VIII

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Pasaron unos días, y recibí un mensaje de Steve. Me resultó raro, pensaba que sería el típico que conoce a una chica en una fiesta y después se olvida de ella.


S- Eyy, ¿qué tal? ;).

D- Holaa, muy bien, aunque con bastante calor. ¿Qué tal tú?

S- Un poco de lo mismo, ¿te apetecería quedar esta tarde?


Miré la pared extrañada por un momento, todo esto me parecía rarísimo.


D- Ojalá, pero mis padres van a hacer una barbacoa con los vecinos. 

S- Vaya :(.

D- Espera, pregunto si te puedes venir. ¿Te parece?

S- Genial.


-¿Steve Kent? ¿El diseñador de moda mundialmente famoso que tiene un dineral y todas babean por él? -dijo mi hermana, que estaba sentada en la mesa de la cocina escuchando todo.


-Ese mismo, cotilla.


-Claro cariño, invítale. Cuantos más mejor.


-Gracias mamá -le di un beso en la mejilla y le sonreí.


Después le volví a escribir.


D- Dicen que sí :), ¿a las cuatro en mi casa?

S- Genial, pásame la dirección.

D - *dirección adjuntada*


Dejé el teléfono y fui a la zona de la biblioteca para leer un rato. Aunque llegó Smoothie y me desconcentró, así que decidí dejar el libro y salir con el de paseo. Me dirigí a la entrada de casa, cogí las llaves, y le coloqué el arnés con la correa. Le dije a mi padre que si preguntaban por mi les dijera que estaba fuera y le di un abrazo. 


El paseo al principio se me hizo corto, llamé a Charlotte y estuve hablando con ella durante un rato, hasta que me tuvo que colgar. Volviendo a casa me crucé con un hombre, de aproximadamente 50 años, que me miró de arriba a abajo, me sonrió y me silbó. 


-Vuelve a silbarle y te juro que te coso los labios haciendo que no puedas volver a abrir la boca ni para silbar ni para decirle nada a ninguna tía de la calle. Así que lárgate.


Me giré elevando las cejas asombrada, aquel hombre se fue rápido sin decir nada y vi a Anderson venir caminando hacia mi.


-Gilipollas -dijo mirando a aquel hombre que casi había desaparecido.

-Cuanta maldad tenemos en nuestro interior, ¿has probado a meditar?

-¿Y tu a callarte la boca de vez en cuando?

-Borde de mierda -le respondí siguiendo mi camino dejándole atrás. 


Llegué a mi casa, dejé las llaves en el armario y le quité el arnés a Smoothie, quien se fue corriendo hacia el salón. 

Salí al patio, mi padre estaba colocando las mesas y las sillas solo.


-Ey, ¿qué haces solo? Déjame ayudarte -le dije cogiendo dos sillas del garaje. 

-Gracias cariño.


Terminamos de juntar tres mesas pequeñas y poner sillas.


-Creo que nos hemos pasado con las sillas papá.

-¡Oye! que mis amigos imaginarios también están invitados, se van a enfadar contigo como te hayan escuchado -me tapé la boca en seguida.

-Uy, lo siento amigos de papá, nadie me había avisado -comenté al aire como si alguien me fuera a escuchar.


La verdad que mi padre tenía un sentido del humor un poco roto, pero igualmente me gustaba mucho reírme con él y seguirle las gracias. El y yo entramos y chocamos los cinco.


-Somos un equipo increíble. 

-Cariño, ¿has visto la fuerza que tiene Dallie? Es Wonder Woman- le dijo a mi madre acercándose a ella y dándole un beso, yo posé sacando músculo haciéndome la guay.

-¿Ah sÍ? pero, ¿cómo se va a salvar de esto? -mi hermano se levantó y me cogió como a un saco de patatas.

-¡Len!¡Papá ayúdame!

-Confío en que mi Wonder Woman consiga vencer al villano.

-Bueno, pues el villano se va a llevar un lápiz en el ojo como no me baje -mis padres se rieron cogidos de la mano, y se miraron como si estuvieran en una película romántica. 


Mi hermano acabó bajándome y tocaron el timbre.


-¡Voy yo! -corrí hacia la puerta para abrirla pensando que era Steve, y en cuanto vi quien era la cara se me cambió- Anderson. 

-Ya se que soy guapísimo, pero no hace falta que pongas esa cara de disgusto.

-¿Qué tiene que ver una con la otra? -me eché a un lado para que pasaran, y después cerré la puerta.

-Nada, pero quería recordarte que era guapísimo.

-Cuidado con pisarme la alfombra señor guapísimo, no vaya a ser que empiece a brillar.

-No te preocupes, que se controlar mi belleza.


Apareció mi hermano, chocaron las manos y fueron al patio. Todavía quedaba media hora para las cuatro, aunque se pasó rápida. Steve me escribió de que estaba fuera, así que salí. Le saludé con una sonrisa y un abrazo y le invité a pasar. 

Mi padre empezó con la barbacoa, mientras nos sentábamos todos. Mi hermana evidentemente babeó un poco al ver a mi amigo, pero él se rio y se quedó hablando con ella un rato.

Después mi padre nos sirvió la comida y nos pasamos la tarde riendo y jugando a juegos de mesa todos. Hasta que se nos hizo super tarde y se fueron los vecinos y Steve. Cuando salió por la puerta mi madre me miró con una sonrisa pícara.


-Cariño, ¿no crees que haríais muy buena pareja ese chico y tú?

-¡Mamá!

-Es verdad, os he visto muy pegaditos, además es famoso, es el chico perfecto -soltó mi padre poniéndose al lado de mi madre.

-No me va todo ese rollo, gracias.


Subí a mi habitación después de reírme con mis padres, puse el teléfono a cargar y dejé pasar a Smoothie para que durmiera conmigo. Él se subió a la cama y yo entré para ducharme. Me di un largo baño y salí poniéndome el pijama. 


-¿Estoy guapa? -di una vuelta modelando mi pijama de todos los días. Smooth me ladró y me lancé a darle besos y mimos. 


Después nos acostamos los dos, él se quedó frito al momento, pero como no hacerlo si yo estaba acariciándole suavemente la cabeza, me habría quedado sobadísima hasta yo. Al final me quedé dormida abrazada a mi perro. Fue un día tranquilo pero alborotado.


Te Quiero Mucho MásWhere stories live. Discover now