cállate. 

Pero ella no podía parar, su cabeza entró en un bucle, la rubia no tuvo otra opción, sacó la pistola del pantalón y apuntó a Sam. - Cállate ahora mismo o te juro que te volaré los sesos igual que Hawk hizo con Hannah, ¿me escuchas?, no me importa si no hay gasolinera, no voy a dejar que esos hijos de puta nos maten, esto es un bosque y hay carretera, en algún momento un coche pasará o alguien haciendo senderismo, pero nosotros no podemos seguir escapando, tenemos una pistola, sabemos pelear, y tenemos ventaja.

Sam la miró intrigada. - ¿Ventaja? a qué te refieres.

La rubia bajó el arma y la volvió a guardar en la parte de atrás de su pantalón. - Ellos esperan que nosotros escapemos, pero seguro que saben todo este bosque de punta a punta, pero lo que no se esperan es que peleemos de vuelta, piensan que somos unas simples niñas asustadas queriendo huir, pero vamos a demostrarles todo lo contrario, haremos todo el ruido posible para que vengan, y cuando los tengamos dónde queremos, empezará la fiesta.

Ninguna de las dos estaban en su momento más cuerdo, pero en algo Tory llevaba razón, los asesinos esperaban que estuvieran indefensas, el factor sorpresa estaba en su poder.

A la ojiazul le costó pero acabó aceptando. - ¿Hacer ruido? Tengo una idea.

- Me encantaría escucharla. - Dijo Tory sonriendo.

- Tenemos que volver a la cabaña, pero no para escondernos o esperarlos, has dicho que tenemos que "hacer ruido" ¿que más ruido que quemarla? ese es todo el ruido que debemos hacer, cuando vean el fuego, algo totalmente inesperado, vendrán a por nosotras, nos esconderemos y esperaremos, cuando estén los dos será el momento en el que atacaremos.

El plan era sin duda bastante suicida, ¿Pero que podían perder? absolutamente nada, era eso o morir de hambre y cansancio.

Ambas se dirijieron de vuelta a la cabaña, hicieron el menor ruido posible, se aseguraron que no hubiera nadie, se dieron cuenta de las pisadas hacia la puerta, habían estado allí, un rastro de sangre se dejaba asomar por la puerta, ambas se miraron horrizadas.