Capitulo 39. Hermano hermano

21 2 1
                                    

— Eduardo.

"Esto ha escalado mas de lo normal... " pensé mientras caminaba a la entrada de mi casa después de un día agitado en el trabajo, no había dejado de pensar en lo que Daisy me confeso... Es una revelación impactante, pero aun así no pretendo abandonarla por eso... "Lo que sucedió es culpa de otro."

Abrí la puerta de mi casa y ahí estaba mi padre acomodando platos apilados en la mesa mientras tarareaba una melodía que el mismo invento. Ayer viajo tres horas para visitarnos y cuidar de la casa por que he estado llegando tarde por trabajo.

— Hola hijo — me saludo alegre — ¿Cómo te fue?

— Todo bien la verdad, gracias por recoger a Timothy de la escuela — debo tener una sonrisa muy tonta.

— Ya sabes que no es nada — me miro frunciendo el ceño — ¿Porqué tan sonriente? — pregunto en un tono pícaro.

Deje mi mochila y me rasque la nuca apenado — Es que — me reí y lo mire — estoy muy feliz, que feliz... Soy muy dichoso — puede sonar exagerado, pero es verdad.

— Haber, haber — se sentó en una de las sillas y me hizo una seña de que me sentara — cuéntame todo hijo.

"Papá siempre tan chismoso"  me senté a su lado — Pues me gusta una mujer.

Me miro con una gran sonrisa — ¡¿Enserio?! Y ¿Cómo es? — pregunto exaltado.

— Es — me puse colorado y mi corazón empezó a latir — una persona alegre, trabajadora — mi sonrisa se agrando — divertida, atenta y muy hermosa.

Mi papá sonría con mucha emoción y el brillo de sus ojos parecían constelaciones — ¡Ay! ¡Por fin tendré una nuera digna de mi hijo!

"Este hombre" mis mejillas se pusieron como tomates y exclame — ¡Papá! Apenas estamos comenzando y es decisión de los dos.

El río casi a carcajadas — Lo se, lo se — me dio una suave palmada en el hombro — estoy feliz de que te des una nueva oportunidad en el amor.

"Una nueva oportunidad... " — No es como si no lo hubiera intentado pa, solo que simplemente no se dio antes.

— Quizás, pero quedaste muy tocado por esa... — bufo — persona y te pusiste una armadura en tu corazón por miedo a que... Lo lastimaran.

Razones no le puedo quitar... En mi mente aun esta presente la figura de esa mujer alejándose por la calle mientras yo cargaba en mis brazos a un bebé que lloraba por la ausencia de brazos maternales. "Aun que en realidad nunca lo llego a sostener."
Exhale con pesar creyendo que había dejado eso completamente atrás, pero es como una cicatriz profunda en mi pecho.

— Perdón hijo no quise sacar el tema — me toco la mejilla con cariño — estoy muy contento del avance que has dado.

Sonreí a su tacto gentil, es un hombre mas bajo que yo y creerías era un carnicero que participo en algún conflicto militar por su mirada seria o su cuerpo corpulento lleno de bello, pero es un hombre jubilado de medicina pediátrica que ahora se dedica a ser amo de casa.

"Pediátrica... Es cierto." — Solo que... Hay algo mas, algo muy complicado.

— ¿Qué sucede?

Tome aire y simplemente lo dije — Ella esta embarazada.

Mi padre me miro con sorpresa, pero no parecía ni ofendido o disgustado — ¿Enserio? ¿Quizás un embarazo no planeado?

Como quisiera que fuera solo eso... — No, es mucho mas grave — suspire — A ella la agredieron.

El silencio inundo la sala, la cara de mi padre era de conmoción y parecía que quería llorar por que el brillo de sus ojos había disminuido — Debió ser horrible — se interrumpió — no, eso es horrible.

Lagrimas de MargaritasOnde histórias criam vida. Descubra agora