II

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Al día siguiente me quedé sola en casa, no había nadie, tardé en despertar unos 10 minutos, no era muy temprano pero igualmente se me hacía pesado, pero cuando conseguí abrir completamente los ojos e incorporarme me encontré con una nota de mi hermana que decía lo siguiente:


''Hola Dallie, perdón por no avisarte, pero hemos tenido que salir mamá, papá, Len y yo. Te había visto tan dormida que me daba pena despertarte, volveremos por la tarde noche, no es nada importante, prometo que te compensaremos. Te quiero hermanita.''


No me importó mucho, de todos modos ese día no me apetecía mucho salir, así que no me venía mal un día de descanso. Me levanté y fui al baño. De forma perezosa me lavé los dientes -no solía desayunar así que tampoco influía mucho-, me peiné dejando mi cabello pelirrojo suelto, y salí en busca de algo que ponerme. Opté por una falda blanca y un top gris que ponía el nombre de mi banda favorita, Linkin Park.

Cogí mi móvil que lo había puesto la noche anterior a cargar, me puse mis zapatillas de andar por casa con forma de vaquitas y bajé las escaleras. Me senté en el sofá esperando a que sucediera algo lo suficientemente divertido como para entretenerme de alguna manera. Me puse la tele buscando cualquier canal que me despejara. Tras cinco minutos no encontré nada, así que la apagué, me puse unas deportivas blancas y salí a dar una vuelta por el vecindario, me lo conocía de sobra, pero me aburría demasiado, jamás pensé que echaría tanto de menos a mis hermanos.

Decidí llamar a Conrad, mi mejor amigo, era mi única escapada antes de asesinarme.


-¿Qué hay enana?- me contestó al instante.

-Menos mal que has contestado, estoy al borde de la locura y por añadir algo, del suicidio.

-Nos harías un favor a muchos.

-¿Cómo?

-Es broma, dime, ¿qué pasa?- Me dijo con un tono dulce. Conrad tenía una voz muy angelical, era algo que me encantaba de él. Transmitía mucha paz.

-Mis hermanos y mis padres me han dejado completamente tirada. Aisha me ha dejado una nota diciendo que se habían ido y volverían por la tarde noche, un día entero sola. ¿Qué hago para entretenerme? ¿Tirarme de un quinto piso?

-Relaja fiera, no te vas a tirar de ningún lado.- Puse los ojos en blanco.- Quién sabe, es posible que tuvieran algo importante que hacer. No le des muchas vueltas.

-Bueno, escúchame, voy a volver a casa ya, tengo que comer aún y no tengo ni idea de que voy a hacer.

-¿Pasta?

-Buena aportación, gracias.

-De nada.- Dijo y se pudo escuchar que soltó una pequeña carcajada.


Después de eso colgué y me guardé el móvil en un pequeño bolsillo que tenía la falda. Me quedé mirando a la nada por un momento hasta que escuché una voz.


-¿De un quinto piso decías? Yo quiero ver eso.- Pegué un salto del susto en el que tropecé y si no fuera porque tenía un muro delante me habría caído de bruces al suelo.

-¿Nunca te han dicho que cotillear en conversaciones ajenas es de mala educación?- Dije en un tono enfadado.

-Si no estuvieras apoyada en el muro de mi casa mientras hablas posiblemente no hubiera escuchado nada.-Dijo apoyándose en el muro quedando más cerca mía.


Si no me equivocaba era el nuevo amigo de Len, ¿Anderson se llamaba?, bueno, no me importaba en absoluto la verdad. Solo quería irme a comer tranquila. Me giré para irme pero me volvió a parar su voz.


-Disfruta de tu pasta.

-Espera, ¿cómo lo has oído?

-Tengo buen sentido de la audición.

-Cotilla

-Repito, si no hubieras estado apoyada en mi muro no hubiera escuchado nada. Técnicamente es tu culpa.

-Idiota.- Dicho eso me giré y me fui.


Al entrar en casa no paraba de darle vueltas a lo ocurrido, ¿cómo podía ser tan capullo?. Me quité los zapatos en la entrada y me puse otra vez los de andar por casa. Me hice un plato de pasta con queso, algo sencillo, tampoco me apetecía tanto elaborar algo en condiciones. Me senté en el sofá y puse el plato en la mesa, estaban echando una telenovela turca, me quedé embobada mirando la serie.

Al terminarme la comida dejé el plato en el fregadero y me quedé viendo la televisión. Me pasé varias horas mirándola, era adictivo. Sobre las cinco o seis de la tarde me quedé dormida, se me pasó la tarde entera. Para cuando desperté tenía una manta muy fina por encima, y la puerta de la terraza estaba abierta por lo que entraba corriente. Me levanté y miré la hora. Mierda... las nueve de la noche. Me había pasado la tarde entera durmiendo.

Supuse que mi familia ya habría llegado. Subí a mi cuarto sin mucho interés, me tumbé y me puse a leer un rato. A los quince minutos más o menos alguien tocó la puerta.


-Adelante.- Dije sin apartar la vista del libro.

-Hola Dal, perdón por dejarte sola, -entró Len, se sentó en el borde de mi cama y me extendió una bolsa- toma, para compensar.

-¿Qué es?-La cogí con cara de intriga pero con una sonrisa que no pude evitar.

-Ábrelo.


Habían dos libros, no los conocía pero tenían muy buena pinta. De forma instantánea se me elevaron las comisuras de los labios, a mi cualquiera me podía comprar con libros.


-Disculpas aceptadas.-Dije en un tono gracioso.

-Menos mal.- Soltó una pequeña risa y se acomodó conmigo en la cama.- Por cierto, veo que te has hecho amiga de Ander.

-¿De quién? ¿De ese capullo alto entrometido?

-Buena definición oye.

-Es la verdad, vaya maleducado. - Tras decir eso soltó una carcajada que se me contagió y salió de mi habitación.


Me levanté para guardar los libros en mi estantería. No tenía mucha hambre así que me puse el pijama y repetí exactamente lo mismo que por la mañana, solo que para dormir me hice una trenza mal hecha. Salí del baño, dejé el móvil cargando en la mesita de noche y le escribí un mensaje a Len.

''Cenar sin mí, no tengo mucha hambre, me voy a dormir, estoy bastante cansada''

Mensaje al que respondió con un ''vale, buenas noches''. Apagué la luz y me fui a dormir, no me sentía del todo bien.

Te Quiero Mucho MásWhere stories live. Discover now