- Xiao Zhan va a casa de su tío Wang en sus vacaciones de verano, el joven Xiao no sólo descubre que su tío es el hombre más jodidamente apuesto, sino, que también descubre nuevas prácticas y le enseña el "mundo real".
Mientras uno en su inocencia...
Un nuevo día había comenzado, dos amantes se encontraban desnudos en una cama luego de tener una ajetreada noche.
Yibo se sentía tan feliz, su pequeño finalmente era suyo por completo y sabía tan malditamente bien, de sólo pensar se sentía tan caliente nuevamente.
Se alegraba tanto de darle esos días libres a la señora Mei para que vaya con su hija, de otro modo no podría disfrutar tan bien de su bebé como lo hizo anoche.
Yibo quien miraba el techo pensado con una sonrisa en el rostro se giró hacia Zhan para acariciar su rostro y acomodar su cabello.
Hermoso, un bello ángel.
Su Zhan era un ángel tan puro y bonito, lo amaba tanto.
Siguió jugueteando con sus mejillas y marcando sus fracciones, Zhan se removió un poco por el contacto y abrió sus ojitos lentamente mientras pronunciaba con un puchero:
— Te amo, A-Yi.
Yibo sonrió por esto y beso su frente luego de murmurar un "Yo también te amo". Ambos se sentían muy felices y se alegraban que a pesar de los lazos familiares en nombre que los une eso no impedía el que se amen.
Zhan se acomodó aún más entre los brazos de Yibo y pregunto.
— ¿ahora... mhn.. ahora A-Zhan está embarazado?.
Yibo río y volvió a besar a Zhan acariciando sus brazos mientras lo miraba con amor.
— ¿Qué es gracioso, A-Yi? Dijiste que me enseñarias a hacer un bebé y hicimos 'eso'. — dijo algo tímido con las mejillas sonrojadas y siguió. — entonces, así se hacen los bebés y ahora estoy embarazado.
— Amor, no funciona de ese modo. — beso sus ojitos.
— ¿No?.
Yibo negó y empezó a profundizar el beso y sus acciones.
— Pero podríamos romper las reglas de la vida y creación e intentar tener uno.
A Zhan le brillaron los ojitos y se dejo influir por Yibo completamente.
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Pasaron algunos meses y todo seguía su curso normal, si le llaman normal a follar todos los días. Wang le gustaba mencionar que tenía una vida ajetreada en el trabajo, una vida malditamente ajetreada en el trabajo de hacer el amor todos los días con su pequeño.
Placeres de la vida.
Ambos vivían sus días llenos de amor, disfrutando de la compañía del otro y siendo felices mutuamente.
El único drama era...
— A-Yi quiero un bebé.
— Tu ya eres un bebé, cariño.
Zhan hizo un puchero y se cruzó de brazos.
— No es justo, yo soy tú bebé pero yo quiero un bebé para mí.
